El PAPEL DE LAS FUERZAS NAVALES ALIADAS

Hemos visto ya cómo la combinación del poderío marítimo y aéreo constituyó la clave del éxito en la guerra del Pacífico y cómo, tras la sorpresa inicial de Pearl Harbor, los norteamericanos pudieron forjar gradualmente la superioridad en ambos sectores, que a la postre habría de conducir a la derrota de Japón. Al mismo tiempo la marina británica, al igual que en la primera Guerra Mundial, desempeñó un papel de vital importancia, protegiendo barcos mercantes cargados de provisiones, hundiendo submarinos alemanes y embarcaciones de diversos tipos, bloqueando a Alemania, y transportando y abasteciendo a las tropas aliadas que combatían el el norte de Africa y más tarde en Italia. Al principio el éxito favoreció a los alemanes debido particularmente a que los ingleses no comprendieron la importancia del apoyo aéreo en operaciones navales y poseían pocos portaaviones. Así, fueron derrotados en Noruega y Creta donde la superioridad aérea alemana era considerable. Además de esto los alemanes tenían numerosas bases navales en Noruega, Dinamarca, Francia e Italia. A pesar de ello, los británicos lograron algunos triunfos: