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La promesa

La promesa Ante este fuego tranquilo, ven a formular tu Promesa. No es difícil, no es audaz, ni tampoco presuntuoso prometer que uno hará todo lo posible para servir a Dios, ayudar al prójimo y obedecer la Ley. No es difícil porque no prometes no fallar nunca: no prometes no desobedecer jamás, no equivocarte nunca. Eso no lo lograrías, porque no eres una persona santa, ni yo lo soy, ni lo son tus Hermanos. Prometes sólamente hacer todo lo posible...lo que tú puedas, como puedas, de la mejor manera. Ante este fuego tranquilo, ven a formular tu Promesa. La Promesa es una fuerza, una dirección que das a tu esfuerzo. Y el esfuerzo te conducirá de esfuerzo en esfuerzo a través de la vida, hasta la meta que te has fijado. La Promesa es una fuerza. Cuando la hayas hecho, no serás mejor: serás más fuerte. Y si algún día llegaras a dudar, o no supieras si una cosa debe hacerse o no, recordarás que una noche, ante un fuego tranquilo, a la hora en que la claridad desaparece y los ruidos se apagan, entre compañeros que tenían tus mismos ideales, prometiste servir a Dios y al prójimo, y ya no dudarás. Sabrás si eso puede hacerse o no. La Promesa es una fuerza. No siempre estarás tan bien dispuesto como hoy. No simpre tendrás la misma alegría desbordante, o esta serenidad, pues la vida tiene tormentas, grandes fatigas, hay penas de niños y tristezas de adultos, y hay incertidumbres repentinas. Entonces, quizás, en una mañana triste de un día triste dirás: "¿Para qué todo esto?" Y luego recordarás que una noche, ante un fuego tranquilo, a la hora en que la claridad desaparece y los ruidos se apagan, entre compañeros que tenían tus mismos ideales, promestiste ser fiel a la Ley. Ya no te dirás: "¿Para qué todo esto?" Y porque no tienes más que una palabra, porque tu alma es sencilla y recta, porque no puedes servir a dos señores, ni obedecer dos leyes que se contradicen, permanecerás fiel a tu Promesa: servirás a Dios, ayudarás al prójimo y obedecerás la Ley. La Promesa es una fuerza. Otros la han formulado antes que tú. Otros lo harán después que tú. Y es siempre lo mismo: la misma disciplina que uno se impone libremente, la misma obediencia y el mismo servicio que uno escoge libremente. Libremente has venido a nosotros y libremente has caminado en nuestras filas. Conoces a los Scouts, su Ley, su ideal. Sabes lo que tú debes ser: un jóven sencillo y fuerte, activo y alegre. Sabes lo que debes llegar a ser: un hombre sencillo y fuerte, activo y alegre. Sabes todo esto y lo aceptas. Ante este fuego tranquilo, ven a formular tu promesa 

(Basado en lectura de Lézard)


 
 
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