esto tendrá que
suceder uno de estos días, y deseo deciros unas palabras de despedida.
Recordad: esto es lo último que oiréis de mi; por tanto, meditadlo.
He tenido una vida muy
dichosa y deseo que todos vosotros tengáis también vidas muy dichosas.
Tengo para mi que Dios nos ha puesto en este mundo encantador para que
seamos felices y gocemos de la vida. Pero la felicidad no proviene de la
riqueza, ni de tener éxito en la carrera simplemente, ni dándose uno
gusto a sí mismo. Un paso hacia la felicidad es hacerse uno sano y
fuerte, cuando niño, para poder ser útil, y así, poder gozar de la
vida cuando se es hombre.
El estudio de la
naturaleza os enseñará cómo ha llenado Dios de cosas bellas y
maravillosas este mundo, para que lo podáis gozar. Estad satisfechos
con lo que os haya tocado y sacad de ello el mejor partido que podáis.
Ved siempre el lado bueno de las cosas y no el malo.
Pero la verdadera forma
de obtener la felicidad es haciendo felices a los demás. Tratad de
dejar este mundo en mejores condiciones de como lo encontrasteis; de
esta manera, cuando os llegue la hora de morir, podréis hacerlo
felices, porque, por lo menos, no perdisteis el tiempo e hicisteis
cuanto os fue posible por hacer el bien. "Estad listos" en
esta forma, para gozar una vida dichosa y morir dichosos; asios a
vuestra promesa scout siempre, aun cuando hayáis dejado de ser
muchachos. Que Dios os ayude a hacerlo así.
Vuestro amigo,
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