Antes de 1905

El imperio de los zares había sido tradicionalmente un potencia de primera magnitud en el escenario de la política europea anterior a los cambios promovidos por la industrialización. Las transformaciones encaradas por Pedro el Grande a principios del siglo XVIII permitieron forjar un "Estado Militar Burocrático" razonablemente efectivo, en condiciones de aprovechar las posibilidades del páis más extenso y poblado de Europa. De allí que el expansionismo ruso fuera objeto de máxima atención de los principales países del continente.
Las reformas "desde arriba" se pusieron en marcha como consecuencia de una circunstancia externa: la derrota militar experimentada frente a las potencias de occidente en la guerra de Crimea (1854-1856). Allí quedó demostrado que Rusia, preocupados sus gobernantes por la preservación de su poder en una sociedad aislada de todo contagio revolucionario, estaba perdiendo el rango de gran potencia, incapaz de orientar su rumbo hacia la modernización que en esos años se estaba produciendo en occidente.
La toma de conciencia respecto de esta situación de inferioridad por parte del zarismo y la necesidad de superarla fueron la causa principal de la adopción de una política reformista, si bien profundamente conservadora, que se inició en la década del 60 durante el reinado de Alejandro II (1855-1881).
El primer paso fue el manifiesto de emancipación de los siervos, los siervos domésticos fueron liberados sin indemnización, pudiendo aspirar a adquirir una porción de tierra a cambio de un pago ("canon de redención") efectuado al Estado. La liberación jurídica del campesinado no implicaba su liberad para abandonar la tierra; debía permanecer dentro de la estructura comunal aldeana (Mir), que asumía la responsabilidad frente al Estado de satisfacer los pagos de redención establecidos.
La evaluación respecto de los alcances sociales y económicos de la emancipación nos da algunas precisiones: a) la reforma no se articulaba con expectativas de industrialización; al dificultar al máximo la movilidad de los campesinos se bloqueaban las posibilidades de disponer de una oferta abundante de mano de obra para la industria en desarrollo; b) el explosivo crecimiento demográfico hizo de las parcelas originales una unidad productiva inviable, de irrisorio valor económico, sometida a métodos de cultivo primitivos como consecuencia de la ausencia de capital.
Tres años después de la liberación de los campesinos se crearon los zemstvos, un sistema de consejos provinciales de distrito que concedía un ámbito -limitado pero real- de autogobierno de los ciudadanos. Finalmente en 1874 se introdujo el servicio militar obligatorio, que puso fin a las levas forzosas. Más allá de los beneficios estrictamente militares que produjo la medida contribuyó sin duda a la integración del campesinado en la sociedad civil en formación. Admás, la alfabetización de los reclutas constituía la base inevitable para cualquier proceso de modernización.

El proceso de industrialización

En los principios del presente siglo, Rusia no era todavía un país industrializado. Sin embargo en las décadas anteriores se había verificado un proceso de crecimiento económico sostenido que estaba modificando parcialmente las estructuras del imperio. En el Congreso de Berlín de 1878 se le arrebató a Rusia gran parte de las ventajas que había obtenido en la guerra con Turquía, esto volvió a poner en relieve la debilidad de la nación frente a la presión de países como Alemania e Inglaterra. Es así como la política que ya se había manifestado en los años anteriores con la financioción de los primeros ferrocarriles por medio de empréstitos exteriores, fue profundizada por el gobierno de las décadas del 80 y el 90.
La idea central consistía en el fomento de la industria pesada, financiada con la aportación de capitales y medios técnicos provenientes del exterior. Se trataba de una estrategia en la que el desarrollo del mercado interno ocupaba un segundo plano, forzaba la restricción del consumo de las masas agrarias, a los efectos de contar con excedentes significativos de cereales destinados a la exportación. La multiplicación de grandes empresas, la intensificación en las comunicaciones interiores y la estabilización de la moneda fueron algunos de los logros de la gestión Witte, además del crecimiento de la producción industrial.
Las consecuencias económicas no fueron todo lo favorables que se había pensado debido a las fluctuaciones de los precios de los cereales en el mercado internacional. Las consecuencias sociales, en cambio, fueron muy serias para el campesinado, la situación social en el campo experimentó un sensible deterioro.
Las fuerzas sociales que surgieron y se desarrollaron en el curso del proceso -básicamente burguesía industrial y proletariado- contribuyeron con sus conflictos a ahondar las contradicciones de una sociedad que estaba empezando a transformarse.

La sociedad en movimiento

Las modificaciones instrumentadas por el zarismo contribuyeron a impulsar un proceso de reestructuración de la sociedad rusa. Puede afirmarse que hacia fines del siglo XIX el imperio se convirtió, más que nunca, en una perte de la civilización europea, al tiempo que comenzó a ocupar un puesto dentro del sistema económico mundial, dominado por la difusión dela revolución industrial.
El proceso puede sintetizarse en los siguientes temas: