La gran bonanza del decenio 1920-1930

Tras un comienzo lento en tanto el país vovlía a la normalidad después de la guerra, la economía empezó a crecer nuevamente. Había una gran variedad de artículos novedosos para comprar.

¿Cuál fue la causa del auge?

Éste era la culminación de la gran expansión industrial que tuvo lugar en los fines del siglo XIX, cuando EEUU alcanzo a sus dos rivales más importantes: Gran Bretaña y Alemania. La guerra dio a la industria norteamericana un impulso tremendo: países cuyas industrias e importaciones de Europa se habían visto trastornadas, compraron productos estadounidenses, y continuaron haciéndolo luego de la guerra. EEUU era el verdadero ganador de la guerra.
Las políticas económicas de los gobiernos republicanos contribuyeron a la prosperidad con su táctica de laissez-faire. Elevaron los impuestos de importación, fortaleciendo la industria interna y alentaron a los ciudadanos a comprar productos nacionales.
Alaumentar las utilidades aumentaron también los salarios. Muchos de los trabajadores industriales estaban en condiciones de comprar los nuevos bienes de consumo, empujados por la amplia difusión de la publicidad.
El propio vehículo automotriz estimuló la expansión en diversas industrias conexas tales como: construcción de carreteras, llantas, baterías, petróleo, talleres y turismo.

Los problemas detrás de la prosperidad

Los observadores perspicaces se daban cuenta de que aún cuando el auge era impresionante, tenía al mismo tiempo algunos aspectos poco placenteros; pero con el optimismo de los años 20 la mayoría de la gente podía darse el lujo de cerrar los ojos a fastidiosos detalles como los siguientes:

Los granjeros no estaban compartiendo la prosperidad general. Les había ido bien durante la guerra, mas a partir de 1920 los precios de los productos del agro habían decaído gradualmente. La causa del problema era simple: con sus nuevas cosechadoras mecánicas, los granjeros estaban produciendo demasiados combustibles, más de lo que el mercado nacional podía absorber. El gobierno con el laissez-faire no ayudaba mucho.
La población negra estaba excluída del bienestar general. En el sur, donde vivían la mayoría de los negros, los granjeros blancos solían despedirlos antes que nadie. Muchos emigraron al norte donde tenían que conformarse con los poeres trabajos. También debian sufrir la persecución del Ku Klux Klan, la célebre sociedad racista cuyos miembros, que en 1924 sumaban alrededor de 5 millones, se identificaban por sus capuchas blancas.
Se observó un aumento en la violencia y los crímenes, lo que en parte se debía a la Prohibición de importación y venta de toda bebida alcohólica (1919). Ésta era resultado de los esfuerzos de un grupo activista que creía que una patria "seca" equivaldría a una patria más eficiente y moral. Pero, resultó imposible eliminar a los bootleggers (fabricantes y traficantes ilegales de licores), quienes protegían sus dominios contra rivales mediante el empleo de pandillas de gangsters que se enfrentaban a tiros.
La industria fue acaparada cada vez más por enormes monopolios o supercompañías. Aunque los monopolios aumentaban la eficiencia, no hay duda de que mantenían los sueldos más bajos y los precios más elevados de los necesario.