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TRADICIONES Y COSTUMBRES En el Libro de las " Tradiciones y Costumbres de Granada ", del que es Autor, D. Francisco de Paula Villa-Real y Valdivia, del año 1888, se dice en la Introducción: " En todas las épocas y por todos los hombres amantes de la historia tradicional de los pueblos, se han ido recogiendo, con sumo cuidado, y con exquisito celo, las tradiciones y las leyendas de cada localidad. Unas veces se han cantado las glorias de la dominación árabe y otras veces se han ensalzado las grandezas y el heroísmo de los conquistadores castellanos, despertando, todo ello, la curiosidad de conocer estas historias, conservadas por la tradición ". Y en Cájar también, desde los mas remotos tiempos, hemos tenido nuestras propias tradiciones, unidas muchas veces a las de la capital, por su cercanía, y a las de los pueblos que nos circundan. Recordamos en Cájar, cada lugar, cada calle, cada edificio antiguo y las ruinas, como las del torreón, que nos sirven para hacer el relato de su historia.
Aunque hoy, los lugares citados, están en el termino de Monachil, en el Barranco de Monacabí o Maracabí, unos 400 metros, mas arriba del inicio del monte y acequia del Genital, sin embargo, estos lugares fueron, antes de 1572, pertenecientes al termino de Cájar. Llamamos los " Caballetes ", a unas enormes piedras, que están desprendidas de la ladera del monte, debido quizás, según los antiguos dicen, a un terremoto que afectó esta zona en el ano 1855, a la caída de la tarde. Y estas piedras, que son varias, están, frente por frente, al lugar de la "Mina" y separadas, unas de otras, formando un conjunto, que se distingue del resto de la ladera del monte. A los caballetes y a la mina, han acudido, desde siempre, los vecinos de Cájar, ciertos días del año, provistos de comida, agua, vino y música, y al caer la tarde se bajaban a la era del Chino a bailar.
Cuentan nuestros mayores que, antiguamente, venían por Cájar unos romanceros, que se colocaban en la plaza de la Iglesia y en la plaza del Pilar, y que traían unos papeles, con figuras y leyendas, que los colgaban de las ventanas de las casas y con un puntero, ellos iban señalando el relato, que cantaban recitando. Eran narraciones, casi siempre imaginarias, de hechos que habían ocurrido, en algún lugar de nuestra España, que recitaban en verso o en prosa y que se transmitía de generación en generación y a lo largo de los siglos, y que fue recorriendo los pueblos y regiones. Tenemos multitud de romances de los moros y cristianos, basados en hechos de guerra heroicos, unas veces y otras, en amores. Son muchos los escritores que han recogido estos romances y han tratado de imitarlos y han creado otros de forma original. Eran como la prensa de hoy, donde las noticias llegaban con muchos años de retraso. La corta del melón y los faroles. El Melón es una de las hortalizas más antiguas que se conocen en Cájar. Ya las cultivaban moros y moriscos, antes de que llegaran los Reyes Católicos. La planta viene de Oriente. y es un cultivo meridional, que necesita para su curación unas temperaturas veraniegas, propias de nuestro terreno. Y cuando en Cájar entran nuestros primeros pobladores, después de la expulsión de los Moriscos, que tuvo lugar en el año 1570, es el melón uno de los cultivos, que forman parte de nuestra tradicional agricultura, junto con el trigo, el olivo, el moral y la morera, la viña y otras plantas, pero el Melón se diferencia de los demás cultivos, porque este es cultivado por todos los vecinos del pueblo, aunque no fueren propietarios. Estaba también al alcance de los obreros de nuestra vega. Para ello los propietarios daban permiso a los obreros para que, una vez cosechados los frutos de la vega, que se recolectaban en mayo o junio, como las habas o el trigo, pudieran sembrar en las fincas, de 250 a 300 metros o menos, de terreno de melones, y la finca se dividía en tantas parcelas como obreros las sembraban, sabiendo cada uno la parte que le correspondía. Durante la primavera se daba cuenta a los vecinos del pueblo de las fincas que los propietarios iban a dejar para el melonar, que eran las que tenían los frutos más adelantados, sobre todo las habas, cuya corta es en aquellos tiempos la primera del año. Entre la siembra y la corta transcurrían de dos meses y medio a tres. Terminada la operación de colgarlos, se han ido dejando atrás, aquellos melones que no han curado lo suficiente o que presentan alguna deformidad u otros que han parecido ideales para proceder a hacer los faroles. Y los niños esperan impacientes para que sus madres les preparen, de forma artesana, el farol. Se procede a cortar la corona del melón y por ella se va haciendo el vaciado de las pepitas y la pulpa, hasta dejarlo limpio por dentro, posteriormente se dibujan en las paredes, de la cáscara que ha quedado, unas ventanas que se han abierto, formando en ella verdaderas filigranas y en la base del melón se abre un orificio por donde se introduce la vela, que una vez encendida, dará luz a todo su interior, saliendo la misma al exterior, por las ventanas abiertas, finalmente se le hacen unos agujeros por la parte alta, de forma que se puedan colgar con unas cuerdas y permitir de esa manera, que puedan ser llevados en procesión por los niños, por las calles y plazas, con las canciones propias del acto. Y así recorrían el pueblo con sus canciones. LA GASTRONOMÍA EN CÁXAR La comida en Cájar tiene una personalidad propia en algunos determinados platos, que han venido acompañando a nuestra mesa desde tiempos remotos. Entre los que citamos: La Sopa de Maimones o la Sopa de Ajo Son dos de nuestros clásicos platos, que consiste en una sopa de ajos fritos, con pan y huevo cuajado. Es de las más antiguas de nuestro pueblo. Pero el punto y la calidad dependen de la cocinera. Y por esta causa las comidas se hacen típicas, por la cocinera que actúa. La Cazuela de Bacalao en Semana Santa, de Cájar Es otro plato típico de Cájar, porque fue el primer pueblo que lo implantó en esta zona. Es propio de la Semana Santa y es uno de los platos más exquisitos de comer, teniendo siempre en cuenta la personalidad de la cocinera, repito. No es un plato moro, desde luego. Se le ha llamado siempre, Bacalao de Cájar, y los ingredientes son: Bacalao, Cebolla, Ajos, Vino Blanco y se adorna con espárragos, corazones de alcachofa, pimientos rojos morrones y ruedas de huevo duro. Es la receta de nuestro pueblo. Las Manos de Ternerillo y de Cerdo en Ajo Pollo Había una costumbre, muy generalizada, de hacer el guiso de las Manos de ternerillo y de cerdo al ajo pollo, con la Almendra frita, pimiento rojo seco y pan fritos también y un majado de ajo, perejil y azafrán, con vino blanco y el agua correspondiente. A lo que se añade unas patatas, según rezan los antiguos guisos del pueblo. La Olla de San Antón Aunque no es exclusiva de Cájar, porque es de todos los pueblos de esta zona, se hace el guiso de la Olla de San Antón, especialmente en el día del Santo, que es el 17 de enero, que es el Patrono de nuestro vecino pueblo de Monachil. Es rara la familia, que en este día, no come la típica olla, que lleva de ingredientes: Habas, morcilla, tocino y carne de cerdo, junto con las costillas y el rabo, que es un plato muy fuerte en calorías y de digestión muy pesada, no apto para los mayores. Se ha puesto de moda en todos los restaurantes de esta Mancomunidad del Río Monachil, que lo suelen servir durante todo el mes de enero. Sopa de Pimentón típica de Cájar Más típica de Cájar, que cuentan los mayores que no sabían guisarla en los pueblos vecinos, es la Sopa de Pimentón, que es de un gusto exquisito. Se trata de pimiento rojo seco, hervido y raspado y se hace un majado con éste, mas pan, vinagre y aceite, y el ajo crudo y todo revuelto, se echa al agua de la sopa, con unas sardinas limpias y sal. Esta receta me la dieron unas señoras ya mayores y hoy fallecidas y dicen que era muy especial de Cájar, por la elaboración que a esta sopa le daban. Todas estas recetas y otras tantas de tantos pueblos, de la cocina andaluza, van buscando unas raíces, que ya forman un pilar básico de la nueva era culinaria de nuestra Andalucía. Y la mayoría o casi todas han pasado a formar parte de las cocinas de nuestros típicos Restaurantes del entorno de esta Mancomunidad del Río Monachil. Los Buñuelos de Dña. Angustias Los Buñuelos de la señora Dña. Angustias Cambil eran especiales y se llevó a la tumba su secreto, que lo aprendió en Argentina, a donde emigró con su esposo D. Juan Arenas Lazcano y un hermano de éste, de nombre Miguel. Todos los domingos del mes de julio y especialmente el día 25, que es Santiago Apóstol, se colocaba en la esquina de la calle del Horno y Calle Real, o bien en la Plaza Baja y montaba su mesa y su sartén y con la masa de harina, el aceite, la lumbre y su secreto, salían unos deliciosos buñuelos redondos y sueltos, que tenían larga cola de gente y admiradores. Y salían enganchados en un junco, calle arriba o calle abajo, moviendo el apetito de los que se cruzaban por el camino. Estos buñuelos sí que podían haber sido antropológicos, porque iban con la persona que los preparaba, pero con su muerte también murieron estos buñuelos. Salchicha de Cájar Este producto tan exquisito, que se paseó largo tiempo por las mejores casas comerciales de Granada y por algunas confiterías como "La Bernina y Brieva", se elaboraba en Cájar, siendo su fundador, en el año 1886, D. Juan Sánchez Muñoz, padre de D. Francisco Sánchez Rejón propietario del matadero "La Purísima" de Cájar, que fue quien dejó de elaborar y comercializar este producto al verse obligado a cerrar dicho establecimiento debido a la crisis económica de aquellos años y a que todos sus hijos buscaron futuro en otras profesiones. D. Juan Sánchez Muñoz hijo del anterior y padre del autor de esta pagina Web, continuó, a nivel particular y familiar la fabricación de este exquisito producto para deleite de familiares y amigos. Nadie ha vuelto a hacer la salchicha de Cájar como la hacía él....... y no es porque sea mi padre...es que le daba un punto inigualable.
Lo cierto es que esta salchicha se hacía a base de jamón
y lomo, que son artículos de primera calidad en el cerdo, mas
las especias que le daban ese gusto tan exquisito. Bibliografia: Historia de Cájar - José Molina López
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