Había aceptado el humillante e impopular Tratado de Versalles, con sus condiciones de limitación de armamentos y pago de reparaciones, así como la cláusula de la culpabilidad de guerra, por la que quedó asociada para siempre con la derrota y el deshonor. Los nacionalistas jamás le perdonaron esto.
Existía una falta de respeto tradicional hacia el sistemo democrático de gobierno y una gran admiración por el ejército y la gerarquía militar como los dirigentes legítimos de Alemania. En 1919 se propagó la idea de que el ejército no había sido derrotado: había sido traicionado -"apuñalado por la espalda"- por los demócratas que innecesariamente habían aceptado el tratado de Versalles.
El sistema parlamentario estipulado en la nueva constitución de Weimar tenía varios puntos débiles, el más serio era que estaba fundado en un método de representación proporcional, a fin de que todos los grupos políticos estuvieran representados equitativamente. Había tantos grupos diferentes que ningún partido pudo ganar nunca una mayoría general, la sucesión de gobiernos de coalición era inevitable.
Los partidos políticos tenían muy poca experiencia en cuanto al funcionamiento de un sistema parlamentario democrático. Los desacuerdos llegaron a ser tan notorios que casi cada partido organizó su porpio ejército privado, acrecentando con ello la amenaza de guerra civil.
La combinación de estas debilidades condujo a:
Brotes de violencia
En enero de 1919 tuvo lugar el Levantamiento Espartaquista (Espartaco fue un esclavo romano que encabezó una insurrección en 71 a. de c.), en el que los comunistas, inspirados por el éxito de la revolución rusa y dirigidos por Liebknecht y Luxemburgo, ocuparon casi todas las ciudades de Alemania. El gobierno logró aplastar a los comunistas sólo porque aceptó el auxilio de regimientos independientes de voluntarios reclutados por ex oficiales anticomunistas de ejército. El gobierno se vio obligado a depender de fuerzas que no estaban bajo su control. Los líderes comunistas fueron asesinados a garrotazos por miembros de este regimiento (Freikorps).
El Kapp Putsch (marzo de 1920) fue un intento de capturar el poder organizado por elementos del ala derecha a raiz de que el gobierno trató de desbandar a los Freikorps; quienes se negaron a dispersarse y proclamaron cansiller a Wolfgang Kapp. Un regimiento de Freikorps ocupó Berlín y el gabinete huyó a Dresde. Los trabajadores de Berlín acudieron a ayudar al gobierno convocando una huelga general que paralizó a la capital, Kapp renunció y el gobierno recuperó el mando. No se castigó a nadie excepto al propio Kapp, quien fue encarcelado.
Tuvo lugar una serie de asesinatos políticos cometidos por ex reclutas de los Firekorps. Cuando el gobierno consideró la adopción de medida severas contra tales actos de terrorismo, los partidos de derecha se opusieron vivamente. En tanto que los líderes comunistas habían sido asesinados brutalmente, los tribunales dejaron ir a los ofensores de ala derecha sin mayor castigo.
El gobierno se vió amenazado nuevamente en noviembre de 1923 en Baviera, en los momentos en que la opinión pública estaba molesta por la ocupación francesa del Ruhr y el desastroso descenso del valor del marco, Hitler, ayudado por Ludendorff, se proponía tomar el gobierno del estado bávao de Munich y enseguida encabezar una revolución nacional. Pero la policía rompió fácilmente la marcha de Hitler y el Putsch de la taberna (así llamado porque se inició en la taberna de Munich) se extinguió. Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión pero cumplió sólo nueve meses (lo que demuestra cuán favorables a sus ambiciones eran las autoridades bávaras).
La violencia disminuyó durante el periodo de 1924 a 1929, pero a medida que el desempleo aumentaba en los primeros años treinta, los ejércitos privados se incrementaron y las luchas entre nazis y comunistas se hicieron frecuentes. La policía parecía impotente para impedir lo que ocurría.
Nuevamente quedó demostrada la incapacidad del gobierno para mantener el orden público, y el respeto por él disminuyó aún más. Probablemente la causa primordial del colapso de la República de Weimar fue:
El constante asedio de problemas económicos que el gobierno no pudo resolver permanentemente:
En 1919 Alemania se hallaba cerca de la bancarrota debido al enorme gasto de la guerra.
Sus intentos de efectuar los abonos contra la cantidad pagadera por reparaciones empeoraban las cosas.En enero de 1923 la importante zona industrial del Ruhr fue ocupada por tropas francesas con el objetivo de apoderarse de los productos de fábricas y minas. El efecto de la invasión sobre la economía germana fue catastrófico, y el marco se desplomó.
La prosperidad dependía de los empréstitos norteamericanos. Si los EEUU llegaran a encontrarse en dificultades que los obligaran a suspender los préstamos o a exigir su pago inmediato, la economía alemana se desquiciaría de nuevo. Desafortunadamente, tal situación se presentó en 1929. (ver "La gran depresión")
El gobierno restringió los servicios sociales, las prestaciones por desempleo, y los sueldos y pensiones de funcionarios estatales, e interrumpió los pagos de reparaciones. Tales medidas no produjeron resultados rápidos: el desempleo conyinuó en aumento y para 1932 sobrepasaba los 6 millones.
Hitler y el partido nazi ofrecían lo que parecía ser una opción atrayente, justo cuando la república se encontraba más impotente que nunca. (Observese que, hasta cierto punto, los mismos factores explican tanto la caída de la república como el ascenso de Hitler).
Ver: ¿Qué era lo que hacía tan populares a los nazis?
Una pequeña camarilla de políticos de derecha resolvió instalar a Hitler en un gobierno de coalición con los conservadores y nacionalistas. Las razones que motivaron la trascendental decisión fueron: el temor de que los nazis intentaran adueñarse del poder mediante un golpe de estado, pensaban que podrían controlar a Hitler mejor dentro del gobierno y los votos nazis les darían una mayoría. Tras algunas complicadas maniobras persuadieron al presidente Hidenburg, ya senil, a deponer al canciller Bruning y nombrar al propio Papen para tomar su lugar. Esperaban introducir a Hitler como vice, pero éste se negó. Por consiguiente, en enero de 1933 persuadieron a Hidenburg a invitar a Hitler a asumir la cancillería. Papen creía aún que podría dominar a Hitler y comentó con un amigo: "En dos meses habremos acorralado a Hitler de tal manera que estará chillando".
En realidad, pues, lo que permitió a Hitler llegar al poder legalmente, fue que todos los otros partidos no supieron reconocer el peligro de los nazis y por ende no consideraron necesario presentar una oposición unificada.