Desde 1905

1905

En los primeros meses de 1905 se verificó espontáneamente una coincidendia de elementos de todas las clases sociales en contra de la autocracia. El incremento del movimiento huelguístico y la derrota final de la guerra con Japón llevó al gobierno a negociar. El llamado "Manifiesto Bulyguin" (nombre del ministro del interior) planteaba sólo la posibilidad de la convocatorio de una asamlea (Duma). Sin embargo, la reacción de las masas obreras y campesinas profundizando su actitud opositora condujo a la agudización de los enfrentamientos que se extendió durante los meses de agosto, septiembre y octubre. El punto culminante de la misma se produjo en este último mes, cuando la presión del movimiento constitucionalista, unificada por el Partido Democrático Constitucional (kadete) se vio fuertemente reforzada por una huelga general que se extendió por todo el país. El vacío de poder producido en esos momentos permitió el surgimiento de un institución que terminó erigiéndose en modelo estructural para todo tipo de acción revolucionaria: el soviet. Organizado como una asamblea de las masas en huelga, fue adquiriendo una importancia creciente.
Ante la dimensión de los problemas el zar decidió ceder. Para ello llamo a Witte nuevamente al gobierno, que puso en marcha una estrategia de conciliación cuyo eje fue el manifiesto de octubre, una promesa de reforma política que incluía la convocatorio de una Duma. La publicación del manifiesto sirvió para dividir a los grupos liberales entre quienes adherieron a la propuesta de Witte y los que no, pero además contribuyó al aislamiento de los soviets. El gobierno pudo, tras firmar el tratado de paz con el Japón, contar con las tropas necesarias para organizar la represión. A principios de 1906 la camara reinaba en todo el país; la experiencia revolucionaria de los soviets parecía sólo un mal recuerdo.


Después de 1905

Nicolás había sobrevivido a los disturbios de 1905 debido a que sus oponentes se hallaban desunidos, a que no existía un mando central (todo había explotado espontáneamente) y a que él había estado dispuesto a transigir en el momento crítico.
El zarismo dispuso entonces de un período de respiro en el que Nicolás tuvo oportunidad de hacer funcionar una monarquía constitucional y de solidarizarse con la gente que pedía reformas moderadas: mejoras en las condiciones de trabajo y salarios industriales; cancelación del precio de rescate (anualidades que los campesinos pagaban al gobierno por su libertad, a partir de la abolición de la servidumbre en 1861); mayor libertad de prensa.
Nicolás aceptó el Manifiesto de Octubre porque no tenía otra posibilidad.

La Primera Duma (1906) no fue elegida democráticamente: aunque se permitió votar a todas las clases, el sistema estaba arreglado de manera que los terratenientes y burgueses de clase media estuvieran en mayoría. A pesar de ello, la Duma presentó demandas de largo alcance Esto era demasiado radical para Nicolás, que hizo que las tropas dispersaran a la Duma al cabo de sólo diez semanas en funciones.
La Segunda Duma (1907) corrió la misma suerte, después de lo cual Nicolás modificó el sufragio privando el voto a los campesinos y trabajadores urbanos.
La tercera y cuarta Dumas actuaron mucho más conservadoramente y por eso duraron mucho más, cubriendo el período de 1907 a 1917. No tenían verdadero poder.

La realidad era que el ímpetu revolucionario se había reducido por el momento y muchos líderes se encontraban en prisión o en el exilio.




¿ Fueron evitables las revoluciones de 1917?

Lo anterior, junto con el progreso alcanzado en la economía después de 1906, ha generado algunas controversias acerca de si las revoluciones de 1917 fueron o no evitables.

Una teoría sostiene que, con el transcurso del tiempo y la gradual mejoría del nivel de vida, el peligro de una revolución se habría desvanecido, y que si Rusia no se hubiea involucrado tan desastrozamente en la primera Guerra Mundial, la monarquía podría haber sobrevivido.Esta teoría señala que: La opinión contraria es que, en vista de la deliberada burla que el zar había hecho de sus promesas de 1905, era evidente que tarde o temprano habría una revolución, y que la situación comenzó a deteriorarse mucho antes de la primera guerra Mundial. Los argumentos a favor de esta teoría se antojan más convincentes:
De lo que los historiadores están seguros es de que los fracasos rusos en la guerra tornaron la revolución en un hecho evidente y dieron lugar a que las tropas y la policía se rebelaran. Nicolás cometió el error de constituirse en comandante supremo (agosto de 1915) y así hizo recaer en él la culpa de todas las futuras derrotas.

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