El orden neocolonial en la Argentina

Los cambios a mitad del siglo XIX
Ovinos y vías férreas
Inmigración, emigración y saldos
Reparto de la tierra y faccionalismo político
La presunta hazaña de Roca contra los mapuches
Los módulos políticos
La cuestión de la "suma del poder público"


Los cambios a mitad del siglo XIX

Los acontecimientos que se desencadenaron en la sociedad Argentina a mediados del siglo XIX marcan un cambio decisivo en todos los aspectos de su desenvolvimiento. Caducaron estructuras hasta entonces predominantes.

En el aspecto económico, la producción de ganado vacuno y la exportación de tasajo dejó de ser la actividad principal, reemplazada en ese papel por el ganado ovino y la exportación de lana. Éste es el trasfondo del fin de la hegemonía del grupo ganadero-saladeril bonaerense, cuyo líder político era Juan Manuel de Rosas, quien, aunque nunca tuvo título jurídico-político de gobernante nacional, pues era solo el gobernador de la provincia de Buenos Aires, era indudablemente el hombre fuerte de la Confederación Argentina. Ello caducó asimismo por los cambios desencadenados por el Pronunciamiento de Urquiza, la Batalla de Caseros y el Pacto de San Nicolás de los Arroyos.

Al efectuar su pronunciamiento, Urquiza desconoció a Rosas como representante ante los países extranjeros y reclamó la nacionalización de la Aduana de Buenos Aires, abriendo paso a la alianza con brasileños y uruguayos que reclamaban la libre navegación de los ríos, lo que asimismo contaba con el apoyo del Paraguay. La Batalla de Caseros terminó con el poder de Rosas y el Pacto de San Nicolás de los Arroyos consagró el compromiso de las provincias de renunciar a las Aduanas Interiores para unificar el mercado interno argentino, principio recogido expresamente por la Constitución de 1853, dando lugar a la etapa histórica de la República Argentina, en lugar de la Confederación.


Ovinos y vías férreas

La producción de tasajo bien puede considerarse una actividad agro-exportadora, no sólo en el sentido de que el producto estaba destinado en masa al mercado externo, sino también en el sentido de que los ingresos que generaba la actividad de los saladeros eran gastados primordialmente en la importación de artículos manufacturados.

Esta circunstancia abarca los salarios de los trabajadores rurales y de los saladeros, que se constituyeron en mercado consumidor para la poderosa colonia de comerciantes británicos ubicada en Buenos Aires. De esta fuerte dinámica del impulso ovino y lanero inicial da cuenta de la decisión de los ganaderos bonaerenses de impulsar la instalación del primer ferrocarril argentino en 1857.

Más adelante, comenzaron las inversiones británicas en vías férreas, aunque el FC del Oeste siguió creciendo y además, el Estado, por la vía de empréstitos con la banca británica, se hacía cargo de la construcción de algunas vías, cuando los capitales británicos privados ferroviarios no querían correr el riesgo, por no estar probada su rentabilidad. Una vez probada la rentabilidad, las líneas solían privatizarse a bajo precio, quedando en manos del Estado la deuda con la banca internacional. La red de vías férreas fue trazada con la forma de un abanico, cuyo vértice era el puerto de Buenos Aires, es decir, con una estructura destinada a satisfacer la salida de las materias primas hacia el puerto y la distribución de las manufacturas importadas desde el puerto hacia el resto del país. Nunca el Estado se propuso modificar o complementar el trazado en abanico, mediante líneas adicionales que interconectaran los diversos puntos del mercado interno, como incentivo para una industria propia que pudiera competir con las manufacturas importadas. Con estos graves defectos, los FFCC, de todos modos fueron el vehículo material de unificación del mercado interno y de superación de una de las dos grandes limitaciones que señalaba Alberdi como propias de la Argentina de la época: la gran extensión territorial, y la escasa población, que motivó su famosa frase de que "gobernar es poblar".


Inmigración, emigración y saldos

Hubo en efecto una política inmigratoria masiva, lo que motivó que en sus momentos más intensos, la población del país estuviera constituida por una mayoría de extranjeros sobre los nativos. Dichos inmigrantes fueron mayoritariamente de origen español e italiano y secundariamente de otras nacionalidades.


Reparto de la tierra y faccionalismo político

Los latifundios se formaban sobre concesiones de la tierra pública, en general, eran favores político-personales dentro de las facciones oligárquicas que lograban apoderarse del gobierno.


La presunta hazaña de Roca contra los mapuches

La campaña de Roca que liquidó el poder de la confederación indígena hegemonizada por los mapuches duró tan sólo tres meses y medio (mediados de agosto-noviembre 1878), conquistando el territorio más codiciado, el sur de la provincia de Buenos Aires. La campaña en la que dio el golpe final, sobre la cuenca del Río Negro, la comenzó a mediados de abril y estaba virtualmente terminada al finalizar mayo de 1879.

Sarmiento, que con la guerra contra Paraguay ayudó a destruir el ejemplo de la sociedad con mayor desarrollo capitalista -basado en la propiedad campesina y pública de la tierra- de Sudamérica y, con ello, consolidar el poder de una oligarquía local cuyos líderes (Rosas, Urquiza, Mitre y finalmente Roca) estaban acostumbrados a un sistema que posibilitaba ese papel como función del reparto faccioso de la tierra pública y la riqueza en general, consiguió por esas inconsecuencias la figuración a que se aspiraba y finalmente murió pobre.

Roca, a quien no le hacía falta -como a nadie- ser ni un zorro ni un genio para advertir esas costumbres reiteradas y que configuraban el verdadero módulo político de la época, además de los favores a los amigos, recibió oficialmente y dispuesto por el Congreso de la Nación 15 mil hectáreas de regalo en las más caras tierras de la Pampa Húmeda, en septiembre de 1887.


Los módulos políticos

El módulo político central en la estructuración del Estado se constituye como el fortalecimiento militar de una facción constituida por familias previamente propietarias o en vías de serlo, alrededor de un caudillo u hombre fuerte cuya figura se trata de preservar para disimular esa realidad de jefe de facción o capomafia, con el objetivo de aprovechar al máximo para el grupo las posibilidades de enriquecimiento que derivan del poder: "comisiones", derivación de rentas, reparto de la tierra pública.


La cuestión de la "suma del poder público"

Es obvio que en tales condiciones, la facción en el poder no podía admitir controles republicanos en general ni judiciales en especial, pues su práctica continua de enriquecimientos ilegales debía consagrar, por el contrario, la impunidad de los funcionarios, lo que requería que éstos contaran con la exclusividad del poder.

Después de la derrota de Rosas, sin embargo, la propia Constitución nacional inspirada por Alberdi, además de disponer en general la separación de los poderes, estableció expresamente en su artículo 29: "El Congreso no puede conceder al Ejecutivo Nacional, ni las Legislaturas Provinciales a los Gobernadores de Provincia, FACULTADES EXTRAORDINARIAS, ni la SUMA DEL PODER PÚBLICO, ni otorgarles SUMISIONES O SUPREMACÍAS, por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna". Esta tendencia del Estado oligárquico, así como su distancia con los preceptos constitucionales, ha calado hondo, como lo muestra la práctica, todavía, de las dictaduras militares que han asolado el país en la segunda mitad de este siglo.

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