Economía              

 
    En la actualidad, la economía agraria se halla uniformada por el monocultivo del cerezo. Las plantaciones de este árbol han seguido aumentado, a costa de desmantelar olivares y viñedos y de talar rebollares y castañares. Pese al preocupante ritmo de crecimiento del cerezal vallense, hoy su producción sólo representa un tercio de la cosecha nacional, cuando hace menos de tres décadas suponía las dos terceras partes.  El cultivo se ha expandido vertiginosamente por otras regiones españolas en pocos lustros.

 
    El cerezo presenta una problemática compleja en la comarca: reorientación de la producción y reconversión varietal; mejora de la gestión y comercialización del fruto y sus derivados (aguardientes y confituras) en las coordenadas del mercado único europeo; fortalecimiento del sistema asociativo agrario, dividido en dos grupos de cooperativas que se hacen una innecesaria competencia en los mercados; reconocimiento de la denominación de origen.

 
    El cerezo es un cultivo difícil y esclavizante. Sumamente delicado. Requiere no pocos gastos y atenciones frecuentes para lograr una buena fructificación, expuesta, hasta el momento último a que una tormenta o una  infección malogre la cosecha.

 
 

 
 


 
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