El Nacional
Miércoles 21 de Junio de 1995
México, D.F.
ESPECTACULOS 39


Lindley y Thompson
Al calor de los besos fríos
Delia M. .

Tijuana, B. C.- Todos los martes 13 tienen algo especial: quien con trece se acuesta con trece amanece, no hay trece malo y de noche todos los trece son pardos. El martes 13 me tocó a mi la de buenas, David Lindley y Richard Thompson en el Humprey's by the sea, una vena cava superior, diseñada para complacer a aquellos que casi nada desean, complejo de restaurant bar, hotel y lugar de conciertos.

Obstinada como soy, llegué a eso de las 18:30 y tuve a bien depositarme en el bar de este controvertido lugar al que por ser muy fresa nadie me quiso acompañar. En la barra me encuentro a un fan de Richard, que al igual que yo, lo vió en septiembre del año pasado en Street Scene, una especie de Mardi Gras californiano en el centro viejo de San Diego.

Con una hora antes logré obtener un magnífico asiento para ver a los dobles dúos dinámicos. El concierto lo abrió el equivalente al Beavis & Butthead de la llamada world music, David Lindley y Hani Naser;el primero, un viejo conocido mío, como músico de sesión y el segundo, una noticia grata en forma de percusión.

Acoplados hasta el mas mínimo respiro, esta pareja no necesita hablar para entenderse. La tabla de Naser hace el Butthead perfecto al Beavis de la guitarra y la peculiar voz del Sr. Dave que, diminuto y en el conjunto de polyester mas "coolísimo" que he visto este verano que todavía no empieza, nos abrió el apetito con "Meat Man", pieza que Lindley dice que oyó por primera vez en un 8 track de Jerry Lee Lewis, lap steel de la mas pura hibridización, mezcla perfecta de zydeco-hawaiano-hindú y New Orleans, producto de las malas compañías y los viajes.
Después de una rola dedicada a Jimmy Hoffa, Lindley , que es de Pomona, California, toca "Tijuana" de J.J. Cale: "Tijuana al sur de San Diego, land of broken dreams/gringo llévame del otro lado, pásame como tu hija/trabajo por una peseta".
Lindley para la última parte del concierto, saca un instrumento turco que parece un palomero de mango largo. Al tocarlo da un sonido entre bajo y violín en ácido, y lo utiliza para tocar "Well, Well, Well" y "Cottonmill Blues", con la que se despide para regresar acompañado de Richard y Danny Thompson que se avientan una paloma de "Brother John" con duelo de guitarras y percusiones. Paroxístico.

�Richard Thompson hace muchos gestos cuando canta, seguramente para soportar toda la carga emocional de sus canciones. Este trovador del azote salió a las nueve en punto. Junto con Danny, que toca el tololoche de tal forma que es su propia percusión, abrió con "Turning of the Tide" de una manera por demás agresiva.
Richard es un guitarrista impecable que le gusta a la gente inteligente. Ha Grabado con Fred Frith, Henry Kaiser, Anton Fier, Loudon Wainwright III, Everything But the Girl y en los sesenta junto con Danny, en los discos de Nick Drake.
Dentro del repertorio, tocó valses, jigs y polkas que -dice-están regresando. Al quedarse solo en el escenario estrenó un par de canciones. Una creo que se llama "The warmth of Cold Kisses" y otra sobre la relación del artista con la industria disquera que en realidad era de Invisible Means.
Su coco son las canciones que cantaba con Linda (su ex) y "Walking on a Wire" muy bien se la hubiera ahorrado, pues viví momentos de pena ajena por lo pavorosamente desafinado que la cantó. Es bien sabido que a Thompson no le gustan las grabaciones en vivo, su Small Town Romance Live/ Solo in New York lo mandó retirar del mercado por la cantidad de gallos que se avienta. A m� me parece un disco delicioso.
No sé si el rollo contra los bateristas es pose, porque percusivamente la hace con Danny, y cuando éste regresa al escenario se aventaron "I Misunderstood", "Razor Dance" y una versión "cajunísima" de "Valerie", que marcó el primer final de la noche.
Mucho mas herméticos que el año pasado, Richard está en una excelente condición como cantante, y esto lo demostró en el bis de "Dimming of the day" que me agarró mal parada y a punta de lágrimas me hizo que me tragara mis palabras acerca de las canciones de Linda.

No hay que estar enamorado para ver a Richard Thompson, un romántico irremediable que congrega a los solitarios de la comarca como yo. Al salir del concierto siento congelado el corazón, el peso de la noche y la ausencia del calor de besos fríos.

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