La conmoción producida por el nuevo suceso fue mas allá de lo que cualquier persona ordenada podría soportar, las supercomputadoras instaladas en cada uno de los centros estratégicos de la ciudad se sacrificaban y reducían a la mitad su tiempo de descanso. Ceños fruncidos por doquier eran la única manifestación pública de descontento, ya que toda la gente confiaba en la inmediata captura y ejecución del o de los culpables del mayor apagón de energía eléctrica recordado. No siendo diseñados para sufrir este tipo de percances, la mayoría de los aparatos eléctricos domésticos sufrieron fallas y retrasos en su programa de actividades, los empleados y los ejecutivos de las industrias se retrasaron, y los ordenadores no se encontraban listos para funcionar, la producción se retraso durante horas.
En la Coordinación Central, la situación era frenética, por primera vez en muchos aos, se ñle solicitó a los empleados trabajar horas extra, cada minuto llegaban reportes nuevos, las cámaras de circuito cerrado instaladas estratégicamente alrededor de la ciudad no reportaban nada extraño sucedido durante la madrugada, así que se tendran que ríevisar los 200 kilómetros de fibra superconductora que llevaba la energía eléacute;ctrica de la planta principal a la ciudad. Las pérdidas económicas y sociales eran incalculables, el descontento público crecía minuto con minuto, esperando el anuncio formal de la captura del saboteador, sin embargo, ninguna persona hubiera pensado siquiera en la posibilidad de protestar, en una sociedad tan desarrollada como la que existía, cualquier acción que no estuviera destinada a incrementar la productividad personal era un delito, generalmente castigado con la muerte inmediata, el gobierno estaba en crisis, los medios de información enviaban a sus más eficaces investigadores en busca del culpable, la Computadora Central, autoridad máxima y encargada de elegir a los dirigentes, buscando por supuesto el bien común, estaba congestionada con la información que recibía cada segundo. Por fin, se difundió un comunicado generado en la Coordinación Central, a las 2000 horas se daría una conferencia de prensa. En las pocas horas que faltaban para ese momento, la opinión publica se vio inundada por las más diversas afirmaciones, algunas decían que el apagón había sido provocado de manera intencional por la Computadora Central con la secreta intención de aumentar la demanda y la eficacia de los sistemas de emergencia y los menos optimistas aseguraban que se trataba de una señal clara del fin del mundo, citando arcaicas frases de la biblia como prueba, pero la mayor parte de la gente esperaba el anuncio oficial de la ejecución del culpable. 280 millones de ojos estaban atentos a la televisión, cifra increíble, teniendo en cuenta que la televisión estaba en franca decadencia frente a los nuevos sistemas de comunicación tridimensional interactiva.
En cuanto apareció el Primer Coordinador, la tensión creció por momentos, el trabajo se suspendió en todas las empresas no-prioritarias, para que todos pudieran ver el mensaje en vivo y en directo desde la oficina triangular que contenía a todo el gabinete y a los principales miembros del congreso. La apariencia de preocupación y temor en la cara del Primer Coordinador produjeron una reacción negativa en todo el publico. Mientras ordenaba su discurso, el Primer Coordinador no parecía ser el mismo, generalmente una persona afable y sonriente, ahora aprecia una sombra obscura tratando de desaparecer, como si esperara un milagro que lo librara de aquella pesada obligación. Al fin, tomó la palabra, en su corto mensaje, solo aclaró que su decisión de dimitir respondía a su descontento de seguir al frente de un gobierno incapaz de controlar de manera eficaz el suministro de energía. Su decisión fue tomada con frialdad, pronto, la Computadora Central escogió a los nuevos integrantes del parlamento y el gobierno, y la situación pareció normalizarse, sin embargo, estaba lejos de acabar, un mes después, el apagón se repitió, y esta vez el gabinete fue retirado sin miramientos.
El nuevo gobierno se dedico a revisar la Computadora Central en busca de alguna falla, y después de una infructuosa búsqueda, renunció, mientras tanto, las fallas en el suministro de energía comenzaron a desquiciar a las empresas, desde las alimenticia hasta las de investigación científica, el sistema terminó por colapsarse, y la gente empezó a morir de hambre, doscientos años en que la gente perdió su capacidad de lucha se tomaron una dulce venganza, guerras internas, disturbios, robos y asesinatos. Un último gobierno fue elegido, la Computadora Central fue desmantelada por hordas de animales hambrientos que un año antes eran trabajadores responsables y felices, los pocos que tenían acceso a las obsoletas armas, ahora guardadas en museos, se apoderaron de ellas, y comenzaron a recorrer la ciudad dispuestos a luchar hasta la muerte por un poco de comida, los científicos, elegidos desde siempre entre las personas con mayor IQ, huyeron de las ciudades hacia las montañas deshabitadas, donde regresaron a la vida primitiva y acabaron con las pocas hierbas que todavía existían, recuerdos del tiempo en que las plantas cubrían toda la faz de la tierra, pronto, sobre el planeta no quedaron mas que 28,000 millones de seres humanos, hambrientos, cansados, muertos, y sus miles de millones de maquinas, frías,...muertas.
© Leonardo Alcántara G. 1996
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