Sin título
He aquí un alma
que por primera vez
se dio cuenta que
caminaba por el sendero
acompañdado, a pasos
ebrios, embriagados
mientras la tierna sonrisa
de su acompañante
lo embriagaba aun más.
Una mirada basta
un sólo segundo
para darme cuenta
que esa embriaguez
inesperada brota
adentro de mi
y que tu eres
la causante de
aquel manantial
de emociones vivas
que me hacen
sentir tu ausencia
como un hielo ardiente
y añorar volver contigo
a ese mágico lugar,
a ese minuto de confesión,
donde todo comenzó
Marco
noviembre de 1997
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