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Este es el diario de un viaje
que realizamos mi mujer Paloma (que por aquel entonces aún no lo era)
y yo por el norte de la India en Agosto de 1990. Fue un viaje organizado con
Indoriente, en el que además visitamos Nepal, Tailandia y Bali. Aquí
contaré sólo la parte de la India y Nepal (Kathmandú).
Lo demás vendrá en otros capítulos.
Espero que sirva de ayuda a los
que planeeis hacer algo similar y de entretenimiento a los que no lo hagais.
Gracias por vuestra visita. KINMA
Días: 30 - 31 - 1 - 2 - 3 - 4 - 5 - 6 - 7 - 8
Amanecemos en el avión, a eso de las 6.30 de la mañana. No hemos
dormido mucho y la película ha sido muy mala. El "café"
que nos ponen para desayunar no ayuda a animarnos el día. Me voy resignando
a decir adios al café por unas semanas. El té es la bebida ideal
cuando se sale de España-Francia-Italia: quita la sed, es barato, es
agua hervida (seguridad estomacal) y en la India es bebida nacional.
La azafata nos reparte los impresos de entrada, que vamos rellenando. Deberían
ser autocopiativos. Para entrar en la India, te hace falta un visado, que se
consigue en la Embajada en Madrid. Podeis conseguir más información
en internet, en http://www.visualware.es/india/evisa.htm
, una página que además os permite imprimiros en casa el formulario
para llevarlo ya relleno.
Llegamos a Delhi a las 7:30 (11:00 hora local).
Se
nota mucho la humedad en el aire. Lo primero que te choca al salir es la gente,
por su cantidad y colorido. Por lo demás (coches, burocracia...) esto
podría ser como llegar a Egipto o Turquía. La gente te mira como
a bichos raros, pese a que se supone que ven muchos extranjeros.
Otro punto curioso es el olor: aquí todo huele (bien o mal, intenso o
suave, húmedo, penetrante). Me gusta. En occidente nos hemos acostumbrado
a olores neutros, desodorantes, ambientadores, jabon... aquí recuperas
ese sentido tan primitivo y reconfortante.
Nos llevan al hotel ITDC Ashok, ( http://www.india-travel.com/itdcdel1.htm
) al sur de Delhi, y hacemos tiempo hasta las 15:00. Es un hotel grande, pero
muy descuidado, como ruinoso. En el programa pone 5 estrellas. Por fuera tal
vez, es bonito, pero el servicio deja mucho que desear. A las 15:30 (sin comer,
entre una cosa y otra) vamos a ver un par de cosas por el viejo Delhi.
El
Memorial de Gandhi está en un amplio parque de césped.
No es su tumba, ya que a él lo incineraron, pero aquí viene mucha
gente aún a rezarle. Es muy simple, al aire libre, como un patio abierto
con césped.
La mezquita de Jama Masjid es la más grande de la India. Tiene
una fachada preciosa (las de Estambul, si no recuerdo mal, no tienen fachada).
Hace mucho calor, y muy húmedo.
Volvemos al bus (a la entrada y salida nos asaltan niños pide-boligrafos
y mendigos). Pasamos en bus por el barrio musulman. Podríamos estar en
Marrakech o El Cairo, las mismas tiendas, esas carnicerías tan "peculiares",
las llamadas a la oración...
El
Fuerte Rojo es una mezcla de fuerte y ciudad-fortaleza. Es decir, fue
"ciudad imperial" antes de que llegaran los ingleses y fuerte durante
su dominación. Es el símbolo de la independencia de la India,
como la Bastilla lo es de la Revolución Francesa. Está todo muy
descuidado, abandonado y sucio. Recuerda lejanamente al lujo de Estambul (Topkapi...),
pero como después de una guerra, todo descascarillado, como caído.
Desde una de las terrazas del Fuerte vemos un espectáculo de "magia
india" (así lo anunciaba el artista) en la calle, frente al Fuerte.
Un hombre se tumba bajo una lona, sacando solo la cabeza. De pronto empieza
a elevarse tumbado y acaba "flotando" a un metro del suelo. Baja,
sale de la lona y pasa la gorra. Para mí que había "gato"
encerrado (debajo de la lona), porque la lona no la retiró ni un momento.
Volvemos al hotel sudando, con toda la ropa pegada. Yo me doy un buen baño
en la piscina (vaya, agua templada). Llueve un poco, aunque no deja de hacer
calor. Agosto es el final del monzón (lluvias) por aquí.
El guía, Miguel Ángel, nos ha ofrecido cambiarnos el dinero a
un cambio de 1$ = 19 rupias, en vez de a 17, que es el cambio oficial del hotel.
Cenamos en el restaurante Japonés del hotel y nos acostamos pronto.
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Amanece nublado, cubierto, pero no llueve y sigue haciendo mucho calor. Desayunamos
en el hotel y vamos a seguir viendo Nueva Delhi.
Primero vamos al templo hinduista de Birla. Es mono, como muy casero, nada majestuoso. Está recién pintado y muy limpio, muy abierto, con galerías por todos lados. Vemos por las paredes el símbolo de la "svástica", que aquí significa "paz y tranquilidad" (Además de copiar el logotipo, a los nazis se les puede acusar de tergiversar su significado). Me gustan los templos hindús porque aquí todo es abierto, despejado, claro, no como en nuestras iglesias, con su ambiente opresivo y oscuro.
Luego vamos a ver la zona del Gobierno y el Arco "Puerta de la India". Son espacios muy amplios, enormes avenidas con mucho césped (hay que reconocer que los ingleses saben cuidar el césped, y dejan esa herencia por donde van). El "Raj Path" es como unos Campos Elíseos, donde al principio tuvieras el Arco del Triunfo y al final el Palacio de Buckingham.
Lo siguiente que vemos es la Tumba de Humayon, una tumba mogola del S.XVI en la que se inspir— el famoso Taj Mahal, pero toda en piedra roja, muy bonito al atardecer.
Finalmente vamos al Minarete de Kutab, que está junto a una mezquita/templo hindú semiderruido. Hay allí una columna de hierro ("que no se oxida") en la que hay una costumbre: si te pones de espalda a ella y juntas los brazos rodeándola, tendrás buena suerte. El minarete está cerrado al público, lo están reconstruyendo. Tiene varios pisos, uno de cada estilo, ya que a través del tiempo tuvo varios constructores.
Después de las visitas, nos lleva el guía a una tienda de souvenirs
de marfiles, sedas... (todos juntitos, a pagar el "impuesto revolucionario").
Al mediodía volvemos al hotel y comemos unos sandwiches.
A
las 15:00 salimos de compras con Elena, Marta y Alberto. Vamos al Mercado
Tibetano, que es como un Rastro (aunque de tibetano no tiene nada) con ropas,
zapatos, artesanía... muy turístico todo. Hay mucha gente, pocos
turistas, muchos mendigos, miles de vendedores ambulantes de chorradas como
abrelatas, postales, ajedreces. También hay mucha ropa de algodón.
Seguimos luego caminando hacia la vieja Delhi. Es una ciudad inmensa, muy extensa.
Conforme andamos hacia el centro vemos menos extranjeros y más caos,
más gente, más tráfico, más vacas por medio. Ves
mucha pobreza y mucha mierda, hasta que llega a un momento en que parece que
te acostumbras. Sobre todo hay mucho caos. Callejeamos un poco y luego cojemos
un taxi hasta el hotel Sheraton. Nos llevan a los 5 en un motocarro que no puede
ni con su alma. En el Sheraton (llegamos de milagro) cenamos en un restaurante
típico hindú (nan, cordero, pollo, lentejas). Se come con las
manos y todo pica muchísimo. Después de cenar volvemos a nuestro
hotel y nos tomamos un whisky en el cuarto de Elena y Marta.
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Salimos
a las 7:00 hacia Jaipur. Tardaremos unas 6 horas en hacer 250 kms en bus. El
paisaje es monótono: campos cultivados con pocos árboles. Tienen
camellos para hacer las faenas agrícolas. Aquí los coches van
por la carretera en un solo carril, esquivándose en plan kamikaze. ¡Y
no vimos ningún accidente!
Llegamos al hotel Clarks de Jaipur y comemos. Es como bastante cutre
todo.
Por la tarde vamos a ver el Observatorio Astronómico. Es una especie
de "parque temático" de aparatos astronómicos antiguos
de piedra al aire libre. Hay relojes de sol, y otros muchas construcciones para
mirar las estrellas... pero para alguien que no se entera mucho (como yo) más
bien recuerdan esculturas gigantes.
Vemos luego el Palacio del Rajá. El palacio está muy vacío (de muebles...). Recuerda algo a la Ciudad Prohibida de Pekín, pero claro, 100 veces más pequeño. En otro pabellón del palacio vive el actual maharajá, que es ahora ministro de no sé qué. En un patio del palacio hay unos guardianes/porteros muy decorativos, con los que nos hacemos unas fotos. Llevan unos magníficos turbantes rojos.
Luego nos llevan (¡a comprar otra vez!) a una fábrica de alfombras,
sedas, vestidos, telas... Compro tampones para imprimir sobre tela. Son de madera
y tienen unos dibujos variados, tallados a mano.
Cenamos en el hotel, un poco mejor que al mediodía ya. Luego nos vamos a tomar un whisky al cuarto de Miguel Ángel, el guía.
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Desayunamos
a las 8:30. Está todo nublado. Hoy sí que llueve. Vamos al centro
(el hotel está alejado del centro, a unos 8 kms) a ver el Palacio
de los Vientos. Lo vemos desde fuera, lo bonito es la fachada.
El autobús nos lleva luego al Fuerte Amer. Nos deja en la base
de la colina. Es una especie de Alambra en pequeño. Subimos la cuesta
hasta la entrada montados en elefante, cuatro personas por elefante. Por dentro,
el fuerte está bien, pero quizás lo mejor sea la vista. El fuerte
es inmenso,
comprende el palacio, y todo un recinto amurallado con casas de los vasallos
del rajá. Todo un auténtico pueblo amurallado alrededor de su
Señor. A la vuelta paramos en una tienda de piedras semi-preciosas (¡cómo
no!). Empieza a llover fuerte: ¡¡Los monzones!! Volvemos al hotel
a las 13:00 y comemos.
Por
la tarde vamos a ver el centro de Jaipur. Llueve. Hay una fiesta musulmana (la
decapitación de Alí) y no dejan pasar al taxi dentro de
la ciudad amurallada. Vamos a pie y vemos la procesión musulmana. Son
como "cofradías" pero un poco caóticas, cada una con
su "paso" ornamental con muchas lentejuelas, tocando el bombo (cada
uno por su lado) y chillando mucho. Van y vienen por toda la ciudad sin orden
alguno.
Luego fuimos de compras. Compramos tinta de colores, telas, candados... A eso
de las 17:00 empieza a llover fuerte. En una de las tiendas de souvenirs nos
separamos, porque Paloma, Alberto y yo queríamos ver figuras de madera
pintadas, pero Marta y Elena no. Nos "secuestra" un chaval de una
tienda frente al Palacio de los Vientos y pasamos la tarde allí tomando
té y comprando (y sequitos, que afuera llueve a mares). Yo compro un
elefante, 1 vaca y 1 caja de lápices, todo de madera pintada.
Marta y Elena tuvieron su aventura particular por las calles de Jaipur: 2 mujeres
solas entre una masa de musulmanes en fiesta...
Nos reunimos de nuevo a las 19:30 y nos vamos a cenar al Rambagh Palace,
un hotel fabuloso que era antes el palacio de un Maharajá. Merece la
pena ir, aunque sea para verlo sólo.
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3.VIII.90. Fathepur Sikri / Agra
Nos
levantamos a las 5:00 y a las 6:00 salimos hacia Agra. De camino, vemos las
ruinas de la ciudad mogol de Fathepur Sikri (a unas 4 horas de Jaipur
en bus). Es un palacio de grandes patios, todo en piedra roja, con pabellones,
corredores... No hay casi decoración por las paredes. Todo es de un rojo/marrón
muy simple, elegante. Es todo amplio, muy abierto y bastante bien conservado.
Por el camino de vuelta pasamos por varios pueblos. La gente en la India vive
prácticamente en la calle. Come, duerme, charla, trabaja y hasta hace
sus necesidades allí.
Llegamos a Agra a las 14:00 y comemos en el hotel. Por la tarde vamos lo primero
a visitar el Fuerte Rojo de aquí (el de Delhi es posterior y se
inspira en este). Es grande, bonito y en muy buen estado. Desde sus terrazas
puede verse el Taj Mahal, en la otra orilla del río.
De aquí vamos finalmente al Taj Mahal. Llegamos a las 17:00. La primera visión del conjunto es impresionante, todo blanco y majestuoso. Es tal como lo esperas, o mejor aún; no te decepciona nada. Hay mucha gente, la mayoría hindúes. Todo está limpio, limpísimo. Para entrar hay que descalzarse, como si entras en una mezquita. Es una delicia pisar descalzo el mármol blanco, tan limpio y frio. Me siento en uno de los laterales a contemplar la vista del conjunto y de la gente paseando por allí.
A las 19:00 cierran y nos volvemos al hotel.
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Día libre en Agra. Paloma ha amanecido con fiebre, debe tener un resfriado o algo así. Llamamos a un médico que le receta 4 ó 5 pastillas para la fiebre, la garganta... Finalmente sólo tomará Clamoxil y un jarabe para la garganta (son demasiadas pastillas para el estómago).
Ella se queda en la cama y yo me voy con varios del grupo a ver la Tumba de Itimad-ud-Daulah, en la orilla del río Yamuna. Es toda blanca, mucho más pequeña que el Taj Mahal, pero más recargada, con más detalle y con la distribución original de las tumbas (mausoleo en el centro y 4 mezquitas).
Luego callejeamos un poco y volvemos al hotel a comer. Paloma está algo mejor. Por la tarde cogemos otra vez el mismo rickshaw de por la mañana (nos esperó a la puerta del hotel al mediodía). Nada más salir se pone a llover a tope a tope. A pesar de que llevamos paraguas, nos pusimos chorreando porque la capota del rickshaw está hecha polvo. Pero el tío que pedaleaba sí que se mojó, se empapó por completo porque no llevaba ni paraguas. Vamos a unas cuantas tiendas y al final de la tarde, otra vez al Taj Mahal, a ver la puesta de sol. Nos acostamos pronto.
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Nos levantamos tarde. Paloma sigue mal. Yo paso la mañana en la piscina, hasta las 12, hora en que salimos hacia el aeropuerto. El sol pica bastante, aunque está medio nublado.
A las 13:30 salimos de Agra hacia Benarés. Llegamos a las 15:15 (hacemos 2 escalas) y nos llevan directamente al hotel Best Western (http://www.varanasi-hotels.com/westvara.htm). Tomamos un sándwich y vamos a una tienda a ver telares de seda.
Cenamos a las 20:30. Después salimos a dar una vuelta por la ciudad
de noche y ver las cremaciones de cadáveres que se hacen a la
orilla del río.
Llegamos en taxi hasta el río, hasta un callejón oscuro lleno
de cadáveres en el suelo. El taxista nos dice que tengamos cuidado con
los "bodies" (cuerpos). Marta le entiende que cuidado con los
"lobbies", no sabe lo que dice hasta que se tropieza con uno y da
un bote que casi se cae.
Allí mismo hay un crematorio eléctrico (más moderno, público
y más barato, 50 rupias, unas 500 pelas). Desde allí nos montamos
en una barca que nos lleva a dar un paseo por todo el río hasta
un crematorio "clásico", de leña. Hay luna llena y un
silencio sepulcral, casi sagrado. Finalmente llegamos al lugar donde se hacen
las cremaciones (privadas) sobre madera, a 1000 rupias cada. Hay una plataforma
sobre la que hacen unas 10 hogueras y están continuamente (24 horas)
quemando cadáveres. Es un espectáculo dantesco, como un descenso
a los infiernos, pero más por el ambiente, la luz , el fuego y la noche
que por los cadáveres en sí. El olor recuerda a una barbacoa,
aunque esto pueda parecer irreverente. Al volver en la barca, casi tropezamos
con un cadáver que flota por el Ganges. Nos acostamos a las 12.
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Nos levantamos a las 4:00 de la mañana. Tomamos un té ligerito y nos vamos a ver el Ganges de madrugada. Cogemos una barca y vamos por la orilla. Lo que ayer eran impresionantes escaleras vacías que llegaban hasta el río, hoy son hervideros de gente empujándose para llegar a la orilla. Además el río está un nivel más alto de lo habitual y solo se ven escaleras. La masa humana es increíble, todos bañándose, lavando ropa, rezando... en las sagradas aguas pútridas del Ganges!
Después de media hora desembarcamos y damos una vuelta por la ciudad. Son callejuelas infectas llenas de mierda y barro por las que se arrastran mendigos, peregrinos, leprosos... Hoy hay un festival religioso (hay más fiestas que días del año en Benarés) y se ven largas colas de peregrinos para entrar en los templos. Es como Cádiz un sábado de carnaval.
Volvemos al autobús, vamos a ver un par de templos y regresamos al hotel. A las 11:00 salimos hacia Katmandú. El avión tarda 55 minutos. Nepal es un pais totalmente diferente de la India, se parece mucho más a China, es más avanzado, más limpio. Sacamos el visado y nos vamos al Hotel Sherpa ( http://www.green-lotus-trekking.com/hotels/hotel-sherpa.html ).
Por la tarde salimos y vamos a ver el Templo Budista "de los Monos" (Swayambunath). Entrando en el templo, te sientes ya en China: dragones, color rojo, velas, lamas, budas... Después vamos al centro de Katmandú y vemos varios edificios: templos, Palacio del Rey y la Casa de la Kumara (diosa-niña del Nepal). Esta Kumara es ahora (aparte del rollo espiritual) una atracción turística. Desde el patio de la casa se la llama a voces y aparece un segundo para que se le vea la cara (de muy mala leche, por cierto). No se le pueden sacar fotos, aunque en la puerta venden postales con su cara (business, business). Nos volvemos andando por callejuelas al hotel. En cada esquina hay templitos, ventanas de madera tallada... es una maravilla de pueblo (en el fondo es un pueblo grande). Cenamos en un chino superbarato (unas 300 pelas cada uno).
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Por
la mañana (a las 9:00) nos vamos en bus a ver el Valle de Kathmandú.
Primero vemos Bhadgaon, un templo budista (stupa) metido como en un círculo
de casas, todo muy tibetano.
Luego vamos a Pasupatinah, que es una aldeita medio de montaña,
como muy mística. Tienen allí un templo muy grande, estupas, santones
y cremaciones (menos espectaculares y multitudinarias que en Benarés).
Hay yoghis que se retuercen, hacen el pino ¡¡Y hasta levantan piedras
con la polla!!... En fin, mucho circo, me parece a mí.
Luego vemos Patán y Dhulikel, dos ciudades antiguas del valle, con mucho templo de madera, callejuelas...
Cenamos en un restaurante de montaña (Doolittle) viendo un paisaje como
en Asturias prácticamente. En días despejados se ve desde aquí
la cordillera del Himalaya, pero ahora es temporada de monzones y hay nubarrones
por todos lados. Pero de todos modos es precioso, todo verde verde con bancales
de arroz. Volvemos a Katmandú y tenemos la tarde libre.
Vamos a la zona de Thamil, callejuelas más turísticas, más tirando a hippie que a nepalí. Hay tiendas de souvenirs, agencias de trekking, restaurantes. Nos encontramos por la calle a Miguel Ángel y Alberto, nos vamos a tomar un cocktail con ellos. Luego cenamos en un restaurante nepalí. Cae un buen chaparrón monzónico. Nos acostamos pronto.
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Nos levantamos tarde. Vamos de compras al centro (Katmandú puede recorrerse a pie). Empezamos por la parte antigua y luego vamos a hacer un recorrido de "tesoros ocultos" de las callejuelas del centro. Son rincones no muy turísticos donde hay estupas, balcones, patios con templos... todo pequeñito, precioso.
Hacemos algunas compras y vamos a comer al Thamil.
Por la tarde seguimos comprando por la calle hasta que gastamos toda la pasta.
Vuelve a llover por la tarde. Cenamos en un restaurante japonés, frente
al hotel.
Al día siguiente cogemos el avión hasta Tailandia, donde pasaremos
unos días y luego a Bali una semana.
Un viaje agotador, pero que repetiría sin dudarlo.