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El Rocio es un fenómeno religioso y socio-cultural de una dimensión poco frecuente en otras romerías de la comarca e incluso en España.

Muchos estudiosos de temas rocieros llegan a la conclusión de que "el lugar" es el núcleo de lo que hoy es la romeria.

Si estudiamos un poco el lugar donde se asienta el Rocío podemos imaginarnos como sería aquel paraje antes de que existiera la aldea.

Un bosque impenetrable de acebuches, sabinas, lentiscos y zarzas. Este atractivo lugar además de ser enclave equidistante a tres provincias: Huelva, Sevilla y Cádiz, es lugar de encrucijada. Todos estos ingredientes, según los estudiosos del fenómeno, son la base para explicarnos la transcendencia religiosa social de la romería hoy.

El Rocío de hoy nace, pues, del lugar. Más tarde y, lógicamente, con la leyenda de la aparición de la Virgen y la ubicación de la ermita en aquel sitio insólito y misterioso, lugar siempre vinculado a la villa de Almonte, hacen posible que hablar de Rocío sea lo mismo que hablar de Almonte.

Almonte lo fue creando y la forma de vida de sus gentes fueron dando al Rocío, generación tras generación, forma y estilo peculiar.

El protagonismo de Almonte es evidente en todas las manifestaciones de la romería, no solo ya como anfitriona, sino también como creador y mantenedor de los conceptos fundamentales de la romería, pese al "disgusto" de algunas Hermandades, de ahí las polémicas que, a veces, se suscitan con otras ciudades y pueblos.

El fenómeno del Rocío, como otras manifestaciones de esta dimensión, trasciende de lo puramente religioso, pare irse enriqueciendo con otros aspectos de la vida, las costumbres, el folclore, etc. de un pueblo.

Todo ello hace que la romería del Rocío sea fundamentalmente un acto de fe aunque pueda ser para otros una curiosidad e incluso simplemente una fiesta. De lo que no hay duda es que se trata de una manifestación religiosa que rebasa ampliamente los límites de un simple artículo e incluso va más allá de muchos de los trabajos publicados sobre el Rocío.

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