Una despedida para nadie
Los corazones siguen rompiéndose,
y los sueños se ahogan para siempre.
El mundo sigue su rumbo,
sin sentido ni destino alguno.
A veces creo,
que nunca lo llegaré a ver,
que es demasiado grande para mí,
que soy muy pequeño para existir...
Recuerdo,
Las mañanas de dolor alegre,
el rocío de muerte sobre ti
y no lo puedo olvidar...
Me someto hoy,
a la voluntad de los demás
y renuncio a mi vida.
Es que ya no vale la pena,
ya que no salen las estrellas,
y el cielo debe crecer,
hacia los confines de la soledad.
Me oculté en mi bolsillo.
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