Por Martín A. Cagliani
El 30 de marzo de 1793 nacía en Buenos Aires, una de las figuras mas controvertidas de nuestra historia, Juan Manuel Ortiz de Rozas (él lo cambió luego a Rosas). Se crió en la pampa, utilizaba las boleadoras muy bien y era buen domador. Fue llamado el Ilustre Restaurador de las Leyes debido a sus "dotes de orden y unificación".
Se casó con Encarnación Ezcurra y Arguibel a los 20 años, pero como sus padres se oponían, tramaron una hábil estratagema: Encarnación se hizo pasar como embarazada y le mandó una carta a su amante (Rosas obviamente) tratando de que la carta cayera en manos de Agustina López Osornio, la madre de Rosas. La madre de Rosas encontró la carta, y unos días después, el 16 de marzo de 1813, los dos jóvenes se casaron. Algunos dicen que la madre de Rosas se oponía al casamiento por la juventud de su hijo, 20 años, pero otros apuntan a la pobreza de la novia y la posición incierta de Juan Manuelito. Realizo varias campañas de lucha contra los indios al sur de la actual provincia de Buenos Aires. Subió al poder en 1832 y se bajó rápidamente de él luego de la batalla de Caseros en 1852. Partió exiliado, para no volver, hacia Inglaterra, donde murió el 14 de marzo de 1877.
Cuenta el historiador Alonso Piñeiro que Rosas era aficionado a recomendar medicamentos caseros a sus amigos. Una vez le comento un remedio a Facundo Quiroga para el reumatismo. Se tenia que pelar unos ajos y pulverizarlos con polvo de mercurio dulce sobre un lienzo de camisa usada, el que debía ser cosido hasta formar una bolsa. El tema es que todo esto daba un aceite que se frotaba en las partes doloridas. Rosas le mando esta receta por carta, pero Quiroga no la pudo probar, ya que lo habían asesinado hacía nueve días en Barranca Yáco.
Al parecer Rosas tenia muchas manías. Tenia manías por los pequeños detalles, por cosas increíblemente minuciosas. Un ejemplo es el decreto del 8 de noviembre de 1832, refrendado por Victoriano García de Zúñiga. El primer artículos dice así "Toda comunicación oficial tendrá a la izquierda el margen de la tercera parte del papel. En su encabezamiento se pondrá a la izquierda el título del que la dirige, y a la derecha el lugar, la fecha y el año que marque el periodo corrido desde el de la Libertad y el de la Independencia de la República, principiando a medio margen el título y nombre de la autoridad o corporación a quienes se dirige". Y sigue así, que conste que el texto entre comillas es un decreto oficial. También se especificaba el margen de la vuelta, el saludo final de práctica, la alternativa de escribir en primera o tercera persona y la prohibición de que no se diera curso a las notas que no respetaran este decreto. Siguen y siguen las minucias una atrás de la otra en este decreto.
Tenía un raro sentido del humor y, como los reyes medievales, tenia para entretenerle y divertir a sus invitados unos pobres bufones, payasos a sueldo. Su bufón favorito se llamaba Eusebio. De este bufón, que según parece, era mentalmente anormal, Rosas solía bromear diciendo que era novio de su hija Manuelita, que se irritaba mucho por eso.
Otra rareza es que nunca usó zapatos, siempre calzo botas.
Cuenta él mismo en una carta a su amiga Josefa Gómez (estando en Inglaterra), que se afeitaba cada ocho días, para poder ahorrar (iba al barbero). "Y por la misma necesidad de economizar lo posible, no fumo, no tomo vino ni licor de ninguna clase. Ni tomo rapé, ni algo de entretenimiento".
Se le han atribuido muchos hechos heroicos que jamás ocurrieron, como su presunta intervención en las Invasiones Inglesas, "peleó junto al cañón" dice un historiador. Esta probado documentalmente que Rosas no se presentó al servicio en junio de 1806, diciendo que estaba enfermo, pero por supuesto que siguió cobrando su sueldo. La lista de pagos del mes siguiente aclara al margen: "Juan Manuel de Rosas se apartó del servicio el 1 de julio". Por esto, no tubo ocasión de tomar las armas en la bravía defensa de Buenos Aires.
Los antirrosistas también son creadores de algunos fraudes de la historia. Uno es, que Rosas habría suprimido la vacunación antivariólica por razones de presupuesto. Solo basta para desmentir esto la existencia de las listas de vacunados, en las que se constata que hubo mas de dos mil en 1838. Otro mito es el de que habría decretado la destitución del santo patrono de Buenos Aires, San martín de Tours. La mentira se remonta a la época de Rosas, cuando en 1839 circulo ese presunto documento, que era totalmente falso. La festividad del santo patrono porteño se celebró con gran festividad bajo los gobiernos de Rosas
No fue, como muchos suelen decir, un defensor de la soberanía nacional. Lo fue durante el bloqueo al que nos sometieron los ingleses y franceses, pero solo porque no podía hacer otra cosa. En cambio en 1829 Rosas colaboro moral y materialmente con el vizconde francés Venancourt, cuando este ataco a la escuadra argentina en represalia a la acción del Gobierno argentino de hacer cumplir el servicio militar a los ciudadanos franceses residentes en nuestro territorio. Durante su gobierno los ingleses ocuparon las Islas Malvinas (1833), desalojando a la guarnición argentina. Rosas solo las reclamó mediante anuales notas rutinarias de protesta diplomática. Según el historiador Alonso Piñeiro, existen incontables pruebas "documentales en el Archivo General de la nación sobre el ofrecimiento que hizo a Inglaterra del archipiélago, a cambio de que se dejara sin efecto la deuda nacional con la firma Baring Brothers & Co. de Londres", a esta empresa se le había pedido un controvertido préstamo durante el gobierno de Rivadavia.
Otra curiosidad de Rosas es que usó dentadura postiza, al menos durante su estadía en Inglaterra. Este hecho se constato, cuando sus restos fueron repatriados en 1989. El 27 de septiembre ante la presencia de los descendientes, se abrió el cajón en el que había sido enterrado Rosas. Cuando se levanta su cráneo, se desprendió la mandíbula y detrás de ella una dentadura postiza. Esta pieza era de muy buena calidad y probablemente hecha en Inglaterra. Al parecer Rosas sufrió toda su vida de problemas con los dientes, perdiendo muchos de ellos, ya que se los extractaban, no los arreglaban como hacen hoy en día. Partió hacia Inglaterra sin varios de sus dientes, pero según los especialistas, es en esta isla donde se habría precipitado su problema con los dientes, perdiendo la gran mayoria.
Al parecer Rosas aparte de maniático, era coqueto, ya que se hizo enterrar con su dentadura puesta, también lo acompañó en su viaje eterno su plato favorito, que era de porcelana.
Muchos años mas tarde los enemigos del dirigente radical y presidente argentino Hipólito Yrigoyen presentarían a Rosas como padre del prócer radical, algo totalmente infundado, fue solo un rumor.
Investigación y elaboracion por Martín A. Cagliani, estudiante de Historia y Antropología en la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos Aires.