Castoriadis. Lo imaginario: la creación en el dominio históricosocial

Mi tema se refiere al dominio históricosocial. Pero antes de tratarlo debo comenzar por hacer algunas afirmaciones enteramente dogmáticas:
  1. el ser no es un sistema, no es un sistema de sistemas y no es una "gran cadena". El ser es caos o abismo o lo sin fondo.
  2. el ser no está simplemente "en" el tiempo, sino que es por el tiempo
  3. el tiempo no es nada o es creación. El tiempo, rigurosamente hablando, es impensable sin la creación; de otra manera el tiempo sería sólo una cuerta dimensión espacial supernumeraria.
  4. Estos hechos fundamentales relativos al ser, al tiempo y a la creación, quedaron encubiertos por la ontología (ciencia del ser en general) tradicional porque esa ontología trabajó siempre en su corriente principal valiéndose de la hipercategoría fundamental de la determinación. La determinación lleva a negar el tiempo, lleva a la atemporalidad: si algo está verdaderamente determinado lo está desde siempre y para siempre. Si cambia, los modos de su cambio y las formas que ese cambio puede producir ya están determinados.
  5. desde un punto de vista último, la pregunta: "Qué proviene, en lo que conocemos, del observador (de nosotros) y qué proviene de lo que es? Esta pregunta no tiene respuesta ni nunca la tendrá.


Intento aquí dilucidar algún tanto ciertos aspectos de estas dos interrogaciones gemelas: ¿Qué es una forma? ¿Cómo surge la forma? Trataré de responder discutiendo estas dos preguntas tales como ellas aparecen en el dominio histórico social.

Ningún filósofo comenza diciendo: "Sea el Requiem de Mozart como paradigma del ser: comencemos por esto." ¿Por qué no podríamos nosotros comenzar postulando un sueño, un poema, una sinfonía como instancias paradigmáticas de la plenitud del ser y considerar el mundo físico como un modo diferente del ser en lugar de ver las cosas de la manera inversa, en lugar de ver el modo de existencia imaginario, es decir humano, un modo de ser deficiente o secundario?

El hombre sólo existe en la sociedad y por la sociedad... y la sociedad es siempre histórica. La sociedad como tal es una forma, y cada sociedad dada es una forma particular y singular. La forma implica la organización, en otras palabras, el orden. No trataré de definir aquí estos términos: forma, organización, orden. Intentaré más bien mostrar que ellos adquieren un sentido no superficialmente nuevo en el dominio histórico social y que el cotejo de ese sentido con el sentido dado a esos términos en la matemática, la física o la biología podría resultar beneficioso para todas las esferas en cuestión.

En el dominio históricosocial se presentan dos cuestiones fundamentales:
  1. ¿qué mantiene unida a una sociedad? ¿cuál es la base de la unidad, de la cohesión y de la diferenciación organizada de esa urdidumbre fantásticamente compleja de fenómenos que observamos en toda sociedad? Pero también nos vemos frente a la multiplicidad y a la diversidad de las sociedades y también frente a la dimensión histórica interna de cada sociedad que se expresa como alteración del orden social dado y que puede eventualmente conducir a un fin (súbito o no) del "antiguo orden" y a la instauración de un nuevo orden. De manera que debemos preguntarnos:
  2. ¿qué es lo que hace nacer formas de sociedad diferentes y nuevas?


Vuelvo ahora a mi primera cuestión. Lo que mantiene a una sociedad unida es evidentemente su institución, el complejo total de sus instituciones particulares; aquí la palabra institución está empleada en su sentido más amplio y radical, pues significa normas, valores, lenguaje, herramientas, procedimientos y métodos de hacer frente a las cosas y, desde luego, el individuo mismo, tanto en general como en el tipo y las formas particulares que le da la sociedad considerada.

¿Cómo se imponen las instituciones? ¿Cómo aseguran las instituciones su validez efectiva? Superficialmetne y sólo en algunos casos, lo hacen mediante la cohesión y las sanciones. Menos superficialmente y de manera más amplia, mediante la adhesión, el apoyo, el consenso, la legitimidad, la creencia. Pero en última instancia lo hacen mediante la formación (elaboración) de la materia prima humana en individuo social, en el cual se incorporan tanto las instituciones mismas como los "mecanismos" de la perpetuación de tales instituciones.

La institución produce individuos, quienes, por construcción, son no sólo capaces de reproducir la institución sino que están obligados a reproducirla. La "ley" produce los elementos de manera tal que el funcionamiento de éstos incorpora, reproduce y perpetúa la "ley".

La institución de la sociedad está evidentemente hecha de múltiples instituciones particulares. Estas forman un todo coherente y funcionan como un todo coherente. Considerándola más atentamente, comprobamos que esta unidad es, en última instancia, la unidad y la cohesión interna de la urdidumbre inmensamente compleja de significaciones que empapan, orientan y dirigen toda la vida de la sociedad considerada y a los individuos concretos que corporalmente la constituyen. Esa urdidumbre es lo que yo llamo la magma de las significaciones imaginarias sociales que cobran cuerpo en la isntitución de la sociedad y que, por así decirlo, la animan. Semejantes significaciones sociales imaginarias son, por ejemplo, espíritus, dioses, dios, polis, ciudadano, nación, estado, partido, mercancía, dinero, capital, tasas de interés, et. pero también hombre/mujer/hijo según están especificados en una determinada sociedad.

Llamo imaginarias a estas significaciones porque no corresponden a elementos "racionales" o "reales" y no quedan agotadas por referencia a dichos elementos, sino que están dadas por creación, y las llamo sociales porque sólo existen estando instituidas y siendo objeto de participación de un ente colectivo impersonal y anónimo. Más adelante volveré a ocuparme del término "magma".

¿Cuál es la fuente, la raíz, el origen de este magma y de su unidad? En este punto podemos ver claramente los límites de la ontología tradicional. Ningún "sujeto" o "individuo" habría podido ser ese origen. Los "sujetos", los "individuos" y sus "grupos" son ellos mismos los productos de un proceso de socialización y su existencia presupone la existencia de una sociedad instituida. Tampoco podemos encontrar ese origen en las "cosas". Debemos reconocer que el campo históricosocial es irreductible a los tipos tradicionales de ser y que aquí observamos el fruto, la creación de lo que yo llamo lo imaginario social o la sociedad instituyente.

Si consideramos en una sociedad dada cómo "operan" el magma de significaciones imaginarias sociales y las instituciones correspondientes, percibimos una similitud entre la organización social y la organización biológica en un aspecto preciso: en el aspecto de cerco, para utilizar el término de Francisco Varela. Tanto la organización social como la biológica exhiben un cerco de organización, de información y de conocimiento.

Toda sociedad instaura, crea su propio mundo en el que evidentemente ella está incluida. En suma, es la institución de la sociedad lo que determina aquello que es "real" y aquello que no lo es, lo que tiene unsentido y lo que carece de él. Sería superficial e insuficiente decir que toda sociedad "contiene" un sistema de interpretación del mundo. Toda sociedad es un sistema de interpretación del mundo, y aún aquí el término "interpretación" resulta superficial e impropio. Toda sociedad es una construcción, una constitución, creación de un mundo, de su propio mundo. su propia identidad no es otra cosa que ese "sistema de interpretación", ese mundo que ella cra.
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