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Los Abuelos InmigrantesAlberto Sarramone
Editorial Biblos Azul 404 páginas. 2000. |
El libro debería comenzar con todos los agradecimientos a personas e instituciones que lo hicieron posible lo cual es verdaderamente imposible, por eso quiero agradecer especialmente el encuentro con la profesora Amanda Peralta por sus aportes a partir de inquietudes en común, que mucho ayudaron al autor.
El siglo XIX estuvo marcado por la separación kantiana entre el ámbito racional y tantos otros que legitimó racional y filosóficamente el tratamiento de lo cultural como una realidad abstracta y autónoma apartada del mundo cotidiano, independiente de la gente, la industria, el comercio, lo urbano, cte. En este libro pretendemos abarcar esos otros ámbitos que no son eternos sino históricos, es decir contingenciales, destinados a emerger, desarrollarse, y morir en movimiento. El propio autor, y su devenir cultural, no existen antes de esos acontecimientos, sino que surge de ellos, con una identidad compuesta y compleja. Si el libro contiene demasiadas contundencias, simplemente fundadas en la brevedad, al mismo tiempo carece de todo "autoritarismo" que no sea el de hacer un libro breve y general sobre un tema tan apasionante como amplio y opinable, para compensar lo cual está siempre abierto al diálogo...
En otro libro me quejaba porque, habiendo vivido bajo gobiernos militares, o ejercido por militares -lamentablemente- que vivieron y murieron como tales, estuve acostumbrado, aunque no resignado, a la descripción de una frontera descarnada de pobladores, para presentarla sólo habitada por indios y soldados que dieron palmarias muestras de abnegación, valentía. patriotismo, etc., matándose en forma cruel, recíproca y sostenida...
Esta parcial e interesada versión, destinada a exaltar agresivos valores nacionalistas y en algunos casos populistas, nos amputaba de historia raigal a nueve de cada diez habitantes de nuestra tierra, que no tenemos descendencia heroica de indios, gauchos ni soldados, sino de prosaicos inmigrantes, que como se verá en este libro, sin amenguar el mérito de los anteriores, criando y amansando ganado, plantando árboles que no existían, edificando ranchos, casas y estancias, creando escuelas, surcando los caminos, alambrando, haciendo pan, ladrillos, canales, pozos, cocinando, lavando; cultivando sementeras, legumbres, frutales, fabricando, recolectando, creando servicios comerciales, ordeñando, atendiendo un mostrador, o un escritorio, criando hijos para que se desenvolvieran a través de la familia y de su esfuerzo, y no del sostenimiento estatal, por ejemplo, crearon, en condiciones muy difíciles esta patria, poco protegidos por las autoridades, y en algunos casos molestados y atacados por éstas.
Aquella vida fue extraordinariamente difícil, aunque no fue vivida así por nuestros abuelos, pues nuestra visión está impregnada de excesivo presente. Eso permitió a los que pasaron por esos tiempos y estas tierras, en chacras, conventillos y, modestas casas, amar, nacer y, reproducirse. trabajar, soñar, sufrir y gozar, amar y ser amados y dejar en cada uno de los descendientes un recuerdo cariñoso hacia quienes nos dieron vida y linaje, que no de bronce y clarines, fusil, lanza o sable, sino de cuadernos, anotaciones, pagos en cuotas libretas de almacenero, pala, martillo y tiza, que en la lucha de los humanos por sobrevivir, entendernos, y convivir, son más útiles que los primeros...
Este nuevo libro pretende ser una suerte de historia de la inmi-gración y un análisis sociológico de la forma como operó la integración de los abuelos inmigrantes, pero también como ocurrió la colonización agraria realizada con inmigrantes en la Argentina. Debiera haber precedido a la serle de los cinco que sobre temas inmigratorios particulares, he escrito y lo será de otros tantos que están próximos a aparecer. Hemos realizado los ajustes correspondientes a las particularidades de cada grupo étnico migratorio estudiado, de los cuales, debemos confesarlo, no tenemos parejo conocimiento.
Me interesa describir lo que ganó nuestra tierra con los inmigrantes. Desde Europa, señalaba el economista alemán Jean Baptiste Say: "La partida de cien mil inmigrantes equivale a la pérdida de un ejército de cien mil hombres, aniquilado con armas y bagajes." Tratamos de brindar la historia resumida de la ganancia argentina de más seis millones y medio de almas.
A pesar de que es una historia vinculada a la inmensa mayoría de los argentinos, los temas de la inmigración son de reciente data, salvo algún libro ya clásico. En nuestro medio, la concepción historiográfica clásica que había ensalzado sin estudiar, el proceso inmigratorio, fue bastante opacada durante el siglo XX, por otras concepciones, que privilegiaron lo "nativo" o "nativista", a lo "extranjerizante", como se lo llamaba, con olvido o ignorancia que entre nosotros no existen nativos en sentido estricto, pues hasta nuestros hermanos de ascendencia india descienden de antiguos inmigrantes asiáticos y probablemente de otros orígenes...
Pretendo que este libro sea un homenaje al coraje de nuestros abuelos, ya que como bien podemos decir con un conocido autor: "Debemos reconocer que el hombre, tomado en su conjunto, es de suyo perezoso y conservador, generalmente no adopta mejoras productivas hasta que tiene que hacerlo'', lo que significa que muchos esfuerzos hicieron entonces nuestros abuelos para resolverse a emigrar y adaptarse al trauma de vivir en un medio diferente y en cierta medida hostil...
En este libro no estudiaremos, por razones de espacio, aunque las mencionemos incidentalmente, ninguna de la migraciones internas desde las zonas rurales hacia las regiones metropolitanas, aunque si aludiremos a la inmigración de nuestros países vecinos: Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay que tuvo características muy especiales en el siglo XIX, ya que en los registros de identidad de mi ciudad, Azul, cuando se mencionaba la Patria, con referencia al lugar de origen de alguna persona indistintamente se mencionaba tanto Córdoba, como Corrientes, como Chile o Uruguay.
Cuando analizamos las corrientes emigratorias desde Argentina hacia nuestros vecinos, se observa como en muchos momentos los argentinos solían ser de los más importantes grupos inmigratorios en cada país vecino. Aclaremos que, de los pocos inmigrantes que tuvo Chile en el siglo XIX, según sostiene un autor que "muchos posteriormente se marcharon a la Argentina". Otro tanto pasó con los uruguayos y otros latinoamericanos como veremos más adelante en este libro....
Vamos a analizar como les fue en la Argentina, y que le debemos a los abuelos: alemanes, árabes, armenios, austríacos, belgas, canarios, catalanes, checos, croatas, dinamarqueses, escandinavos, escoceses, eslovacos, eslovenos, españoles, franceses, galeses, gallegos, griegos, holandeses, japoneses, ingleses, irlandeses, italianos, judíos, lituanos, luxemburgueses, polacos, portugueses, rusos, suizos, ucranianos, vascos, entre otros.
En este mundo donde la proliferación de las comunicaciones transnacionales y redes sociales juegan un rol inédito, al proveer de información sobre otras culturas, y al generar hoy más cosmopolitas como jamás hubo en la historia humana, se consumen muy, difusas y confusas nociones de culturas e identidades territoriales, locales, diaspóricas, nacionales y globales. Por ello creemos importante trabajar sobre nuestras poco conocidas raíces para entender mejor las tensiones generadas por los ritmos y di-recciones desiguales del desarrollo histórico nacional y universal, en que vivimos.
Los días 4 de septiembre de cada año, y a partir del restablecimiento de la democracia, cada vez con mayor fervor, se celebra en nuestro país el "Día del Inmigrante", en actos que tengo el enorme placer de ser invitado, en distintas provincias argentinas. Espero que mis lectores y todos los argentinos coincidan, en que quizá haya llegado la hora de comenzar a percibir en ese acontecimiento, una significación más amplia y profunda, para completar nuestra plural, compleja, rica y fecunda identidad nacional.
Para finalizar quiero dejar constancia de mi profundo agradecimiento a dos personas que me acompañan desde mi primer libro: Omar Combessies, diagramando, imprimiendo, y por sobre todo brindándome una amistad. que ha hecho posible con su ayuda, la aparición de todos ellos y en segundo lugar a Rolando Hanglin y todo su equipo, que sin ninguna duda, acompañándome desde el programa "RH Positivo" de Radio Continental me han dado ha través de su enorme audiencia, en siete años, una difusión, gratuita, generosa y profundamente amistosa.