Las relaciones entre Japón y China
Ya hemos visto los motivos por los que Japón invade a Marnchuria en 1931 (ver Japón en la entreguerra): le era esencial mantener el control de la provincia como una valiosa vía comercial; al pareces China se estaba haciendo más fuerte bajo el gobierno de Chiang Kai-shek y los nipones temían que esto pudiese resultar en su expulsión de Manchuria. Japón tenía intereses en la provincia desde los años de 1980, y como resultado de la guerra Ruso-Japonesa, recibió Puerto Arturo y una posición privilegiada en el sur de Manchuria, habiendo invertido millones de libras en el desarrollo de la industria y los ferrocarriles manchúes.
Aunque a nadie engaño el anuncio hecho por los japoneses de que habían convertido a Manchuria en el estado independiente de Manchukuo bajo el gobierno de Pu Yi, el último de los emperadores chinos, no se emprendió acción alguna contra ellos. Sin embargo, lo que siguió era injustificable y sólo podía calificarse de franca agresión.
- En 1933 los japoneses empezaron a avanzar desde Manchuria hacia el resto del territorio nororiental de China. Para 1935 una vasta zona del país que llegaba hasta Pekín había caído bajo el dominio político y comercial japonés, en tanto que los chinos mismos se hallaban desgarrados por una guerra civil entre el gobierno de Chiang Kai-shek y los comunistas acaudillados por Mao Tse-tung.
- Después de celebrar el Pacto Anticomitern con Alemania (1936), el ejército japonés se valió del pretexto derivado de un incidente entre soldados nipones y chinos en Pekín para iniciar una invasión de otras partes de China (julio de 1937). Chiang había llegado a un entendimiento con sus enemigos comunistas, merced al cual ambos bandos chinos cooperaban en contra de los invasores, y se organizó una fuerte resistencia china ayudada por los rusos.
- La Liga de las Naciones nuevamente había condenado la agresión japonesa, pero era impotente para actuar, ya que Japón había dejado de ser miembro de ella y se negaba a asistir a una conferencia. Inglaterra y Francia estaban muy preocupadas con Hitler para prestar mucha atención a China, y los rusos no deseaban una guerra de mayores alcances con el Japón. Estados Unidos, la única potencia capaz de oponerse eficazmente al agresor, se aferraba a su aislamiento. Así, en vísperas de la segunda Guerra Mundial, los japoneses tenían el control de la mayor parte de China oriental, en tanto que Chiang se sostenía en el centro y el oeste.