España en la entreguerra

La monarquía constitucional bajo Alfonso XIII (rey desde 1885) nunca fue muy eficiente y su mayor decadencia se registró en 1921, cuando un ejército español enviado a sofocar una revuelta en el Marruecos español fue aniquilado por los moros. En 1923 el general Miguel Primo de Rivera se adueñó del poder mediante un golpe, con la aprobación de Alfonso, y gobernó durante los 7 años siguientes. El rey lo llamaba "mi Mussolini", pero aunque Primo de Rivera fue un dictador militar, no era fascista. Se le deben diversas obras públicas; la producción industrial triplicó el ritmo anterior a 1923; y logró poner fin a la guerra en Marruecos (1925). Sin embargo, cuando la crisis mundial alcanzó a España en 1930 y el desempleo aumentó, él y sus consejeros complicaron las finanzas, ocacionando la depreciación dela peseta, y el ejército retiró su apoyo, a raiz delo cual Primo Rivera dimitió. En abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en las que los republicanos ganaron todas las ciudades importantes; Alfonso decidió abdicar a fin de evitar el derramamiento de sangre, y se proclamó una república. La monarquía había sido derribada sin pérdida de vidas, pero desafortunadamente la matanza sólo había sido pospuesta hasta 1936.

¿Por qué estalló la guerra civil en España?

La nueva república tenía ante sí diversos problemas de gravedad: Cataluña y las provincias vascongadas reclamaban la independencia; la Iglesia Católica Romana era amargamente hostil a la república, la que a su vez se oponía a la iglesia y estaba resuelta a reducir su poder.. Existían las dificultades adicionales causadas por la depresión. Era una época de salarios descendentes, desempleo y empobrecimiento de la calidad de vida.
Las soluciones de la izquierda a estos problemas no eran aceptables para la derecha, cuyo temor de una revolución social iba en aumento.. Se concedió a Cataluña cierto grado de autonomía; se emprendió un ataque contra la iglesia; gran número de oficiales del ejército fueron retirados obligatoriamente; se inició la nacionalización de las fincas de mayor extensión, y se procuró aumentar los salarios industriales. Cada una de estas medidas enfureció a uno u otro de los grupos de derecha.
La república se debilitó aún más por la oposición de dos poderosos grupos de izquierda, los anarquistas y los sindicalistas que propugnaban una huelga general y la demolición del sistema capitalista. Las huelgas, motines y asesinatos organizados por ellos condujeron a una crisis en enero de 1933, cuando guardias gubernamentales prendieron fuego a unas casas en la aldea de Casas Viejas próxima a Cádiz para hacer salir a los anarquistas allí reunidos; 25 personas perecieron, lo que costó al gobierno el apoyo de buena parte de los trabajadores. El primer ministro (Azaña) dimitió. En las siguientes elecciones (noviembre de 1933) los partidos de derecha ganaron una mayoría.
El nuevo gobierno procedió a ejecutar actos que enfurecieron a las izquierdas: anuló la mayoría de las reformas de Azaña, interfirió con el funcionamiento del flamante gobierno catalán y negó la autonomía de los vascos. Los grupos de izquierda se unieron para formar un Frente Popular, con lo que aumentó la violencia revolucionaria. Al empeorar la situación financiera así como la política, la derecha se desmoronó, y en las elecciones de febrero de 1936 el Frente Popular salió victorioso.
El nuevo gobierno resultó ineficáz, ya que los socialistas, esperando tomar el poder cuando el gabinete republicano fracasara, decidieron privarlo de su apoyo. El gobierno parecía incapaz de mantener el orden, y la situación culminó en julio de 1936 cuando Calvo Sotelo, el político más destacado del ala derecha, fue asesinado por la policía. Esto consternó a las derechas y las convenció de que lo único que podría restablecer el orden era una dictadura militar. Utilizando tal asesinato como excusa iniciaron un levantamiento en Marruecos, del que el general Franco pronto se convirtió en el líder. La guerra civil había empezado.

La guerra civil, 1936-1939

Para fines de julio de 1936, la derecha controlaba la mayor parte del país, en tanto que la mayoría del sur, incluyendo Madrid, estaba dominada por los repúblicanos. Siguió una lucha feroz en la que ambos bandos cometieron terribles atrocidades. Los nacionalistas contaron con la ayuda de Italia y Alemania, que enviaron armas y hombres; los republicanos recibieron ayuda de Rusia pero Francia y Gran Bretaña rehusaron intervenir. La guerra terminó en marzo de 1939 cuando los nacionalistas ocuparon Madrid. Los factores que hicieron que los nacionalistas obtengan la victoria fueron la extraordinaria habilidad desplegada por Franco para mantener la amalgama de los diversos grupos del ala derecha y las desavenencias entre los republicanos; la extensión de la ayuda extranjera probablemente fue decisiva.
Franco, tomando el título de el Caudillo, estableció un gobierno fundado en el modelo fascista, caracterizado por la represión y, en un principio, ejecuciones masivas; fue suficientemente astuto para mantenerse neutral en la segunda Guerra Mundial y en consecuencia sobrevivió a sus aliados, Hitler y Mussolini. Gobernó hasta su muerte en 1975.