Carlos Pellegrini, El Gringo, como lo
apodaron sus contemporáneos, nació en Buenos Aires el 11 de Octubre de 1846. Su
padre, el ingeniero Carlos Enrique, saboyardo de Chambery, llegó al país
en 1828;
proyectó como ingeniero algunas obras públicas importantes, pero fue,
sobre todo, un notable retratista y pintor. En Buenos Aires, el ingeniero
Pellegrini casó con María Bevans Bright, cuáquera convertida al
catolicismo.
En 1867, Carlos,
que era estudiante de Derecho, marchó como alférez de artillería a la
guerra del Paraguay y en 1869 pudo
recibirse de abogado. Su tesis universitaria versó sobre El derecho electoral y en ella sostuvo la
necesidad del caudillo, el derecho del voto en la mujer y las garantías en
la libertad del sufragio. Hacia 1870 se
afilió al partido de Adolfo
Alsina y, tres años después, al producirse la victoria autonomista
en la provincia de Buenos Aires, ocupó una banca en la Legislatura
bonaerense, siendo el más joven de los diputados, con sus 26
años.
En 1874
participó en la votación de la Cámara, que convirtió al triunfo electoral
mitrista en la provincia de Buenos Aires en victoria de los autonomistas, hecho que fue
uno de los detonantes de la rebelión de Septiembre de ese año. En 1878, vigente
la Conciliación, fue elegido diputado nacional, y al producirse el grave
enfrentamiento del 80 Pellegrini se alejó de Tejedor y se acercó a Roca. Desde
esos días la amistad con este último se mantuvo a lo largo de más de
veinte años.
La sublevación de Tejedor lo halló desempeñándose como
Ministro de Guerra de Avellaneda, y desde sus funciones trabajó por
asegurar el triunfo roquista. En los sucesos del 80 se mostró enérgico y
contribuyó militarmente a doblegar a Tejedor. Al año siguiente fue elegido
senador provincial, en reemplazo de Dardo Rocha, elección en la que
influyó notoriamente el General Roca.
En 1885 fue
ministro de Guerra de Roca, cargo
que desempeñó hasta la elección de Juárez
Celman, cuya candidatura apoyó no solamente desde su cargo
oficial, sino también desde las columnas del diario Sud América, que redactaba con
Delfín Gallo y Roque
Sáenz Peña. Durante la campaña electoral de ese año no participó
activamente en ningún acto político, y se limitó a guardar el orden en los
comicios.
Acompañó a Juárez
Celman como Vicepresidente de la República y fue solidario de
todos los actos de aquél durante su período. Según Paul Groussac, no se
puede presentar a Pellegrini como un censor de malas costumbres políticas
que él no practicaba: fue partícipe de ellas por tolerancia pasiva. Pero
en los momentos graves, en plena rebelión del 90, sostuvo con energía a la
autoridad nacional. Aún más: cuando el Presidente Juárez
Celman salió de la ciudad rumbo a Campana, Pellegrini, montando en
caballo bayo, se dirigió a la Plaza Libertad, afrontando el fuego de los cantones
revolucionarlos. Instaló su despacho en las inmediaciones y desde allí
dirigió el ataque final contra el Parque.
Después
de dejar la presidencia, fue senador nacional por Buenos Aires desde 1895 hasta 1904. Hizo un
viaje Europa, por razones de salud y volvió en 1899, año en
que se reintegró al Senado. El Presidente Roca le
confió una misión financiera en el Viejo Mundo, en 1900, y a su
regreso se produjo su distanciamiento del primero. En 1906 resultó
electo diputad por la Capital Federal, y e los últimos años de su
existencia luchó por una reforma electoral en la que se garantizara la
libertad del sufragio, y por una política económica de orientación
proteccionista. Murió en Buenos Aires el 17 de Julio de 1906.
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