El pensamiento no determina de modo inmediato la práctica creativa de un cuerpo |
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Imagen visual <> (F) espacial |
La condición para que el contenido de un pensamiento se haga presente en la práctica es que esos contenidos se conviertan en disponibilidades fisonómicas para un cuerpo. |
(D) | Programa -->Carácter Verbal Proyecto --> Configuraciones formales y verbales que traducen el programa |
Producción de la obra = Producción de significación ® La obra de (D) encuentra su justificación
cuando la significación que produce alcanza a un usuario real y concreto Þ Investigación de las condiciones
significativas del usuario
¯
Finalidad
social del (D)
¯
El diseñador produce para satisfacer
necesidades estéticas y funcionales para las que no existe un usuario
universal, sino múltiples usuarios. Las significaciones imaginarias sociales
son condición para dar cuenta de esos usuarios (¡OJO! Están en constante movimiento:
concepto de “magma” de Castoriadis).
Obra de (D) |
·
Función
de uso ·
Función
de significación |
|
|
Forma |
·
Realización
racional de una función útil ·
Creación
de significación ·
Valor
estético |
Funcionalismo: “La (F) debe seguir a la
función” Þ Estética
de la (F) =
Estética de
la función
El diseñador tiende a reproducir
pasivamente las significaciones sociales globales sin adecuarlas a la
singularidad del medio y de los usuarios sobre los cuales influirá el (D).
Trabajar de manera conciente con las significaciones, pensar en la función y en
el uso como significaciones imaginarias y a la obra como producción imaginaria
que opera en el terreno de lo simbólico.
No hay una (F) para cada significación.
La significación no es única ni determinada. La significación tampoco puede no
tener (F): donde hay (F) hay significación. Las significaciones, a su vez, no
son determinantes de una (F) única: no prescriben cualidades formales
obligatorias.
Sujeto Construcción
social
Potencia
de creación y de experiencia subjetiva
Innovación: ruptura con mi propia
historia y con la de los otros, creación de nuevas necesidades y significaciones
que se inscribirán en lo social. Siempre depende de un conjunto de
disponibilidades, ya sean sociales (lo imaginario instituido) o individuales.
El creador de una obra no puede dejar de manifestar su mundo, ni sustraerse a
las significaciones en las que está inmerso.
Racionalismo: Objeto = Efecto del uso
racional de las propiedades de la materia
Nuestra relación con el mundo es
posible porque el mundo posee cualidades determinables, de las cuales podemos
apropiarnos a fin de que nuestro obrar sea compatible con ellas ® El conocimiento devela el ser de la
cosa en el plano del lenguaje (Frege: “el lenguaje dice lo que las cosas son”) ® La significación es aquello que el
mundo es para el conocimiento, puesto en lenguaje Þ Si
las propiedades y las determinaciones pertenecen al objeto, también las
significaciones son inherentes a él. Las significaciones son el correlato
lingüístico de las determinaciones de la cosa ®
Frege: referencia
® Barthes: denotación
¯
La
correspondencia mundo-lenguaje
desaparece
cuando el lenguaje habla
de sí mismo
(MITO)
El mundo no está dicho definitivamente
nunca, porque siempre hay un sujeto del decir para el cual lo que es no se deja
decir del todo, o para el cual el decir nunca dice totalmente ni lo que es ni
lo que dice.
La significación no es el saber de las
cosas hecho lenguaje, sino la condición del saber y del lenguaje: porque
instituimos sentido para las cosas, estas pueden pasar al lenguaje, y es porque
significan que podemos encontrar en ellas propiedades de las cosas. Luego de
pasadas al lenguaje “naturalizamos” las significaciones y las consideramos
parte de la cosa, pero en realidad no lo son. Al contrario: porque instituimos
esa significación podemos luego dar cuenta de las propiedades de la cosa.
(D) ® Hacer
proyectual Determinaciones materiales Se las considera naturales y
Determinaciones
de la función desprovistas de significación
Determinaciones
tecnológicas ¯
Ligada a lo cultural
y a lo estilístico
¯
significación como
ornamento de la (F)
El positivismo racionalista no entiende que no es posible concebir una (F) que valga como “útil” por las propiedades que son inherentes a su naturaleza, porque la utilidad de una (F) es una significación, y el uso es una construcción social, no una propiedad natural de las cosas. No hay objetos “naturales”: todo objeto es obra de una institución social, es decir, del mundo de las significaciones imaginarias sociales.
Uso
Racionalización disciplinaria Función
¯ Necesidad natural
Despoja de su significación ¯
social al orden de las cosas, contenidos sociales como propiedades naturales
entiende la significación de los objetos - FETICHISMO
como una propiedad material
del objeto
Siglo XX – Industrialización Þ Racionalización de los procesos de trabajo Taylor
Control de las fuerzas de trabajo Ford
ß
Incremento de los capitales industriales
Funcionalismo: Supeditar la (F) a la racionalidad de la función ® Economía formal y eliminación de valores estéticos. La racionalidad era el valor cultural y social superador.
Las necesidades carecen de significación social porque estas se entienden como algo arbitrario; las significaciones dependen del carácter natural que se imponía como determinaciones por encima de lo cultural. Rechazar la búsqueda de nuevas (F) cuando estas no deriven de la cosa en sí misma. Exclusión de toda dimensión significativa de la realidad social. Se hace depender a la necesidad y a su satisfacción de una operación de cálculo racional.
Función = Apropiación por parte de la cultura de las propiedades de la naturaleza |
- VS - |
Función = Creación social de Significación ex nihilo |
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¯ La significación no emana del objeto. Lo que concebimos como realidad es una institución imaginaria de la sociedad. |
(D) ® Corriente dominante: Racionalismo (por la influencia del (D) industrial). Producción de una (F) con valor estético adaptada a los medios o causas eficientes de la producción. La producción artesanal de objetos estaba dominada por valores simbólicos. A partir del surgimiento de la producción industrial se busca adaptar la (F) a las determinaciones técnicas de la industria, y la industria a la delimitación racional de las funciones. Gramática de la (F) como instrumento de valor universal que permita configurar la diversidad formal (homologación entre el objeto y el signo lingüístico).
Antecedentes |
1) Autonomización de la obra de arte respecto de la función de representación e imitación. La obra deja de ser mimética. (F) no imitativa. MANET. 2) Formulación de una metodología de la (F), elementos y reglas básicas para la construcción de una obra. KANDINSKY, MONDRIAN, MALEVITCH, LEONARDO (Tener en cuenta diferencias entre Kandinsky y Leonardo). 3) Establecer criterios para la delimitación de la cualidad formal que le debía corresponder a cada objeto. Funcionalismo: Cualidad de (F) determinada por la función. Cada materia hace posibles (F) que le son propias. Búsqueda de la necesidad de la (F). (F) = determinaciones funcionales + determinaciones materiales. LOOS: La (F) debe poner en evidencia la función. Ascética de los objetos. Crítica al ornamento. |
Funcionalismo Barthes
(F) ornamental Connotación = Mito
(F) funcional Denotación = Correspondencia
lenguaje / mundo
¯
La concepción de Barthes “naturaliza” la idea de denotación, ignorando que el sentido de la (F) no posee grado cero, que la correspondencia entre lenguaje y mundo no existe y que la denotación es, al igual que la connotación, una institución de sentido.
Los objetos de la producción artesanal no se concebían en tanto resultado de la síntesis entre un aspecto formal y un aspecto utilitario: por el contrario, la (F) era una imposición de estilo y de época. Cuando los sectores burgueses comprendieron que la (F) podía convertirse, al margen de su utilidad, en un símbolo de status social, la (F) se convirtió en ornamento. Las dos décadas que siguieron a la 2ª guerra mundial, se hizo evidente que el intercambio de mercancías, basado desde su inicio en el valor de uso de los objetos, cedió paso a un nuevo tipo de intercambio, sustentado en el valor simbólico de los objetos. Baudrillard define este fenómeno como el surgimiento del valor signo del objeto, en reemplazo del valor de uso. Con el (D), en especial con la Bauhaus, se inicia la producción de un nuevo tipo de objetos cuyo valor no es el uso, sino la significación. Esta concepción hace equivaler, al mismo tiempo, el par (F)-Función al par Significante-Significado de Saussure, de modo tal que:
Significante = Forma
Significado Función
En tanto la función comenzó a ser considerada un orden de significación, la (F) –que le era inherente- se convirtió en su vehículo. Como la (F) no poseía autonomía de significación, debía ser investida por la significación que venía de la función. Al ser investida por la significación de la función, la (F) adquiere una autonomía “prestada”.
Baudrillard: Forma = Significante = Denotación
Función Significado
Kitsch = Connotación
Crítica de Savransky al desarrollo de Baudrillard sobre la equivalencia (F)-Función / Significante-Significado: “Al aplicar las categorías lingüísticas al objeto de (D), (B) caía en la trampa de la dualidad de sentidos de la que hablaba Barthes y de la que él se pretendía distanciar. Cometía el error de pensar la función signo como reducción a significante, (...) como si la (F) pudiese ser sin significado o como si ella, pensada como un significante, tuviera un significado propio (...). Es cierto que el problema no puede consistir en atenerse a la función como determinación objetiva o como verdad. Si la función debe ser tenida en cuenta es sólo a condición de que se la reconozca como un haz de significaciones imaginarias”.
El funcionalismo racionalista fracasó en su intento de establecer una relación de inherencia y necesidad entre la (F) y la función: si bien se podía estipular un contenido para la función, no podía anticiparse la (F) visual o espacial con la que se correspondería. El (D), en tanto disciplina proyectual, mostraba sus límites.
¯
· Carácter irreductible de la práctica de creación al pensamiento anticipador.
· No preexistencia de una (F) visual para los contenidos verbales.
· Necesidad de una traducción de lo verbal a lo visual para mantener la equivalencia (F)-Función.
La racionalización de la (F) fue, además del resultado de un debate intelectual, la respuesta a una exigencia de la economía tecnológica industrial, “que no podía ser cumplida más que por una corriente que intentase objetivar aquellas condiciones formales arbitrarias cuya conveniencia económica pudiese ser naturalizada y hecha aparecer como resultado de una determinación racional”.
La corriente racionalista se abocó a realizar “con pulcritud” las necesidades tayloristas y fordistas de la producción industrial. La consolidación de la corriente constructivista y del productivismo ruso, luego de la revolución de octubre, no puso en cuestión la tendencia taylorista y fordista sobre la que se estructuró la producción industrial estatizada en la URSS, sino que se adaptó a ella. Después de la salida de Itten del Bauhaus, Moholy-Nagy (que provenía del constructivismo) ocupó su lugar y consolidó, desplazando a la corriente expresionista, la tendencia racionalista-productivista durante el último período de la dirección de Gropius y luego, más solidamente, bajo la dirección de Meyer.
De este modo se introducía en el campo del (D) la problemática de la significación, aún dentro de los límites naturalizantes impuestos por el funcionalismo racionalista, dando base a un debate acerca de las diferencias entre el lenguaje verbal y un posible lenguaje visual (detrás de esto, la problemática de los signos icónicos y los signos plásticos). Pero ¿cómo superar la idea de naturalización de la significación, en tanto aquello que pertenece al orden de las cosas? Planteando que la (F) visual ya no debía ser encontrada, porque no preexistía, sino que debía ser creada por un sujeto de sentido a partir de significaciones verbales, que no serían ya representaciones de una verdad objetiva preexistente, sino resultado de la indagación de las significaciones imaginarias de los receptores. La (F) ya no es independiente de las significaciones de las que se inviste la función o el uso real, como atribución de un sentido social; tampoco puede ser introducida azarosamente como resultado de una creación inmotivada detrás de la cual no hay intención alguna de significar.
Nuevo problema: Si concebimos la significación de la función como institución de
una significación imaginaria, habremos de repensar la relación como traducción
de lo decible a lo visible, sin que se atraviese la idea de que el pasaje a
la (F) surja de determinaciones objetivas (impuestas por la función) y no del
acto subjetivo del determinar. Si se plantea que la configuración de la (F)
está regida por reglas gramaticales de un lenguaje formal o visual (que permite
el pasaje de lo decible a lo visible), al mismo tiempo necesito establecer las
similitudes y diferencias entre este lenguaje y el lenguaje verbal. “La idea de
que a cada función le debían corresponder ciertas (F) que le fuesen pertinentes
y que la expresasen, era concebible sólo si la (F) era entendida como el icono
de la función, es decir, si el significante formal poseía alguna «semejanza»
con el contenido del concepto o del significado”.
¯
Eco ® Expresión y contenido conformales
ß
Relación motivada y necesaria
Pero para Savransky, “la asimilación de la relación (F)-función a una relación de conformalidad entre significante-significado es absurda. Las funciones abstractas llevadas a sus conceptos no guardan, en el terreno objetivo, relación de semejanza alguna con las formas visuales materiales. Este absurdo muestra que era inviable establecer, para la (F), sistemas anticipados de correspondencias objetivas que se pudiesen subsumir bajo una función pre-dada”.
· Si abandonamos la idea de que la función es el significado de un signo,
· Si partimos de la base de que la función, cuando se la encuentra determinada, es en realidad un orden discursivo que expresa instituciones significativas,
· Si la producción de la (F) no se entiende en tanto significante de ese mismo signo, sino como la traducción, a un lenguaje visual, del sentido de un discurso
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El problema se traslada a repensar el lenguaje, tanto visual como verbal, desde la perspectiva de los actos de creación de un sujeto que crea no sólo el sentido sino también la materia, los modos y las reglas mediante las cuales este sentido se encarna, deviene lenguaje y, finalmente, obra.
Corrientes artísticas del ’20 |
· Abandono del arte representativo · Superar la idea del arte como esfera separada de la vida cotidiana · Búsqueda de un formalismo sintáctico · Dependencia de la (F) de las condiciones técnicas y racionales |
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En este contexto, la correspondencia (F)-Función puede verse como una formulación, desde el funcionalismo, en términos de una teoría y una práctica de la traducción. Hasta ese momento, la (F) de los objetos había sido considerada autónoma e independiente de la función, en tanto principios de distinto origen. En lo sucesivo, debía pensarse en un principio teórico y práctico de inherencia que permitiese, al delimitar la función, dar de modo inmediato con la (F) correspondiente a dicha función. Aquella vieja autonomía de la (F) estaba representada por el ornamento, criticado vehementemente por el funcionalismo desde los postulados de Alfred Loos. Lo que Loos destacaba permanentemente era el carácter improductivo del ornamento, el derroche económico que presuponía y que se manifestaba en diversos órdenes de la economía ® Ética y Estética en contra de la producción artesanal de la (F). ASCETISMO Þ A cada función le debía corresponder una (F) ® ¿Qué fundamentos tiene esta correspondencia?
1) Fundamentos metafísicos de tipo platónico: a la esencia de cada objeto le debía corresponder una (F), la de aquello para lo que el objeto sirve o se usa (Van de Velde).
2) Fundamentos positivistas-racionalistas: la (F) del objeto resulta de una racionalidad tecnológica, en virtud de la cual el objeto racional cumplía o satisfacía la determinación, también racional, de la función. La (F) es resultado deductivo de un conjunto de variables. No se reconocía que para un conjunto de determinaciones técnicas constantes hay una extensa gama de (F) mínimas que le convienen, cuya diferencia supone una elección estética (Constructivismo ruso-Hannes Meyer).
3) Fundamentos de base kantiana, intencional o causal: distinguen entre la (F) estética y la (F) útil, lo que supone también distinguir entre la (F) ingenieril y la (F) arquitectónica, como aquella que está estética y técnicamente determinada (Gropius).
4) Fundamento lingüístico: asimila los objetos diseñados a los signos del lenguaje. En tanto el funcionalismo afirmó el carácter necesario y no arbitrario de la correspondencia (F)-Función, la semiología estructuralista creyó posible homologar esta pareja con el par significante-significado, considerando a la correlación (F)-Función como sg icónico en tanto el contenido (función) sería idéntico a la expresión (F). La (F) aparece como soporte que puede ser percibido pero que carece de significación y de contenido propio.
¯
En este sentido, la (F) se correspondería con la noción aristotélica de materia. Pero para Aristóteles la (F) es la figura externa del objeto, es la delimitación espacial de una materialidad, es lo que hace al objeto ser lo que es. La (F) está tomada en el sentido de una morfé, de un principio de ideación que no está fuera de la cosa sino en ella. Lo que el análisis semiológico no comprende es que la función no es el contenido de la (F), sino la (F) misma. La (F) del objeto es el contenido, y no una sumatoria entre la idea que pone un principio universal y la materia que aporta el principio de individuación.
¿Qué es la función? ® Para la semiología es el significado del objeto, asimilado al signo lingüístico. Pero hay que analizar si tanto la función como la (F) admiten esta reducción a entidades categoriales abstractas: no se puede decir, sin más, que la función es un significado y la (F) un significante, porque en el objeto real, que cumple funciones, la noción de función como separada de la (F) es sólo un componente analítico del pensar. La función no tiene existencia fuera de la (F): es la (F).
Es el sujeto quien tiene el poder de crear el sentido, la significación, y quien tiene el poder de retomar esa significación. Las capas de sentido que creemos que sedimentan en los objetos, en realidad viven en la interioridad de los agentes. Pertenecen a la subjetividad, y cuando el sujeto no está, desaparecen. El análisis lingüístico descompone al signo en significante y significado y a partir de allí establece un grado cero de significación, al que llama denotación, sobre el cual luego se construirán las connotaciones en tanto sedimentaciones sucesivas de sentido. Pero lo que no comprende el estructuralismo es que el sentido vive en el sujeto.
El diseñador sabe que una función tiene una infinidad de (F), y que todas ellas la cumplen de un modo distinto. Sabe que puede ajustar la (F) más en los aspectos técnicos, dejando de lado el valor estético, o que puede privilegiar lo estético y no cubrir plenamente los aspectos funcionales. Y sabe también que, a veces, es posible lograr que una obra realice todas las virtudes, y que, no por ello, se tratará de una suma: es la (F) la que es estética, funcional y pertinente desde el punto de vista material. Para el diseñador, la (F) no es el soporte material ni ideal del concepto. La (F) es su materialidad, es la función y también el objeto. No hay (F) sin materialidad. En el objeto de (D) la idealidad es visible: es la (F).
(F) que hace aparecer a la función ® Objeto ornamental = Polifuncional / Poliforme
valor funcional-valor estético
En el (D), la función es siempre una (F) y la (F) una función, por cuanto (F) y función no son otra cosa que órdenes de significación. En (D), la (F) es una morfé, es decir, un eidos, pero un eidos siempre realizado materialmente. La (F) de lo verbal y la (F) de lo visual son distintas, pero ambas son formas materiales y significan. Para el funcionalismo, la función es enunciable, y puede tener la (F) y la materialidad del discurso; esto quiere decir que la función podría ser realizada en un objeto de (D) y adquirir entonces la (F) y la materialidad de los objetos de uso. Se podría decir que el acto de (D) inscribe la función en una (F), o que traduce un orden verbal mediante la creación de una (F) visual. Pero esta creación no tiene correspondencia ni existencia previa: el pasaje de una función enunciada a una (F) visual no tiene regla ni técnicas, no existe un sistema de correspondencias previas cuyo conocimiento sea el garante para la adecuación de la (F) a una función. Lo que es traducible es el sentido, pero sólo en tanto es retomado por el sujeto de la expresión y convertido, por la traducción, en una nueva obra. El sentido no tiene un sistema de correspondencias objetivas que preexista al acto por el cual se crea su equivalencia. El sentido no es una propiedad natural de las cosas: vive en ellas porque es una institución que la subjetividad realiza a través de los múltiples modos de su expresión. Detrás de toda obra hay un sujeto que se hace presente, que es a la vez su condición de posibilidad y de existencia.