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Consideraciones acerca del método Palmer
De maestro a discípulo

Léanse y estúdiense con detenimiento estas tres páginas de advertencias, antes de empezar a aprender y practicar. La lectura de estos sencillos consejos puede ahorrar muchas horas, semanas y acaso meses de práctica infructuosa

EL METODO PALMER no es un cuaderno de escritura sino un texto de caligrafía práctica, y como tal debe considerarse y estudiarse. Las instrucciones que contiene constituyen una conversación directa del autor con el estudiante y han sido redactadas en la misma forma que él emplearía si estuviera enseñándole personalmente. Dichas instrucciones revisten aun mayor importancia que los modelos pues indican la manera de desarrollar y emplear el movimiento muscular al escribir. Quien no las siga fielmente irá directamente al fracaso.

Todo alumno que ha seguido rigurosamente el plan desarrollado en el Método Palmer ha llegado a escribir correctamente. Aquellos, en cambio, que han dejado de estudiar en primer lugar las instrucciones impresas, observándolas al pie de la letra, han fracasado parcial o totalmente. El fracaso puede y debe evitarse.

Para millares de jóvenes de ambos sexos el Método Palmer de Caligrafía Comercial ha sido el sésamo que ha abierto las puertas de las oficinas comerciales en que han llegado a alcanzar envidiable posición gracias a sus excelentes servicios.

En centenares de escuelas en que se ha estudiado y dominado por completo el Método Palmer, el tiempo dedicado a los ejercicios de ortografía y composición, exámenes y otros trabajos escritos, ha sido reducido a menos de la mitad, pudiéndose utilizar con ventaja para otras lecciones el tiempo de esta suerte ganado. Al principio, acaso sea preciso ejercitarse con más frecuencia mientras se adquieren la posición correcta, la soltura necesaria, la manera conveniente y cómoda de tomar la pluma, así como la costumbre de utilizar debidamente los movimientos musculares; pero el tiempo que de tal modo se gaste quedará más tarde ampliamente compensado en todos los trabajos escritos.

La escritura por medio del movimiento muscular del brazo requiere una posición correcta y saludable, una columna vertebral bien recta, la vista bastante alejada del papel para excluir todo riesgo de cansancio y los hombros colocados ambos a la misma altura. Esos requisitos por sí solos deberían servir de aliciente a todos los niños para tratar de dominar un sistema a la vez de caligrafía y educación física cual es el que se presenta en las páginas que siguen, tomando en cuenta que no es posible escribir correctamente con el movimiento muscular mientras se conserve una posición desgarbada y poco saludable o con los músculos rígidos y forzados.

Los ejercicios de óvalos y rectas no tienen por fin sino el preparar al alumno para la escritura correcta y ayudarle a adquirir el dominio muscular necesario para un estilo de escritura rápida, cursiva y bien clara.

Una vez que el alumno ha aprendido la posición correcta, la manera adecuada de tomar la pluma y el modo de valerse del movimiento muscular para hacer un óvalo de dos espacios bien compacto, ya se encuentra preparado para empezar a practicar la escritura correcta. Muchos son los que creen haber aprendido a escribir bien una vez que han logrado ejecutar los ejercicios más fáciles con la rapidez adecuada, en la posición correcta y con el ritmo requerido. Ese no es en realidad sino el punto de partida de la caligrafía, el cual debe ser inmediatamente seguido de la práctica en la escritura de palabras hasta lograr el empleo del movimiento muscular en todo trabajo escrito.

El estudio y la práctica deben marchar de consuno si se quiere obtener los mejores resultados en el menor lapso, de tiempo posible. Mantenga el libro abierto ante sus ojos mientras se ejercita; estudie y compare a menudo con el mayor cuidado, su trabajo con los modelos del texto si desea adelantar rápidamente.

Sus letras, palabras y frases deben ocupar en el papel el mismo espacio que ocupan en el texto. Antes de empezar a practicar, estudie siempre el modelo hasta en sus últimos detalles a fin de dejar todas sus líneas bien impresas en la mente.

¿Dónde y cómo exactamente empieza el primer rasgo de cada letra? ¿ Se trata de un rasgo ascendente o descendente? ¿Cuál es la altura de la letra y cuál el ancho de sus trazos? ¿Cuánto espacio ocupa en su totalidad? ¿En qué sentido debe correr la pluma al empezar, al trazar y al terminar la letra? ¿A qué velocidad debe escribirse la letra o la palabra en cuestión? Estas son las preguntas que debe usted hacerse mentalmente en cada caso tan pronto como haya adquirido la automaticidad del movimiento muscular. Repetimos, pues, lo que antes dijimos, que el estudio debe ir siempre acompañado de la práctica si se desea obtener buenos resultados.

Los modelos escritos en el pizarrón, aun cuando sean ejecutados por un calígrafo consumado, se ven desde distintos ángulos y a distancias varias y no pueden, por lo tanto dar una impresión mental exacta.

Es de la mayor importancia que los discípulos no sólo posean cada cual un ejemplar del Manual, sino que estudien también las instrucciones impresas y se ejerciten constante y concienzudamente.

Las instrucciones claras y concisas que contiene el Método Palmer indican paso a paso lo que se debe hacer y cómo se debe hacer para adelantar de una manera segura y constante.

Millones de niños y niñas de los Estados Unidos han logrado adquirir una escritura rápida, fácil, clara y elegante, observando constante y pacientemente las instrucciones del Método Palmer de Caligrafía Comercial. Los resultados obtenidos han sido altamente apreciados por discípulos, maestros, padres y directores de escuela.

El primer paso consiste en comprender perfectamente cuál es la posición correcta. Estudie los grabados de las páginas doce, catorce y quince, los cuales representan un alumno que sabe sentarse de manera de poder hacer uso de los grandes músculos incansables del brazo, sacando de ellos el mayor provecho posible. Estudie todos y cada uno de los detalles del grabado, desde la coronilla hasta la punta de los pies. Observe sobre todo de una manera muy especial los brazos y la posición de cada uno de ellos con respecto al otro, la manera de sentarse, la distancia del cuerpo al pupitre y las posiciones de los dedos antes de tomar la pluma.

A medida que vaya adelantando y estudiando las lecciones más difíciles, vuelva a ver con frecuencia esos grabados y trate de sentarse en la misma posición en que se colocó este discípulo al ser retratado para las ilustraciones del Método Palmer. Este niño se sienta siempre de tal modo al escribir, pues sabe que sería físicamente imposible para él utilizar el movimiento muscular si se sentara en una posición desgarbada, forzada y poco saludable.

"La práctica hace al maestro," dice un viejo adagio. Ello no es aplicable sino en parte a la enseñanza de la caligrafía. La práctica bien entendida conduce ciertamente a la perfección, pero la práctica inadecuada nos conduce con igual seguridad al extremo opuesto. No es tanto la cantidad de ejercicio lo que importa cuanto la manera de ejercitarse. Millones de alumnos han perdido lastimosamente el tiempo que dedicaran a los ejercicios, por creer que lo importante era practicar mucho y no practicar como se debe.

Ninguno de los ejercicios de caligrafía imaginados hasta la fecha puede dar frutos si no va acompañado de una correcta posición del cuerpo, de los brazos, dedos, pluma y papel y si no se ejecuta con el movimiento muscular adecuado y a la velocidad exacta que se requiere.

Quien estudie las instrucciones contenidas en el Método Palmer y las observe al pie de la letra al hacer sus diarios ejercicios, no podrá menos de adelantar de manera segura, convirtiéndose muy pronto en un hábil calígrafo. Mas si por el contrario el alumno pasa largas horas practicando en posición indebida, sin la soltura muscular y movimientos adecuados, no solamente dejará de adelantar en lo más mínimo, sino que contraerá malos hábitos o arraigará más profundamente los que ya haya contraído y, en tales condiciones, las probabilidades de aprender a escribir bien irán siendo cada día más remotas.

Se ha comprobado que entre los miles de hombres y mujeres que trabajan en oficinas y escriben a mano constante y rápidamente y con excelente letra, no hay uno solo que no emplee para ello el movimiento muscular del brazo, por ser este movimiento el único mediante el cual se puede obtener una letra a la vez clara, rápida, fácil y descansada.

Hoy en día se reconoce generalmente que los cuadernos de escritura no dan sino muy mediocres resultados en la enseñanza de la caligrafía. Mientras no se tomaron en cuenta la posición correcta, la soltura muscular, el movimiento fácil y descansado y una regular velocidad, directores de escuela y maestros mostráronse satisfechos de los citados cuadernos. Luego se vino a observar que si bien el discípulo lograba dibujar las letras con lentitud y gran precisión al copiar sencillamente los modelos grabados, cuando se le exigía una escritura continua y con letra cursiva en los ejercicios de ortografía, dictado, composiciones, exámenes, etc., los perfiles de las letras iban volviéndose más indecisos hasta llegar a asumir el aspecto de verdaderos garabatos.

Es innegable que todo sistema de caligrafía que no cultive un estilo de escritura por así decirlo automático y a la vez bien legible, fácil y descansado, está llamado por fuerza a fracasar.

La voz "cuaderno de escritura" ha venido empleándose hace años para designar un conjunto de hojas de papel encuadernadas en cuya primera línea figura un modelo o ejercicio de escritura que el discípulo debe copiar en las líneas subsiguientes. Dicho modelo es generalmente trazado a lápiz con el mayor cuidado, y luego mejorado mecánicamente mediante un método de reproducción especial por grabado a mano.

Existen también cuadernos cuyos modelos, escritos a mano y luego fotograbados, ofrecen ciertamente algún aspecto de escritura por movimiento muscular, mas tales cuadernos, hechos según el mismo método que los anteriores, envuelven en realidad aquellos mismos principios pedagógicos tan contraproducentes en la enseñanza de la caligrafía. La actitud mental del discípulo que tiene ante sus ojos la página en blanco en la cual debe reproducir tan fielmente como le sea posible el método dibujado en la primera línea, es altamente perjudicial e impide todo buen resultado.

Otro sistema reciente es el que consiste en un cuadernillo con el modelo en la línea superior y a veces otro en el centro, con líneas en blanco para los ejercicios de práctica. Tales cuadernos modificados son probablemente tan perjudiciales como los anteriores. Las correctas condiciones físicas son inseparables de una actitud mental apropiada.

El Autor,


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