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A
ver si hay suerte El chiste es conocido. El estudiante
que va a examinarse y al preguntarle el catedrático el tema quince, le
responde: "Perdone, pero no me he podido preparar ese tema". Dígame,
entonces, el 45. “Lo siento, pero la verdad es que no me ha dado tiempo a
llegar a ese tema". El catedrático, tras algunas otras infructuosas
tentativas, entre benévolo y bonachón, lo anima: "Bueno, vamos a ver,
digame el tema que mejor sepa..." Y ante el mutismo obstinado del
alumno, le pregunta: "Pero, hombre de Dios, ¿se puede saber a qué ha
venido ud. a los exámenes?"... "¡Pues a ver si había
suerte!"... Hay gente ¿mucha gente?, que pasa su
existencia dejándose vivir, escurriéndose de todo esfuerzo, sin arrimar
jamás el hombro a nada; en simbiosis parasitaria con la familia, los
amigos, o la sociedad; quejándose de todo y a todos; culpando a todo y a
todos de las injusticias que la vida y la gente comete contra ellos... y
esperando siempre "a ver si hay suerte". Gente que fía a las quinielas, al
cuponazo o a la primitiva lo que niega al trabajo y al esfuerzo. Gente que
quiere recoger sin sembrar, o, a lo más, catar las uvas, recién plantada
la viña. No quiere saber que el fruto exige siempre sazón y la cosecha,
tiempo y tempero. Que hay que sembrar para poder recoger. Que hace falta
millones de flores para un kilo de miel, y muchos años para la esplendorosa
frondosidad de un cedro. La calidad no se improvisa. Nadie se hace un
"Induráin" de la noche a la mañana; ni tampoco, un experto mecánico.
Ni se gana una oposición, o se es un as informático sólo por la cara
bonita de uno. Indudablemente que Kaspárov no se enfrenta con "Deep
Blue" dejándolo todo a la suerte. El "a ver si hay suerte"
suele acrecer tan solo el gran acervo de la chapuza nacional. Hay que poner manos a la obra y no
escatimar esfuerzo. Y dar tiempo al tiempo. Y saber esperar, sin bajar la
guardia. Y creer de continuo en el propio trabajo y que éste merece la
pena. Cuando sugirieron al mariscal francés Lyauntey que la repoblación de
cedros que planeaba tardaría muchos años en crecer, respondió: "Si
es así, razón de más para empezar cuanto antes". "A ver si hay suerte" es la
solución más cómoda para cuantos problemas y situaciones puedan
plantearse en la vida. Pero es también la más estéril y la menos eficaz.
Y además es la excusa más torpe para cohonestar la vocación de zángano
en la sociedad y el fracaso de la propia vida. Edison, el famoso inventor
estadounidense solía repetir (jugando con las palabras): "El genio es
inspiración (inspiration) en un 1 % y esfuerzo (Perspiration), en el 99%
restante. "A ver si hay suerte" no es
ya sólo tentar a la suerte, es exigirle a Dios continuos e inútiles
milagros para glorificar la propia holgazanería.
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