Cuando Mussolini comenzó a discriminar a los judíos en 1938 expulsándolos de empleos importantes, mereció la desaprovación de muchos italianos que pensaban que se estaba dejando arrastrar por Hitler y se resistían a que Italia se convirtiera en un satélite alemán. El ingreso de Italia a la guerra resultó desastroso para Mussolini, las derrotas no tardaron en poner de manifiesto la superficialidad de todo su sistema y las debilidades económicas del país. En 1943 el rey fué obligado a despedir a Mussolini y nadie levantó un dedo para salvarlo. El fascismo desapareció y la mayor parte de su labor quedó borrada junto con él. |