Williams, Raymond. "Marxismo y Literatura"

CULTURA

El concepto debe tener una conciencia histórica. Cada concepto interactúa con una historia y una experiencia cambiante.

El concepto de cultura, cuando es observado dentro del contexto más amplio del desarrollo histórico, ejerce una fuerte presión sobre los términos limitados de todos los demás conceptos. Esto difiere con el determinismo marxista base superestructura. La cultura sería para Williams una esfera integradora.

CIVILIZACIÓN:

  1. "CULTURA": Con un sentido distinto del crecimiento y del desarrollo humano.
  2. "SOCIALISMO": Crítica social e histórica, alternativa de civilización.

LA COMPLEJIDAD DEL TÉRMINO CULTURA: GRANDES DIFICULTADES EN LAS TEORÍAS:

El problema de saber, al principio, si sería una teoría de "las artes y la vida intelectual" en sus relaciones con la "sociedad" o una teoría del proceso social que produce "estilos de vida" escpecíficos y diferentes, es sólo el problema más evidente.

BASE Y SUPERESTRUCTURA

3 SENTIDOS DE SUPERESTRUCTURA:

  1. LAS INSTRUCCIONES: formas legales y políticas que expresan verdaderas relaciones de producción existentes.
  2. LAS FORMAS DE CONCIENCIA: que expresan una particular concepción clasista del mundo.
  3. LAS PRÁCTICAS POLÍTICAS Y CULTURALES: un proceso en el cual los hombres tomen conciencia de un conflicto económico fundamental y lo combatan.

LA HEGEMONÍA

El marxismo amplió la definición de gobierno o dominación a las relaciones entre las clases sociales y especialmente a las definiciones de una clase dirigente. La "hegemonía" adquirió un sentido más significativo en la obra de Antonio Gramsci, este planteó una distinción entre "dominio" y "hegemonía". El "dominio" se expresa en formas directamente políticas y en tiempos de crisis por medio de una coerción directa o efectiva; y la "hegemonía", según las diferentes interpretaciones, es esto o las fuerzas activas sociales y culturales que constituyen sus elementos necesarios. Cualesquiera que sean las implicaciones del concepto para la teoría marxista, los efectos que produce sobre la teoría cultural son inmediatos, ya que "hegemonía" es un concepto que, a la vez, incluye los dos poderosos conceptos anteriores: el de "cultura" como "proceso social total" en que los hombres definen y configuran sus vidas, y el de "ideología", en cualquiera de sus sentidos marxistas, en la que un sistema de significados y valores constituye la expresión o proyección de un particular interés de clase.

El concepto de"hegemonía" tiene un alcance mayor que el concepto de "cultura", tal como fue definido anteriormente, por su insistencia en relacionar el "proceso social total" con las distribuciones específicas del poder y la influencia. Afirmar que los hombres definen y configuran por completo sus vidas sólo es cierto en un plano abstracto. En toda sociedad verdadera existen ciertas desigualdades específicas en los medios, y por lo tanto en la capacidad para realizar este proceso. En una sociedad de clases existen fundamentalmente desigualdades entre clases. En consecuencia, Gramsci introdujo el necesario reconocimiento de la dominación y la subordinación en lo que, no obstante, debe ser reconocido como un proceso total.

Es precisamente en este reconocimiento de la totalidad del proceso donde el concepto de "hegemonía" va más allá que el concepto de "ideología". Llo que resulta decisivo no es solamente el sistema consciente de ideas y creencias, sino todo el proceso social vivido, organizado prácticamente por significados y valores específicos y dominantes. La ideología, en sus acepciones corrientes, constituye un sistema de significados, valores y creencias relativamente formal y articulado, de un tipo que puede ser abstraído como una "concepción universal" o una "perspective de clase".

La "hegemonía" no es solamente el nivel superior articulado de la "ideología" ni tampoco sus formas de control consideradas habitualmente como "manipulación". La "hegemonía" constituye todo un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida: nuestros sentidos y dosis de energía, las percepciones definidas que tenemos de nosotros mismos y de nuestro mundo. Es un vivído sistema de significados y valores que en la medida en que son experimentados como prácticas parecen confirmarse recíprocamente.

Existe un modo absolutamente diferente de comprender la actividad cultural como tradición y como práctica. El trabajo y la actividad cultural no constituyen ahora una superestructura: no solamente debido a la profundidad y minuciosidad con que se vive cualquier tipo de hegemonía cultural, sino porque la tradición y la práctica cultural son comprendidas como algo más que expresiones superestructurales de una estructura scial y económica configurada.

TRADICIONES, INSTITUCIONES Y FORMACIONES

La hegemonía constituye siempre un proceso activo; sin embargo, esto no significa que se trate simplemente de un complejo de rasgos y elementos dominantes. Por el contrario, es siempre una interconexión y una organización más o menos adecuada de lo que de otro modo serían significados, valores y prácticas separadas e incluso dispares que este proceso activo incorpora a una cultura significativa y a un orden social efectivo. Para comprender este proceso de incorporación y el material sobre el que debe operar, necesitamos distinguir tres aspectos dentro de cualquier proceso ccultural; los podemoss denominar tradiciones, instituciones y formaciones.

El concepto de tradición ha sido radicalmente rechazado dentro del pensamiento cultural marxista, es considerado un factor secundario. Esto no se debe exclusivamente al hecho de que normalmente sea diagnosticado como superestructura, sino también a que la tradición ha sido comunmente considerada como un segmento histórico relativamente inerte de una estructura social: la tradición como supervivencia del pasado. Sin embargo, esta versión de la tradición es débil en el punto preciso en que es fuerte el sentido incorporado de la trradición: donde es visto, en realidad, como una fuerza activamente configurativa, ya que en la práctica la tradición es la expresión más evidente de las presiones y límites dominantes y hegemónicos, es en realidad el medio de incorporación práctico más poderoso. Lo que debemos comprender no es presisamente "una tradición", sino una tradición selectiva: una versión intencionalmente selectiva de un pasado configurativo y de un presente preconfigurado, que resulta entonces poderosamente operativo dentro del proceso de definición e identificación cultural y social.

La mayoría de las versiones de la "tradición" pueden ser rápidamente demostradas en su modalidad radicalmente selectiva. A partir de un área total posible del pasado y el presente, dentro de una cultura particular, ciertos significados y prácticas son seleccionados y acentuados y otros significados y prácticas son rechazados o excluídos. Sin embargo, dentrode una hegemonía particular, y como una de sus procesos decisivos, esta selección es presentada con éxito como "la tradición", como el "pasado significativo". Lo que debe decirse entonces acerca de toda tradición, en este sentido, es que constituye un aspecto de la organización social y cultural contemporánea del interés de la dominación de una clase específica. Es una versión del pasado que se pretende conectar con el presente y ratificar.

Cualquier recuperación puede resultar simplemente residual o marginal, a menos que las líneas del presente, en el verdadero proceso de la tradición selectiva, sean clara y activamente trazadas.

Es cierto que el establecimiento efectivo de una tradición selectiva puede decirse que depende de instituciones identificables. Sin embargo, es una subestimación del proceso suponer que depende solamente de las instituciones. Nunca se trata de una mera cuestión de instituciones identificables. Es asimismo una cuestión de formaciones: los movimientos y tendencias efectivos, en la vida intelectual y artística, que tienen una influencia significativa y a veces decisiva sobre el desarrollo activo de una cultura y que presentan una relación variable y a veces solapada con las instituciones formales.

Todo proceso de socialización, obviamente, incluyen cosas que deben aprender todos los seres humanos; sin embargo, cualquier proceso específico vincula este aprendizaje necesario a una selecta esfera de significados, valores y prácticas que, en la proximidad que manifiesta su asociación con el aprendizaje necesario, constituyen los verdaderos fundamentos de lo hegemónico.

La verdadera condición de la hegemonía es la efectiva autoidentificación con las formas hegemónicas; una "socialización" específica e internalizada de la que se espera que resulte positiva pero que, si ello no es posible, se apoyará en un (resignado) reconocimiento de lo inevitable y lo necesario. En ese sentido, una cultura efectiva es siempre algo más que la suma de sus instituciones. Esta es la razón por la que, en cualquier análisis, debemos incluir asimismo a las formaciones. Las formaciones son más reconocibles como tendencias y movimientos conscientes (literarios, artísticos, filosóficos o científicos) que normalmente pueden ser distinguidos de sus producciones formativas. Es generalmente característico de las sociedades desarrolladas complejas que las formaciones, a diferencia de las instituciones, tengan un papel cada vez más importante.

DOMINANTE, RESIDUAL Y EMERGENTE

La complejidad de una cultura debe hallarse no solamente en sus procesos variables y en sus definiciones sociales -tradiciones, instituciones y formaciones-, sino también en las interrelaciones dinámicas, en cada punto del proceso que presentan ciertos elementos variables e históricamente variados.

En el auténtico análisis histórico es necesario reconocer en cada punto las complejas interrelaciones que existen entre los movimientos y las tendencias, tanto dentro como más allá de una dominación efectiva y específica.

Mientras conservamos la hipótesis trascendental, podemos hallar términos que no sólo reconozcan los "estadios" y las "variaciones", sino también las relaciones dinámicas internas de todo proceso verdadero. En realidad, todavía debemos hablar de lo "dominante" y lo "efectivo", y en estos sentidos, de lo hegemónico. Sin embargo, nos encontramos con que también debemos hablar de lo "residual" y lo "emergente", que en cualquier proceso verdadero y en cualquier momento de este proceso, son significativos tanto en sí mismos como en lo que revelan sobre las características de lo "dominante".

Por "residual" quiero significar algo diferente a lo "arcáico", aunque en la práctica son a menudo muy difíciles de disinguir. Toda cultura incluye elementos aprovechables de su pasado, pero su lugar dentro del proceso cultural contemporáneo es profundamente variable. Yo denominaría "arcáico" a lo que se reconoce plenamente como un elemento del pasado para ser observado, para ser examinado o incluso para ser conscientemente revivido de un modo deliveradamente especializado. Lo que pretendo significar por "residual" es muy diferente: lo "residual", por definición, ha sido formado efectivamente en el pasado, pero todavía se halla en actividad dentro ddel proceso cultural; no sólo -y a menudo ni esto- como un elemento del pasado, sino como un efectivo elemento del presente. La religión organizada es predominantemente residual; sin embargo, dentro de esta declaración existe una diferencia significativa entre algunos significados y valores práctivamente alternativos y en oposición (la hermandad absoluta, el servicio desinteresado a los demás) y un cuerpo mayos de signiicados y valores incorporados (la modalidad oficial o el orden social del cual lo mundano constituye un componente separado neutralizador o ratificador). Por otra parte, la idea de comunidad rural es predominantemente residual; sin embargo, en algunos aspectos limitaados opera como alternativa u oposición al capitalismo industrial urbano. Es en la incorporación de lo activamente residual -a través de la reinterpretación, la proyección, la inclusión y la exclusión discriminada- como el trabajo de la tradición selectiva se torna evidente.

Por "emergente" quiero significar, en primer término, los nuevos significados y valores, nuevas prácticas, nuevas relaciones y tipos de relaciones que se crean continuamente. Las definiciones de lo emergente, tanto como de lo residual, sólo pueden producirse en relación con un sentido cabal de lo dominante.

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