CUANDO LA POBREZA ENTRA POR LA PUERTA...
Dulces sueños       A cualquiera puede sucederle       El monte de las águilas       El loco de la calle
Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana       Querida Milagros
¿Hay alguien ahí?       Otra vez en casa       No hay dinero para los chicos       Son cuatro días
 
ENEMIGOS DE LO AJENO
Lejos de las leyes de los hombres       Insurrección       Mi patria en mis zapatos       Aviones plateados
Zorro veloz       Las palabras son cansancio       Soy un accidente       Los ángeles no tienen hélices
No me acostumbro       ¿Para qué sirve una hormiga?
 
Todo un hombrecito       ¿Quién eres tú?
 
COMO LA CABEZA AL SOMBRERO
Dios de la lluvia       Sara       En los árboles       La piedra redonda       A veces se enciende
Como la cabeza al sombrero       Ya no danzo al son de los tambores
Trabajo duro       Trece planetas       Llanto de pasión
 

DULCES SUEÑOS
Nada limpio a que jugar,
ni objetivos que cumplir;
tus ilusiones morirán...
días grises hasta el fin
y en tus ojos una luz se apaga.
Ojos tristes al mirar los mapas.
Ningún sitio a dónde ir,
ninguno al que regresar.
Nada que te haga reir,
nada que te haga llorar.
El amor de las viejas novelas
murmura un deseo a las estrellas.
Coge mi mano y duerme junto a mí;
si no te importa, me quedaré aquí
hasta el fin.
Sin mirarnos, sin hablar,
veremos el sol salir;
dulces drogas nos dirán
que hay un mar cerca de aquí.
Y en tus ojos otra vez la vida
tiembla en una vela consumida.
Y en el silencio te oigo palpitar;
siempre hay un alba en la que despertar.
Coge mi mano y duerme junto a mí;
si no te importa, me quedaré aquí.
Dulces sueños.
Escondidos de la noche
y de los horrores negros.
 
A CUALQUIERA PUEDE SUCEDERLE
Como las alondras por la mañanita
salgo de las sombras para ver tu carita.
Carita de lápiz, risa de grillito,
vámonos para Cádiz a comer pescadito.
Si por el camino hace mucho frío
será que San Pedro sa habrá confundido;
se habrá confundido que eso no es muy normal
que yo mucho te haya querido y que te quiere aún igual.
 
EL MONTE DE LAS ÁGUILAS
El camino hacia el río aún está casi igual;
las cuevas de los montes, la casa y el pinar.
Regresé para siempre, quién me lo iba a decir;
sueños que rajan el alma, un día por fin me decidí.
He vuelto aquí;
lo ví todo tan absurdo...
La tempestad me trajo hasta aquí,
nido de águilas...
Tras el temporal ya no es como allí,
la tierra mojada huele bien.
La tempestad me trajo hasta aquí,
nido de águilas...
La tempestad me trajo hasta aquí,
nieva en las montañas y hace sol.
Sopla una brisa fresca, ya dejó de llover.
El silencio no me abruma, la tormenta no impide dormir.
Árboles bajo el cielo, libertad de los ríos;
los tesoros de los bosques, las ardillas en los pinos.
Y me interné en el Monte de las Águilas...
 
EL LOCO DE LA CALLE
Pierdo mis defensas en los recodos de la angustia.
Busco una mirada, cada momento, en todas partes.
Mi vida no es de nadie, ni yo le pido a nadie nunca
que haga algo que yo mismo jamás haría sin dudarlo.
Y solo sé que no puedo estar;
si tú te vas, mi casa voy a quemar.
Mi chica está tan sola que busca el centro de la calle.
Su puerta y su mirada siempre abiertas de par en par.
Y sola, sé que no puede estar;
y ahora sé que se perderá.
Y al final, sólo envidia y ambición;
y ya sé que sin buscar no encontraré.
Paso al loco de la calle.
Paso al ansia de vivir.
Mi cuarto es tan pequeño que nunca encuentro sus esquinas.
Desde que tu te has ido, se ríe de mí la soledad;
te espero en los caminos y te confundo a todas horas.
Y solo sé que no puedo estar;
si tú te vas, mi casa voy a quemar.
Y al final, sólo envidia y ambición;
y ya sé que aunque busque nunca encontraré.
Paso al loco de la calle.
Paso al ansia de vivir.
 
CUANDO LA POBREZA ENTRA POR LA PUERTA, EL AMOR SALTA POR LA VENTANA
Bendeciré, sexta planta, puerta C.
En el ascensor mi vecinita huele bien.
La pobreza entra por la puerta,
el amor salta por la ventana.
Doña Foca va a la compra en zapatillas
hogar, comida y una cama.
Niños hambrientos, el abuelo nos dejó.
Ya no me besas nunca, ya no me amas.
Como voy a besarte, gorda y con bata.
En las paredes, estampas de la comunión,
jaulas con pájaros y una foto de mamá.
Otra vez sopa, caldo de sobre Sopicrem.
Tristes galletas del enano Catiplán.
La pobreza entra por la puerta,
el amor salta por la ventana.
Don Zapato lee el diario en el lavabo,
su mujer se llama Amparo.
Comida para perros, con vitaminas mil.
En la bodega dicen que no hay derecho,
con tanta celulitis, no es raro que si
la rutina entra por la puerta,
el amor salte por la ventana.
Doña Foca es una loca peligrosa,
tiene un pato en una palangana.
La pobreza entra por la puerta,
el amor salta por la ventana.
Don Zapato es un vejete espabilado,
se pasa el día en la cama.
La pobreza entra por la puerta,
el amor salta por la ventana.
Doña Foca es una loca peligrosa,
tiene un pato en una palangana.
Las gallinas picotean la basura.
Celia es tan pequeña y siempre pide arroz.
El protector de los pobres algún juguete le dió.
Su madre la vio nacer sobre paja y cartón.
Casas con techos de latón y suelos de barro,
manchas grotescas de humedad por las goteras.
Perros y niños bajo un chaparrón.
Ventanas sin cristal, entra el vendaval.
 
QUERIDA MILAGROS
Esta mañana al salir a patrullar,
hallamos muerto al soldado Adrián.
Como manda el reglamento procedimos a buscar
los objetos que llevara. Sólo hallamos esta carta:
"Querida Milagros, llevo seis días aquí.
Te echo de menos, no puedo vivir sin ti.
He visto las explosiones brillando a mi alrededor.
Tengo miedo, no lo oculto, sólo me queda tu amor.
Por ahora la suerte me ha sonreído;
necesito verte, aquí no hay amigos;
no estaría de más que alguien me explicara,
qué tiene esto que ver contigo y conmigo.
Querida Milagros, queda tanto por vivir.
Sería absurdo dejarse la piel aquí.
Querida Milagros, aún no he podido dormir.
Un sueño frío me anuncia que llega el fin.
Cuando leas esta carta háblales a las estrellas,
desde que he llegado aquí sólo he hablado con ellas.
Por ahora la suerte me ha sonreído;
necesito verte, aquí no hay amigos;
no estaría de más que alguien me explicara,
qué tiene esto que ver contigo y conmigo.
 
¿HAY ALGUIEN AHÍ?
Esto es como una prisión donde no hay nadie más que yo.
Miro hacia el exterior; me pregunto que sucedió.
Ni luces, ni ruidos, todo es muy extraño;
los coches vacíos, ¿qué ha pasado aquí?
Silencio, silencio,
sólo oscuridad... y este silencio.
Es un cuento de terror, son las ocho y no amaneció;
sólo sé que me dormí y que hacía mucho calor.
No hay chicas, ni calles, todo está desierto;
silencio, silencio... vaya situación;
ni vivos, ni muertos,
sólo oscuridad... y este silencio.
Eo! ¿Hay alguien ahí?
Eo! ¿Hay alguien ahí?
Cines vacíos para mí;
barcos de vela para mí.
Eo! ¿Hay alguien ahí?
Eo! ¿Hay alguien ahí?
Estoy llorando en el balcón... mi erizo no regresó.
Miro hacia la oscuridad...
cosas raras pero nada más.
Ni luces, ni ruidos, todo es muy extraño;
los coches vacíos, ¿qué ha pasado aquí?
Silencio, silencio,
sólo oscuridad... y este silencio.
Eo! ¿Hay alguien ahí?
Eo! ¿Hay alguien ahí?
Supermercados por vaciar.
Espárragos para cenar.
Eo! ¿Hay alguien ahí?
Eo! ¿Hay alguien ahí?
Zapatos caros sin pagar.
Conservas para merendar...
 
OTRA VEZ EN CASA
Es tan sencillo, cuando vuelvo aquí...
princesa de los recuerdos déjame olvidar que tengo miedo.
Eras la más bonita, cuando yo te conocí;
tú y la mujer pantera, solas en la oscuridad.
Es tan difícil continuar así;
princesa de los recuerdos,
ayúdame a seguir, ¡sin ti no puedo!
Después de muchos meses... en casa otra vez.
Barcos de guerra en los muelles a punto para partir.
Las banderas llorarán más allá del mar;
los hombres se destrozarán con esa crueldad que nos da el cielo.
Adiós, amigo del alma, no quiero volver jamás.
No quiero tener miedo de que todo vuelva a empezar.
Después de muchos meses... en casa otra vez.
Barcos de guerra en los muelles a punto para partir.
Los muchachos lucharán más allá del mar.
Los hombres se destrozarán con esa crueldad que les da el miedo.
 
NO HAY DINERO PARA LOS CHICOS
Es la noche de la revuelta; sube el mar hasta mi sector.
Siempre todo o nada, nunca hay elección.
Han surgido brillantes líderes, han temblado en el cielo gris.
Momentos fugaces; ahora no están aquí.
Mira ese chaval de la ciudad letal;
barrio de las paredes sucias junto al puente del río Besós.
Se comercia con los deseos y con la frustración.
Los chavales son los correos, la última generación.
Te dicen "tú tranquilo", todo se arreglará;
utilizan tu destino y tú sin querer hablar.
Pasta gansa para fundirla; por lo visto funciona así.
Yo he nacido pobre; que "pecao" cometí.
Quizá no es así... te cuento lo que ví:
casas tan altas como ataúdes, ríos podridos por la ambición.
No hay dinero para los chicos; sin dinero no saben que hacer;
eso es tan duro... querer y no poder...
Nos manejan como ellos quieren, sólo nos dejan sobrevivir,
necesitas dinero para poder vivir.
Quizá no es así... te cuento lo que ví:
casas tan altas como ataúdes, ríos podridos por la ambición.
Se comercia con las banderas y con la necesidad.
Vienen cuando no lo esperas, dirigentes no faltarán.
Te dicen "tu tranquilo", todo se arreglará;
utilizan tu destino. Me tengo que desahogar.
 
SON CUATRO DÍAS
Duerme la ciudad y en un local oscuro junto al mar
está tocando un músico de jazz.
Miras hacia mí y en tus ojos cansados puedo ver
que hay un nombre escrito de mujer.
De su guitarra se van notas de fuego;
los acordes de cristal, hacia la eternidad.
Viejas canciones de amor, viejos poemas.
Entre el humo y el alcohol, la noche suena a jazz.
Duerme la ciudad y una muchacha negra entra en el bar.
Parece borracha -a ver quién no lo está-.
Grita que los blancos huelen mal.
Años luz de soledad. Recuérdame cuando me vaya.
Besa el mar la arena gris y en la ciudad la noche canta.
Son cuatro días. La noche canta.
Sentado en un rincón mirando a dos gatos retozar.
Triste estampa ser rey de la creación,
mientras toca un músico de jazz.
De su guitarra se van notas de fuego;
los acordes de cristal, hacia la eternidad.
Viejas canciones de amor, viejos poemas.
Entre el humo y el alcohol, la noche suena a jazz.
Años luz de soledad. Recuérdame cuando me vaya.
Besa el mar la arena gris y en la ciudad la noche canta.
Son cuatro días. La noche canta...
 
LEJOS DE LAS LEYES DE LOS HOMBRES
Yo he visto las maravillas de la creación
sin ni tan siquiera abrir los ojos.
Y tu siempre has estado a mi lado,
a miles de kilómetros o entre mis brazos.
Te amo como se ama por primera vez,
cuando aún no hay constumbres.
Lejos de las leyes de los hombres,
donde se diluye el horizonte.
He visto el paraíso y el infierno
sin ni tan siquiera abrir los ojos,
y tu siempre has estado a mi lado,
a miles de kilómetros o entre mis brazos.
Te amo como se ama por primera vez
cuando aún no hay costumbres.
Lejos de las leyes de los hombres
donde se diluye el horizonte.
 
INSURRECCIÓN
¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?
Nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer.
Si lloré ante tu puerta de nada sirvió.
Barras de bar, vertederos de amor...
Os enseñé mi trocito peor.
Retales de mi vida,
fotos a contraluz.
Me siento hoy como un halcón
herido por las flechas de la incertidumbre.
Me corto el pelo una y otra vez.
Me quiero defender.
Dame mi alma y déjame en paz.
Quiero intentar no volver a caer.
Pequeñas tretas para continuar en la brecha.
Me siento hoy como un halcón
llamado a las filas de la insurrección.
 
MI PATRIA EN MIS ZAPATOS
Jamás he podido respetar esas extrañas leyes.
Jamás lo podré disimular,
luna vuela y hazme a mi volar.
Estás tan lejos de mí que a veces pienso que nunca te encontré.
Un mundo extraño, dormido, a punto siempre de estallar.
Digo que volveré, primero debo aprender a caminar.
Sin ti sobreviviré, muy lejos tu nombre me acompañará.
Mi patria en mis zapatos, mis manos son mi ejército;
nace luna fría, nace y hazme olvidar.
Mírame, soy provisional;
tú también y nadie te comprenderá.
Quédate un minuto más;
luna azul descansa y hazme descansar.
Correré y gritaré si realmente queda algo que gritar.
Lucharé y conquistaré si en verdad queda algo por conquistar.
Hablar donde las palabras mueren; mis ojos llegan más allá;
soñar, trabajo de dioses; luna vuela y hazme a mí volar.
Extrañas leyes en un mundo extraño.
Como a una niña de verdad te encontré llorando.
 
AVIONES PLATEADOS
Veo tu casa desde mi balcón...
chimeneas y tu ropa al sol.
Aviones plateados
rozando los tejados.
Vestido y en la cama
vigilo tu ventana;
miro libros de pintura que robé.
No tengo hambre. Hoy, no comeré.
No sé de qué me quejo,
ya tengo lo que quiero.
Soy libre ante el espejo.
No salgo ahora que puedo.
Y tú siempre dices que soy un alma del averno.
Tendré que darte la razón, quizá sea cierto.
Siempre suelo querer lo que no tengo.
Y ahora que ya no estás aquí me voy consumiendo.
Ropa sucia, cuadros que he "pintao",
discos viejos, "to" por ahí "tirao".
Barba de quince días...
no me levantaría.
Desorden en campaña.
Ahora sé que me engaña.
Credenciales de posesión, qué tontería...
estos celos me han "abrasao". No sé qué me creía.
Y yo que decía, por fin, ahora la tengo,
y ya estaba a la vuelta de "tó". A ver si aprendo...
Y tu carta me confundió.
Ahora lo entiendo.
Tu mirada me lo advirtió:
nunca mas vuelvo.
 
ZORRO VELOZ
Mi coraza es como la de las tortugas
y tengo alma de oso hablador.
Entre lobos y cabras de las alturas,
aquí estoy, tengo la piel de un castor.
Verdes lagos y bosques sin fin,
como aquella vez quiero volver;
y mi memoria se vuelve a oscurecer.
Aquellas sensaciones son recuerdos de anteriores vidas.
Y la niebla me confundió,
vi tu sombra y te perseguí.
Entre juncos te veo nadar,
háblame, dime que es verdad.
A lo lejos te veo correr.
Espérame, dime que eres tú.
Espejismos de atardecer,
¿fue verdad o me lo imaginé?
Soy, soy, zorro veloz otra vez.
Fui castigado a volver.
Dime donde vas.
Anoche te vi pasar,
sé que no regresarás.
Mi coraza es como la de las tortugas,
y tengo alma de oso hablador.
Entre lobos y cabras de las alturas,
así soy, tengo la piel de un castor.
Verdes lagos y bosques sin fin,
como aquella vez quiero volver;
y en mi memoria se vuelven a oscurecer
aquellas sensaciones. Son recuerdos de anteriores vidas.
Y la niebla me confundió,
vi tu sombra y te perseguí.
Entre juncos te veo nadar,
háblame dime que es verdad.
Soy, soy, zorro veloz otra vez.
Fui castigado a volver.
Tierra, dime donde vas.
Algún día te pararás,
no volverás a girar.
 
LAS PALABRAS SON CANSANCIO
Mírame a la cara, y dime lo que ves;
Un ser loco por vivir en paz, ¿qué otra cosa es vivir sino enloquecer?
No soy el centro del mundo, porque un día salí
despedido hacia las estrellas, borracho del azul del cielo.
¿Cómo pretendes que sea responsable?
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
La gran pesadilla es despertar,
cuando no se tiene otro lugar,
mas allá de los propios sueños.
¿Y cómo pretendes que sea responsable
si todos nacimos para beber la vida a tragos?
Y al despertar te recuerdo rodeada
de esa quietud con que vivías a mi lado,
para velar por el silencio primitivo.
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
Mírame a la cara, dime lo que ves,
un ser huraño y solitario,
¿qué otra cosa es vivir sino soledad?
Y ahora mira hacia afuera, y dime lo que ves
hay un mundo yermo y solitario,
¿qué otra cosa es el mundo sino soledad?
¿Y cómo pretendes que sea responsable?
No quiero hablar, ni tampoco que me hables,
si al despertar, te recuerdo rodeada
de esa quietud con que vivías a mi lado,
para velar por el silencio primitivo.
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti.
La gran pesadilla es despertar
cuando no se tiene otro lugar,
más allá de los sueños.
 
SOY UN ACCIDENTE
Soy un accidente,
un error de medida.
Un viajero de barro
que se lleva la corriente...
Soy el salvaje que derriba sus dioses,
que se atrinchera en tu cama.
Soy la galerna que te azota.
¡Yo conjuro al huracán!
Soy el hombre que veis.
Eso digo a mis pocos amigos.
Quisiera no correr,
quedarme a ser tu torbellino.
Busco una orilla extraña
pero yo no soy Ulises.
Que nadie me ate
cuando las sirenas canten.
No trato de conseguir perdurar
porque sé que sólo soy un accidente.
Tú eres el fuego,
yo la zarza que no se consume.
Tú las murallas,
yo enemigo que vela.
Y cuando vuelva
el guardián del universo,
a pedir cuentas,
delvolveré el trigo a su dueño.
No pretendo conseguir perdurar
porque sé que sólo soy un accidente.
Soy como un animal
agazapado y vigilante.
Soy el caos
o sólo un alma polvorienta.
Soy un accidente...
 
LOS ÁNGELES NO TIENEN HÉLICES
Como garfios de plata se clavan tus dedos en mi cuerpo,
y tu risa se gasta entre mis besos encendidos.
Olor de algo que no existe,
de amor, que tal vez no existió jamas.
Quiero atarme a este momento,
que pasó que ya no estás.
Quiero quedarme clavado en tu mirada.
Fulminado por ese algo que desprendes.
Como fauces de loba se clavan tus dientes en mi cuerpo
y tu risa se gasta entre mis labios encendidos de pasión.
Aferrarme a tu cuerpo desesperadamente
a ese momento que pasó que ya no estás.
Entre las sombras de esta cama,
besándome despacio,
eres la fiera que apenas conozco.
Quiero morirme en este momento,
quiero quedarme clavado a tus besos.
Quiero morirme en este momento,
quiero quedarme clavado a tu cuerpo.
El nuestro no es un amor perfecto,
pero tampoco los ángeles tienen hélices.
A veces te busco y solo quiero sexo,
sólo quiero tu cuerpo.
Y tu me dices que no somos felices.
Eres lo que busco siempre que te alejas
dejándome vacío a tus espaldas.
En esta vieja cama
de habitación de hotel barato.
Temblando, como un perro viejo...
 
NO ME ACOSTUMBRO
Tan lejos los recuerdos de días felices y extraños.
Mis viejas fotos mienten, tu pelo es más liso y claro.
Un ángel sobrevuela la tela invisible de araña,
que el tiempo puso en ellas y no logro recordar:
¿por qué esas flores raras crecen en las aceras para ti?
Volveré a cogerlas, ¿sabes?
No me acostumbro a estar sin ti.
Otra vez jugaremos a guerra en la selva,
gritando como niños, aullando en la fría niebla.
No logro acostumbrarme aún a ser adulto.
Sonríes en mis manos y no recuerdo:
¿por qué esas flores raras crecen en las aceras para ti?
Volveré a cogerlas, ¿sabes?
No me acostumbro a estar sin ti.
Volveré a esperar la noche, de pie en el oscuro rellano,
que vuelvas despeinada de los bares cerrados.
Tan lejos los recuerdos, lejos de ti en la calle,
busco en mis viejas fotos y no he logrado recordar:
¿por qué esas flores raras crecen en las aceras para ti?
Volveré a cogerlas, ¿sabes?
No me acostumbro a estar sin ti.
No, no me acostumbro;
antes del invierno estaré ahí.
Hay serios problemas, ¿sabes?
No me acostumbro a estar sin ti.
¿por qué esas flores raras crecen en las aceras para ti?
Volveré a cogerlas, ¿sabes?
No me acostumbro a estar sin ti.
Otra vez jugaremos a guerra en la selva.
 
¿PARA QUÉ SIRVE UNA HORMIGA?
Su hatillo contenía una sola riqueza.
Su casa es el camino, madreselvas y palmeras.
No quiere riquezas, no quiere poder,
él sólo quiere ver amanecer,
tumbado en la hierba a la orilla del mar.
Si hay hombres que han consagrado toda su vida
a hacer cometas y verlas volar,
contéstame, ¿para qué sirve una hormiga?
y luego dime si es santo el caimán.
Hay hombres meditando en montañas junto al cielo.
Ellos te cuentan que las aguilas les hablan
y que hubo un día en que las montañas volaban.
Si las montañas podían volar,
contéstame ¿para qué sirve una hormiga?
y luego dime si es santo el caimán.
Si esta tan claro y me dicen que tu eres sabio,
convénceme de que es santo el caimán.
 
TODO UN HOMBRECITO
Desde hoy, para ti
ya soy todo un hombrecito bien,
te amaré, te veré,
sólo cuando tú me quieras ver.
Soy un rostro gris entre mil rostros grises
cerebral y frío como todo un hombrecito.
Acostúmbrate
que querer así, es sufrir.
No soy héroe, nunca lo seré
sólo todo un hombrecito.
Pero si me siento solo antes de dormir,
pienso en ti
y en lugares donde poder huir.
Y nosotros viviendo en una selva
que los hombres no hayan pisado nunca.
No soy héroe, nunca lo seré
sólo todo un hombrecito.
No soy héroe y nunca lo fui
te quieres quedar
yo sólo quiero huir
y correr y chocar contra obstáculos
que aquí no me podría imaginar.
Quédate, púdrete
y ojalá que te vaya muy bien.
Yo me voy como todo un hombrecito.
 
¿QUIÉN ERES TÚ?
Entre caricias salvajes y zumbidos del motor,
como un destello en la noche cruzamos campos solitarios.
Y no, yo no estoy loco, aunque tú me lo quieras hacer creer.
Te recogí en la autopista y a partir de ahí
fue como un extraño sueño. Entre el viento y entre dudas.
La velocidad, la noche en el exterior.
No te conozco y de pronto, tus dedos como látigos;
y esa mirada. Di por qué.
Si el mundo está vacío...
Mujer no me mires así. Te recogí al anochecer.
¿Quién eres tú? ¿Quién eres tú?
Todo es tan raro...
Somos un coche suicida. Sin una sola luz.
Autopista sin salida. ¿Qué es lo que hago aquí yo?
Carreteras del misterio, ¿cuándo amanecerá?
No recuerdo de dónde vengo ni sé donde debemos estar.
Y no, yo no estoy loco aunque tú me lo quieras hacer creer.
Sólo mátame con tu mirada lánguida.
Que no recuerde nada más que esas manos tan frías.
Nunca más amanecerá.
Tú y yo en medio del vendaval.
Tu cuerpo, el mío y nada más.
Tus besos me adormecerán...
¿Quién eres tú? ¿Quién eres tú?
Escalofríos de placer
y esa mirada. Di mujer:
Si el mundo está vacío ¿Quién eres tú? ¿Quién eres tú?
 
DIOS DE LA LLUVIA
Dios de la lluvia apiádate de las bestias y de mí.
Vino tu llanto a redimir un mundo polvoriento y gris
hecho a medida del triste reptil.
Seguí la luz y te perdí, desde ese día rezaré
para que vuelvas envuelto en tu bruma.
Dejé a mi niña, dulce abril,
entre aire de fresas y jazmín;
se desdibuja en mi memoria
la umbría vereda que tantas veces recorrí.
Antiguos aromas flotando en el aire,
espíritu de la bruma, no volverán.
Ríe mi niña flotando en el suelo;
Dios de la lluvia, devuélveme al ayer.
Maldito el día en que crecí
dejando atrás el sueño aquel
del dulce mundo en que aprendí
el dificil arte de vivir.
Entre los campos verdes de abril,
lejos del mundo, muy cerca de ti.
Dios de la lluvia abrázame
y bajo tus nubes volveré a considerar
las múltiples formas de besar
el aire bañado en tu perfume singular
de antiguos aromas flotando en el aire
espíritu de la bruma, no volverán.
Ríe mi niña flotando entre helechos
Dios de la lluvia devuélveme al ayer
Dios de la lluvia apiádate
de las bestias y de mí, pobre mortal.
 
SARA
No es que el tiempo lo cure todo pero puede ayudar.
Yo no supe cómo tratarte no doy para más.
Sara, dulce, cuéntame el secreto azul
que se esconde en tus ojos tibios de animal;
secreto suave que he perseguido
tantas noches sobre tu piel.
Dilo con suavidad, como hacías ayer,
dime cosas que yo nunca pueda comprender.
Hubo un tiempo en que sin quererlo, nos llegamos a odiar
como se odian dos animales no dio para más.
Sara, dulce, cuéntame el sortilegio aquel
que aprendiste de las aves del amanecer;
dame el filtro que bebías para amar.
Sara, Sara, dulce Sara.
Sara, Sara, dulce Sara.
Secreto suave que he perseguido
tantas noches sobre tu piel;
sabes que sólo soy un salvaje
y que nunca he dado para más.
Sara, Sara, dulce Sara.
Sara, Sara, dulce Sara.
 
EN LOS ÁRBOLES
A veces escribo cartas para no sentirme atado,
para no aferrarme a remilgos que yo quisiera abolidos
de mi vida. De mi vida.
Y pinto de colores los sobres. En el remite soy un enigma.
Espero siempre una respuesta para sentrime querido
como los niños chicos. Como los niños chicos.
Mensajes que llegaran, papeles envolviendo una piedra.
Mensajes de cariño que rompìeran el cristal de mi cuarto.
Quién pudiese ingerir un fármaco precioso...,
Convertir en realidad todos esos sueños.
Cartas que me dijesen cosas bonitas
como que vendrás a maullarme de contraseña en la madrugada
bajo mi ventana. Bajo mi ventana.
Que corriéramos campo a través, a la luz de los fulgores del alba.
Chispas blancas sobre el rojo violento. Y que hiciésemos cabañas
en los árboles. En los árboles.
Mensajes que llegaran, papeles envolviendo una piedra.
Mensajes de cariño que rompieran el cristal de mi cuarto.
Quién pudiese ingerir un fármaco precioso...
Convertir en realidad todos esos sueños.
 
LA PIEDRA REDONDA
Lo que tengo lo llevo conmigo
en esta absurda bolsa y en este absurdo cuerpo,
lo que quiero está siempre tan lejos
quizá al final de este absurdo camino.
A veces, cuando el sol se va,
tiñendo de violeta la esquina del mar
comprendo que nunca tuve nada y que
muy probablemente nunca lo tendré.
Uuuuh!... Sólo el beso de tu voz en el alma.
Uuuuh!... Y el perfume de tu cuerpo a mi alrededor.
Me siento tan solo, no sé en qué dirección correr
como un pájaro raro, que llegó al festín de los monos.
Llévame, aire del camino
hasta donde nadie me pueda encontrar.
Llévame, aire tibio y azul
y abandóname colgado de tu luz.
En tu luz brillante de cuchillo
adivinaré la rosa y el clavel.
Llévame, aire del camino,
hasta donde nadie me pueda encontrar.
A veces, cuando asoma el sol,
llenando de diamantes la quietud del mar,
me doy cuenta de que siempre fue así;
siempre estuve solo y siempre lo estaré.
Uuuuh!... Cuántas veces soñando despierto.
Uuuuh!... Creo verte entre la multitud.
En algún lugar alguien debería escribir
que este mundo no es más que una enorme piedra redonda.
Me siento tan solo, que no sé en qué dirección correr,
como un pájaro raro, que llegó al festín de los monos.
Llévame, aire del camino
hasta donde nadie me pueda encontrar.
Llévame, aire tibio y azul
y abandóname colgado de tu luz.
Y en tu luz brillante de cuchillo
adivinaré la rosa y el clavel.
Llévanos, aire del camino,
hasta donde nadie nos pueda encontrar.
 
A VECES SE ENCIENDE
El tiro con fuego negro de cuervo de tu mirada,
ha sido el relámpago que anuncia el trueno en la tempestad.
Fuiste mía anoche en sueños. Me besabas con el ansia
con que se besan unos labios nuevos.
Deja que diga que no te pediré
que me quieras mientras vivas.
Pero palabra de amor no daré.
A veces se enciende,
a veces se apaga,
la llama sagrada
que tú y yo conocemos.
Leña que ha de arder.
Vamos a querernos mi pequeño amor como tú y yo sabemos.
Vamos a querernos mi pequeño amor como tú y yo sabemos.
Estaremos juntos mientras cada minuto
que pasemos separados sea para sufrir.
Será como un tributo a pagar.
La lanza en el costado.
El camino embrozado
que hay que recorrer.
Deja que diga que no te pediré
que me quieras mientras vivas.
Pero palabra de amor no daré.
Tiro de fuego de tu mirada
ala de cuervo que me agita el alma.
Vamos a querernos mi pequeño amor como tú y yo sabemos.
Vamos a querernos mi pequeño amor como tú y yo sabemos.
 
COMO LA CABEZA AL SOMBRERO
Como la cabeza al sombrero,
como lápiz al papel,
como la llave a su agujero,
como el tren a la estación,
así te quiero yo. Así te quiero yo.
Como el pájaro al abismo,
como el susurro al rincón,
como la bruma quiere al río,
como la piel a la piel.
Te pertenezco, no lo puedo evitar.
Dime aunque mientas que vuelves.
Dame aunque mientas tu amor.
Somos fuego y escorpión,
manantial y desierto, alarido y canción.
Te deseo y estás lejos,
te deseo... Dame a bocados tu amor.
Somos el vértigo y el beso,
la saliva y el carmín.
Aunque haya océanos bullendo entre los dos,
no has estado nunca a salvo.
Me perteneces, no lo puedes evitar;
Dame aunque mientas tu amor...
Tendré a bocados tu amor.
Así te quiero yo. Así te quiero yo.
Como la metralla a la carne,
como la carne al cañón,
como el cañón a la sangre,
como la sangre al alcohol...
Así te quiero yo...
Me perteneces, no lo puedes evitar.
Dime aunque mientas que vuelves.
Dame aunque mientas tu amor.
 
YA NO DANZO AL SON DE LOS TAMBORES
Como barca en la mar
que encendida en brea muge y zozobra.
Me enciendo así yo
con tu recuerdo, con tu mención.
Se me altera el pulso, la sangre,
como a un niño ladrón.
Y mi débil engranaje golpetea azorado,
en completa confusión.
No es que a tu paso ardan candiles, inflama el aire
la yesca que es tu sola presencia.
Si tan sólo al pensar
que él encontrará
morada entre tus pies
tiemblo de ira y de celos,
que no se alterará mi condición
al saberte al alcance de sus besos bandoleros...
Prendí hogueras que no supe mantener.
Ya no danzo, loco,
al son de los tambores,
porque al fin,
porque al fin te consiguió él,
que tiene un corazón tan guerrero como cruel.
Tan infiel.
Que se desencajen las baldosas a mi paso,
que se abran simas,
que se desplomen las paredes
sobre mi, que en tu regazo supliqué.
Como barca que en la mar
que ha roto el timón
y al pairo va.
Como barca en la mar, yo ardo por ti
custodio que fui.
Que no piense que obtiene tu favor
por dar tesoros
que más tarde no podrá recuperar.
Porque el admitirlos son maneras tuyas de confiar.
Confundir y confiar
para golpear después de confiar.
Confundir y confiar
para golpear después. Confiar.
 
TRABAJO DURO
A media noche despierto con la sensación
de que he escuchado entre sueños tu voz
y una tristeza infinita que me atrapa.
Te añoro desde que no estás.
Te veo de pie en una gabia de vértigo,
alzas el rostro diciéndome adiós.
Tu silueta que tizna las nubes.
Te veo desaparecer.
Una carga de siglos que te aplasta en tu viaje.
A la entrada tu cara ya es un puro carbón.
Trabajo duro, tajo que amarga.
En este día melancolía.
Veo a tu padre leyendo en el comedor.
Ha preparado la cena para ti.
El sabe lo que son ocho horas bajo el suelo,
él sabe el cuerpo que traerás.
De mañana ese cuerpo
te transporta al infierno.
Y cuando sales piensas:
ya no bajo más.
Trabajo amargo, tiempo que amarga.
En este día melancolía.
A media noche me despierto con la sensación
de que he escuchado entre sueños tu voz.
 
TRECE PLANETAS
Pena negra, mal de amor.
Maleficio mágico.
Fuiste tú mi perdición;
zahorí, ¿por qué a mí?
Mal tabardillo le dé... ¿Qué pudo hacer?
Se fue mi estrella.
Se anuló mi voluntad,
trece planetas marcan mi mala suerte.
Tocado estoy.
Hasta mi sombra huye de mí.
Al viento le pregunté
y el silencio contestó:
si es que la quieres nombrar
tu lengua sea un cascabel,
si la quieres invocar,
tus dedos sean de laurel.
Dormir abrazado a ti,
revolverte el pelo rojo.
Dormir enredado en ti,
en tu cuerpo que ahora enreda el viento.
 
LLANTO DE PASIÓN
Me he acordado muchas veces de ti
y hoy he pensado en volverte a escribir.
Quiero contarte que buscando entre mis libros
ví tus dibujos y casi te oí decir:
Hola, ¿que tal? Lico Manuel. ¿Qué tal?
Vamos, pero dando la vuelta.
Espera, no me cojas aún
que está mi madre en el balcón.
Yo vivo en el mismo lugar.
Existe aún aquel bar y el rincón
donde solíamos hablar.
Donde escuchábamos nuestra canción.
Ahora ya no van a merendar
los de la fábrica de gas.
Ahora ya no hay palomas
ni aquel gato que era cazador.
Arrancaron el árbol
que hacía sobra en tu puerta.
Y casi te oigo decir:
Hola, ¿qué tal Lico Manuel?
Casi te puedo imaginar
al ver tu firma en un papel.
Aún te recuerdo, muchas veces pienso en ti.
Hoy he pensado en volverte a escribir.
Agua de lluvia, agua de días que vendrán...
Me desperté sin ti. No volverás jamás.
Adiós Manuel, Lico Manuel,
me voy hacia el fondo, al mar de la nada.
Y yo aquí tendido estoy
en este lecho de llanto.
Arriba, venga, ponte de pie.
Lo que pasó ya no existe. Pues bien,
hace ya más de un mes.
Ahora mejor es olvidar.
Llanto de pasión.
No recuerdo quién fue
a la que tanto amé.
Qué cansado que estoy...
Recuerdos que al final
son un cruce de caminos.
¿Qué tal Lico Manuel?
Ya ves, vuelvo a donde empecé.
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