back to Enrique Penson' home page
Listín Diario- Miércoles 19 de mayo de 1993 NACIONALES - 9
Los Deslizamientos de Isabel de Torres
Por Enrique Penson Paulus y
Enrique Penson Fernández
En los últimos días han estado ocurriendo desprendimientos de tierras en la parte más alta de la cara noroeste del Pico Isabel de Torres, en Puerto Plata, que tiene su cúspide a 800 metros sobre el nivel del Océano Atlántico. Los planos de falla generales tienen un ángulo de inclinación de 43°, ocn uno del orden de 70° en la porción más elevada de los desplazamientos, dejando al descubierto una faja de materiales calizos, color amarillo claro, que contrasta con el verde clorofílico de la vegetación general del paisaje, arrastrada en el corriemiento, la cuál incluye cultivos de café, guineo, yautía y otros, sepultados abajo; luego el talud se torna más tendido (20°) hacia su falda, compuesta de suelos en parte producto de fallas anteriores. Figura 1
El basamento del subsuelo está constituido por materiales calcáreos, de origen marino, que a veces han empaquetado componentes térreos, originando areniscas calizas. La calcárea arrecifal se encuentra fragmentada y descompuesta, en bloques cuyo ángulo de buzamiento de 20° fue medido en una caverna próxima. Figura 2
Los agentes climáticos: sol, agua y lluvia, actuando sobre la superficie expuesta del talud natural, han transformado, gradualmente, los mantos rocosos en suelo. Cada vez que llega un período de grandes lluvias, como el actual, el agua satura la cubierta de suelso, reduciendo algo su ángulo de fricción interna y mucho la cohesión, además de incrementar el peso unitario del material que podría romper los vínculos de adherencia con la roca madre y comenzar su deslizamiento sobre ella, movimiento que podría permanecer inconcluso hasta otra temporada de lluvias.
En el caso actual de la montaña Isabel de Torres, el colapso llegó a producirse de modo intermitente, cayéndose una antena de transmisión del canal 21 de televisión.
El problema que nos ocupa es solo consecuencia de un fenómeno natural, lento, de cambio de roca a suelo, puesto en crisis por la participación de las grandes precipitaciones atmosféricas , en el cual los sismos no tienen ninguna incidencia; pero como sucede con una hija ya madura, cualquier fuerza que mueva el árbol podría arrojar la hoja al suelo.
Al escalar hasta la parte superior o corona del talud fallado, encontramos que forma parte del área de servicios del teleférico, en cuya vecindad se observa una falla, donde un bloques de roca calcárea está separado de la gran masa, levantado y girado en dirección del talud. Figura 3
La zona presenta signos de movimientos antiguos. Hay hundimientos parciales de la calle de circunvalación pavimentada con hormigón asfáltico, distante setenta metros del lugar de deslizamientos.
La caseta para alojar los equipos para televisión, pese a su proximidad al vacío, no presenta daños aún, habiéndosele removido la puerta de caoba de dos hojas, como medida preventiva.
Hay grietas de tracción, de algún tiempo, que han aumentado su ancho, en las aceras construidas con chapas de roca almohadilladas. Los agrietamientos afectan, también, a muros y escalones, y están desarrollados sobre curvas horizontales con centros en el espacio, todo acompañado de movimientos de descenso. Figura 4.
Un canal encachado, salvo en su parte central y más profunda, recoge aguas de una pequeña área de escorrentía. Figura 5.
La inclinación cercana a la vertical, de la porción más alta del talud natural, desfavorece su estabilidad al aumentar las fuerzas motoras que, de hecho, ha sido causa de las fallas manifiestas en el movimiento de los bloques de roca, agrietamientos y hundimientos, y más aún pone a merced de la fuerza de gravedad, las capas superficiales de suelo saturado, formadas de tiempo en tiempo sobre la superficie del talud, hasta lanzarlas al abismo.
La inclinación podría mejorarse dándole una pendiente más favorable, mediante cortes que no se podrían llevar a cabo sin tomar grant parte del actual parque del teleférico, lo que no sería práctico.
Aunque el gran volumen de material afectado está roto y en equilibrio precario, podría intentarse su mejoramiento estático revistiendo el canal de agua de avenamiento, señalado antes, dándole salida hacia afuera a las aguas que almacena.
Con el mismo principio protector deben rellenarse todas las grietas con hormigón de cemento Portland y tamaño de agregado grueso favorable para su penetración óptima, densificado, de forma a reducir la entrada de agua de lluvias al subsuelo.
La medida tomada por la aministración del teleférico, de levantar una cerca de alambres de púas, para alejar los visitantes de la zona crítica, es prudente, debiendo mantenerse la observación sin inducir a pánico.