La historia de la especie y las ideologías

Conducta animal y conducta humana
Mamíferos precociales y altriciales
Lenguaje, sociedad y educación
Las sociedades recolectoras
El nacimiento de la producción
Civilización y excedente económico: Ur, la primera ciudad
La irrupción de la producción mercantil
Lucha de clases, Estado, Constitución, Política

La historia de la humanidad es una parte de la historia de las especies vivas sobre nuestro planeta. (todavía es necesario reafirmarlo explicitamente). Desde antes se entendía por HISTORIA la de los pueblos que conocieron la escritura, lo que coincide significativamente con la existencia de sociedades estratificadas en castas o clases sociales, lo que abarca algunos miles de años en el desarrollo de una especie que se mide en millones y cuya evolución biológica está estabilizada desde hace varias decenas de miles.

También se carga con valoración positiva el término civilización, que abarca la historia de las sociedades de casta y clase y cuyo nacimiento ocurrió en la primera ciudad, Ur, perteneciente al pueblo Caldeo.

Pero sería vano entender cómo brotó la ciudad de Ur sin considerar el desarrollo previo de las sociedades de agricultura hortícola y ganaderas que la predecedieron y a éstas sin el desenvolvimiento de las sociedades recolectoras, cazadoras, pescadoras.

El desarrollo histórico de la especie humana se explica esencialmente por el creciente poder que ella tiene de producir sus medios de subsistencia y, conjuntamente con ello, de irse transformando a sí misma en sus formas sociales.


Conducta animal y conducta humana

La conducta instintiva, que tiene la ventaja de transmitirse simplemente por la herencia de generación en generación, dando a cada individuo heredero una forma casi automática de sobrevivir firmemente impresa en su organismo, tiene la desventaja de su carácter fijo, no pudiendo cambiar de objeto ni de reacción.
La conducta inteligente del hombre está en las antípodas (en el lado opuesto) de las ventajas y desventajas para la supervivencia de las estructuras instintivas. Es originariamente imprecisa y necesitada de aprendizaje y perfeccionamiento y no está asegurada en cada individuo por la mera transmisión hereditaria de sus antecesores, sino que éstos lo eduquen.

Sin embargo tiene la enorme ventaja de que no hay ningún objeto del universo a su alcance que potencialemtne no sea susceptible de servir a sus necesidades de supervivencia y desarrollo, ni forma nueva de hacerlo que no sea capaz de descubrir, ensayar y, eventuialmente adoptar.


Mamíferos precociales y altriciales

Según los grados proporcionalemtne inversos de fijeza o plasticidad que tengan sus conductas instintivas, las especies de mamíferos son clasificadas como precociales o altriciales.
Los precociales son capaces de desarrollar conductas completas a poco de nacer: un ejemplo típico es el de los equinos.
Los artriciales no reaccionan al nacer con prontitud y decisión: un cachorro de perro recién nacido necesitará la ayuda de la madre para alcanzar la teta.

Estas características de plasticidad instintiva y dependencia de un alter de la especie (la madre u otros miembros experimentados del grupo) se verifica con mayor desarrollo en los monos denominados "superiores" o también "antropomorfos". Hay un salto de la conducta instintiva extremadamente plástica a la conducta inteligente.


Lenguaje, sociedad y educación

Esta ruptura de la conducta inteligente con la instintiva plástica de los mamíferos artriciales, sin embargo, no es un abandono de la artricialidad, sino su profundización.
La educación, que consiste en la necesidad esencial de que cada generación humana transmita a la siguiente los modos de supervivencia y desarrollo de la especie, es una función perpetua y primigenia de la misma.
El lenguaje es el vehículo esencial de la educación y también un instrumento necesario para realizar las tareas grupales que atienden a la supervivencia y al desarrollo de la especie.

A diferencia de la conducta animal, cuyas configuraciones instintivas recaen sobre un número fijo y limitado de objetos, la conducta humana no tiene objetos fijos y potencialmente puede hacer uso de todos los objetos.

Por eso es correcto decir que el hombre es un ser universal y que en lugar de relacionarse con un "medio", como los animales, se relaciones con un "mundo". Pero si el "mundo" no es fijo ni está en cada momento definido para siempre, sino constituido por límites siempre móviles, será incesante la dialéctica del desarrollo social en la historia, que es la constitución de cada "mundo" con su visión y sus límites, la ruptura de éstos para construir un nuevo orbe social y así sucesivamente.

Desde luego, desde que hubo excedente económico y estratificación social, cada "mundo" constituido tiene beneficiarios privilegiados que, contra la condición misma inteligente de la especie, desean que su mundo sea fijo y definitivo.

El hombre, que comparte con los animales el miedo a los peligros, tiene también un miedo propio, el temor a los límites que denominamos angustia. Por ello, el hombre tiene una necesidad también específica de reequilibrarse frente a la angustia, que le agregan sus formas particulares al uso de su cultura y de su lenguaje, que tienen su expresión más universal en lo estético, que en las culturas primitivas se mezcla con lo mágico-animista, mezcla que luego han heredado las religiones.

La comprensión global de su evolución es la comprensión de la historia real y de la historia de las ideas que el hombre se hace de sí mismo y el mundo y por eso vamos a repasar sintéticamente las primeras de esas formas a las que por razones mencionadas antes, no se las integra como es preciso en esa comprensión global.


Las sociedades recolectoras

La primera forma en que se manifiesta la conducta inteligente como instrumento de supervivencia es la recolección de alimentos y otros objetos para fabricar ropas, utensillos e instrumentos. Pero aún en la simple recolección, la conducta inteligente suele cuidar que no se agoten las fuentes, algo de lo que instinto ciego no pudo incluir. La transformación del medio, es decir, la producción, comienza con la agricultura y la ganadería primitivas.


El nacimiento de la producción

Al realizar la reproducción asegurada o ampliada de especies vegetales y animales útiles para la alimentación humanas y otros usos, la sociedad dio el gran salto de la recolección a la producción. El cambio revolucionario más importante fue producir el primer gran salto demográfico de la historia: la población se multiplicó notablemente como consecuencia de las mayores disponibilidades de alimentos, según muestra el registro arqueológico y como lo ha subrayado Gordon Childe. Esta circunstancia, unidas a otras características de la relación entre el hombre y la naturaleza, trajeron la aparición de la guerra entre los pueblos.

Al multiplicarse la población, las tierras fértiles o de pasturas comenzaron a resultar escazas para los pueblos, que convergieron a buscar los mismos terrenos, chocando entre ellos de un modo mucho más violento. En las condiciones de la barbarie, la guerra es ley: la opción simple "o ellos o nosotros" resulta enteramente racional. Los bárbaros son auténticamente pueblos en armas. Por otra parte, la guerra es un nuevo límite del crecimiento de la población así logrado.


Civilización y excedente económico: Ur, la primera ciudad

El siguiente salto cualitativo en el desarrollo de la sociedad humana se suele denominar como de aparición de la civilización urbana. El carácter sedentario de la agricultura de arado que posibilitó la sociedad urbana es también un buen ejemplo de la interacción entre el equipo técnico-cultural del hombre y las posibilidades que ofrece el medio ambiente.
Tal vez el cambio más distorsivo de esta revolución fue el que se produjo en la convivencia social, a partir de que el aumento de la producción alimentario}a no sólo posibilitó el aumento de la población, sino también que una parte de la misma pudiera alimentarse sin participar del trabajo productivo básico del grupo. Tal es el origen de la primera estratificación social, del establecimiento de la diferencia entre ricos ociosos, por una parte y trabajadores pobres, por la otra.

En la cúspide de esta nueva sociedad estratificada se ubicó una oligarquía compuesta por guerreros y sacerdotes, en la base una vasta masa de campesinos que realizaban el trabajo agrícola, en condiciones de servilismo, ya que nunca hubieran producido más que lo necesario para sí mismos, de no mediar una coacción social extra-productiva: así apareció la primera forma del plus-producto o excedente económico. Éste permitió una mayor diversificación de oficios, principalmente en beneficio de la casta dominante. Este cambio vino a alterar violentamente las costumbres igualitarias que habían regido las relaciones internas en los grupos humanos durante decenas de miles de años.

En la sociedad igualitaria, comunista primitiva, la motivación para producir es la transparente y directa necesidad grupal. Que el grupo de trabajadores serviles produzcan también para otras, requiere otras motivaciones materiales o culturales.
En lo material, apareció en la sociedad la coacción: se dispusieron duros castigos para el incumplimiento de las normas de producción, destinados a producir dolor, miseria y, en última instancia, hasta la muerte, un artificio como si el Mundo mismo hiciera que los siervos fueran derrotados y privados por la naturaleza.

Este artificio aprovechó las largas costumbres violentas generadas por la guerra bárbara, dándole signo inverso, es decir, mientras el objetivo bélico es destruir al adversario y cuanto más lo logre mejor, el objetivo social coactivo es mantener la amenaza cuanto más latente y no usada, mejor, pues no se trata de desalojar sino de lograr una producción excedentaria.

Es congruente y necesaria a la creación cultural de la coacción social la creación cultural de un Orden Sagrado que proclame la paz, la legitimidad y la relación de un relato metafísico con sus rituales coloridos y repetidos, que adquieran preponderancia, aún sensible, sobre las evidencias sensibles del trabajo y la vida cotidiana. Así nació la religión como religión cosmológica y politeísta, cuyo relato o libro es una explicación del mundo y su origen, como producto de los Genios del animismo mágico elevados a poderosos Dioses, quienes a través de tal Sagrado Trabajo mítico se adueñaron del mundo y luego lo legaron a la oligarquía de guerreros y sacerdotes.


La irrupción de la producción mercantil

Las sociedades puras de casta, con su agricultura más productiva que las formas agrícolas y pastoriles bárbaras fueron un salto respecto de éstas, pero encontraron luego su límite en su carácter estático y de circulación cerrada.

El primer caso en la historia de un desarrollo mercantil que tiende a revolucionar el orden estático de la sociedad de castas e iniciar el camino en dirección de lo que bastantes siglos después se configurará como capitalismo, ocurrió en algunas polis de la Hélade, la Grecia clásica. Las precondiciones que hicieron esto posible fueron fueron la transformación de la metalurgia, la escritura y la acuñación de monedas. El desarrollo de la navegación fue el principal soporte del desarrollo mercantil.

En el año 450 a.c. Atenas nos brinda quizás el primer ejemplo de una unidad política que arriesga su dependencia, con respecto a los medios de subsistencia de tierras distantes, del otro lado del mar, a fin de concretarse en la producción de artículos para los cuales el país y sus habitantes eran peculiarmente aptos. Esto ocasionó enormes cambios en la estructura de Atenas.


Lucha de clases, Estado, Constitución, Política

Aparicieron en la historia una serie de actividades y realidades sociales: la lucha de clases, la política y los partidos que la expresan, la Constitución escrita y las leyes, las elecciones de mandatarios, los jueces, que configura un Estado propiamente dicho, pues antes el dominio social era uno y el mismo con el modo de existencia social de la casta dominante.

Entre otras cosas, ese Estados debe arbitrar entre la forma-casta antigua, nobiliario-servil y la nueva forma-clase que se estructura en torno a las inversiones de capital, que arrastra la servidumbre hacia la esclavitud-cosa y en su desarrollo más pleno llevará a una clase trabajadora asalariada, la polaridad aún hoy vigente capital-trabajo.

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