Todo comenzó con el taller de fotografía que tomé
con Roberto Mata, a finales de 1996.
Una de las
tareas que nos mandó Roberto consitía en fotografiar las
cosas más importantes para cada uno de nosotros. Obvio que entre
ellas no podía faltar una fotografía de mis papas. Esas fotos
las tomé rápido porque como siempre no tenía tiempo
para tomar unas fotos como son debido. Con calma. Cuando Roberto me corrigió
la tarea hizo el siguiente comentrario: "Como tema estas fotos cumplieron
el trabajo porque esas son las cosas más importantes para tí;
pero como trabajo fotográfico son el tipo de trabajos que no quiero
en mi curso porque parece que las fotos fueron hechas con una ametralladora
y no con una cámara de fotos. No le quito mérito al trabajo
porque tienes algo muy valioso que es una foto de tu papá, cosa
que yo no hice en su momento pero ahora me lamento porque mi papá
está muerto y yo no le saqué ninguna foto y eso es algo que
hubiera querido tener".
Este comentario
me hizo reflexionar y esperar el momento para poder sacarle unas fotos
que valieran la pena a mis papas. El momento llegó y aproveche en
nuestro viaje a Chile y Argentina para cumplir con una tarea que me había
quedado pendiente desde el taller con Roberto.
Para Carmen y Antonio son estas fotos...