Se asomó por el balcón y su corazon casi se detuvo, veinte pisos de altura, pero los policias ya estaban entrando a su departamento, no tenia opción, era una muerte rápida ahora o una muerte lenta en la carcel, con todo tipo de torturas y privaciones, despues de una vida corta pero intensa, no pretendia pagar la cuenta en un hoyo de alguna prisión federal.
De un brinco saltó el balcón, primero se pego en la rodilla izquierda, el dolor lo hizo despertar, trato de regresar, de entregarse a la justicia, de pagar todos sus pecados, pero hay algunas desiciones irreversibles, y ésta era de ese tipo, comenzó a sentir el vértigo de la caida, jamas le habia tenido miedo a las alturas, pero cuando sintió el vacio en el que estaba cayendo, la sensación no le gustó, y en el fondo se dio cuenta de que tenia miedo, más que a las alturas, a morir.
Comenzaron a fluir recuerdos por su memoria, entre los primeros se encontraba una historia de alguien que amaba a una estrella del cielo, y que al momento de aventarse de un acantilado para alcanzarla, tuvo miedo y cayo muerto al mar que estaba abajo. Sabia que esa era su única solución, tener confianza y querer volar, si tenia suficiente fe, podría volar como un ave y alejarse de aquel lugar y por un muy pequeño instante pensó en la posibilidad de regenerarse, en comenzar de nuevo, pero no pudo, tener fe era demasiado pedirle a su debil voluntad.
Otro recuerdo fue el de su primera víctima, se vió a si mismo jalando el gatillo y sufriendo la muerte del otro, ya en esa ocasión habia sentido un vacio similar, pero en ese momento estaba acompañado y sabia que la sensación pronto pasaria, y ahora estaba solo, y no sabia que encontraria despues.
El piso se acercaba rápidamente, solo tuvo tiempo de pensar en su madre y sus hermanos, ¿se enterarian de su muerte?¿verian la televisión y aburridos le cambiarian de canal? La posibilidad de que pasaran su cuerpo bañado en sangre en la banqueta en las noticias de la noche le revolvió el estomago, ¿cuánto ganarian las cadenas de televisión lucrando con la morbosidad de la gente?¿cuánto dinero les habia regalado con los asesinatos que habia llevado a cabo?¿ganarian más que el? Una mueca sarcástica se asomó a su cara y la obscuridad lo envolvió.
© Leonardo Alcantara G. 1997
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