El arroz constituye el alimento básico del Japón. Además de ser uno de los productos agrícolas más importantes, se encuentra unido simbólicamente a muchas facetas de la cultura japonesa. Como ocurre también con los alimentos básicos en otras culturas, el arroz se utiliza en la fabricación de una gran variedad de productos alimenticios, y su papel en la vida religiosa sobrepasa ampliamente su importancia como fuente alimenticia. Ultimamente, la tendencia existente en las nuevas generaciones a favorecer una dieta de tipo occidental, está amenazando la posición del arroz como producto agrícola y como símbolo cultural.
El año de 1995 fue un año muy importante para el arroz en los medios de comunicación. Los cuerdos de la Ronda de Uruguay, exigiendo que Japón abriese su mercado nacional a cantidades limitadas de arroz, figuró en los titulares. Y en noviembre, una importante revisión de la Ley de Alimentos Básicos, una más de entre las muchas medidas tomadas recientemente con el objeto de relajar el control del gobierno sobre la economía, implicó el final del aparato regulador que formaba la base del complejo sistema de distribución y venta del arroz. La antigua política del gobierno de administrar la oferta y la venta del arroz está dando paso a un enfoque de libre mercado.
Los resultados de una encuesta realizada recientemente en el área metropolitana de Tokyo muestran que cuando la gente compra arroz, hace su elección a base de (1) la variedad o la marca, (2) el sabor, y (3) el precio, en este orden. Las amas de casa respondieron a otra encuesta dando el siguiente orden de preferencia: (1) sabor, (2) precio, y (3) variedad. Aún así, las dos encuestas reflejan que el precio no constituye el factor primordial, atestiguando el creciente nivel de afluencia y exigencia que tiene el consumidor. Los productos han intentado adaptarse a las nuevas circunstancias desarrollando nuevas variedades de arroz, que se distribuyen con nombres de marcas originales y que hacen énfasis en el sabor.
Otro efecto producido por las nuevas tendencias en el mercado es la caída de la tradicional tienda de arroz de vecindario. El arroz ahora se puede comprar en los almacenes abiertos las 24 hora, los supermercados y las tiendas de licores. A medida que se van haciendo efectivos los cambios producidos en la Ley de Alimentos Básicos, las cooperativas agrícolas están empezando a poner a la venta sus cosechas de arroz a través del Internet.
Muchas palabras japonesas que hacen referencia al arroz o a productos derivados de éste, tales como o-kome (granos de arroz), o-sake (vino de arroz) y o-sembei (galletas de arroz), llevan el prefijo "o", que se usa acompañando a los sustantivos para mostrar respeto por el objeto al que se refieren. Este uso refleja la posición especial, casi sagrada, que la planta del arroz y sus granos han ocupado desde tiempos antiguos. Incluso en la actualidad, muchos japoneses casi instintivamente rechazan la idea de malgastar arroz. Es cierto que el consumo de pan ha crecido desde finales de la Segunda Guerra Mundial, rebajando la cantidad de arroz que se consume en la dieta media japonesa. El consumo anula per cápita alcanzó la máxima en la posguerra en 1962, con 139 kg, y ha estado descendiendo con un promedio de 2% anual, llegando a los 69 kg en 1993. Pero un cuenco de arroz cocido todavía está considerado como algo más que una simple fuente de hidratos de carbono.
Los arqueólogos creen que el arroz comenzó a cultivarse en Japón por primera vez hace más de 2,000 años. Durante el período medieval, cuando los impuestos territoriales eran mediados y recaudados en cantidades de arroz, este grano adquirió un estatus social especial como una forma de moneda en el emergente sistema de mercado nacional.
El arroz se cultiva por todo el sudeste de Asia y otras regiones que son más cálidas que la mayor parte del Japón. El adaptar el cultivo del arroz a la relativamente corta estación estival requirió un trabajo esmerado, y ya en el siglo XVIII los agricultores japoneses comenzaron a desarrollar nuevas variedades de arroz más resistentes a climas fríos.
Sorprendentemente, a pesar del papel tan importante que ha jugado el arroz en la cultura japonesa, el arroz no se convirtió en el alimento principal de la dieta del ciudadano medio hasta principios de este siglo. A través de la mayor parte de la historia japonesa, el arroz constituía un alimento tan estimado que sólo los miembros de la aristocracia, y los mercaderes y guerreros acaudalados podían permitirse el lujo de comerlo habitualmente. La mayoría de la población, incluso la mayor parte de los agricultores, comían generalmente cebada y mijo, dejando el arroz como un manjar reservado para las ocasiones especiales.
Entre la gran variedad de productos alimenticios que se hacen tradicionalmente del arroz, están las galletas (o-sembei) el vino de arroz, (o- sake), y el mirin un vino dulce que se utiliza para cocinar. El salvado que se produce al refinar el arroz se usa como ingrediente para hacer el nukazuke (verduras adobadas indispensables en la dieta tradicional).
En los últimos años, con las cosechas de arroz casi siempre excediendo las necesidades de los consumidores, los productores han ido buscando nuevas maneras de utilizar el arroz. La harina de arroz, se utiliza como añadido en el pan y los tallarines. En las universidades japonesas se están llevando a cabo investigaciones médicas que estudian extractos del arroz, que son al parecer efectivos en el tratamiento de las úlceras del estómago. Indicios de que el aceite de salvado de arroz sirve para reducir el colesterol han fomentado el desarrollo de productos de salvado de arroz, mientras que los fabricantes de cosméticos, han comenzado a comercializar productos para el cuidado de la piel y champú con aceite de salvado de arroz.
La importancia tradicional que se le ha dado al arroz tiene tantos aspectos prácticos como místicos. La creencia de que este grano es una fuente de energía vital ha sido confirmada por los descubrimientos científicos que demuestran que el arroz constituye una fuente de alimento casi perfecta para el ser humano, con un equilibrio ideal entre proteínas, grasas e hidratos de carbono. El germen y el salvado, aunque se quitan normalmente en el proceso de refinado, son ricos en vitaminas (especialmente B1), minerales, fibras y enzimas. Estos descubrimientos han fomentado un renovado interés en el arroz como un alimento clave para una alimentación sana. Por otro lado, las antiguas creencias en los poderes místicos del arroz, quizás inspiradas en el hecho de que el cultivo de la planta del arroz requiere un trabajo intensivo, se mantienen todavía vivas en una gran variedad de prácticas religiosas. En los rituales que se llevan a cabo para purificar una parcela de tierra antes de la construcción de una nueva casa, se esparcen granos de arroz para ahuyentar a los malos espíritus. La creencia de que el arroz tiene virtudes regeneradoras lo convierte en el ingrediente básico de varios platos que se sirven en bodas y funerales. Los onigiri, bolas de arroz cocido que desde tiempos antiguos han tenido la función de servir de comida para llevar fuera de casa, y que todavía en la actualidad son muy populares entre los excursionistas y los viajeros, estaban considerados como posesores de una gran fuerza espiritual y simbolizaban la forma del alma, siendo esta la razón por la que se ponen bolas de arroz en los altares domésticos y en los santuarios como ofrenda a los dioses. Incluso existe la creencia de que la paja de la planta del arroz está llena de fuerza espiritual. Sogas hechas de paja de arroz trenzada son utilizadas para decorar santuarios y en la confección de ornamentos y accesorios para esos rituales.
Hay un proverbio que dice que cuanto más grano tiene la planta de arroz, más bajo inclina su cabeza. A medida que el grano va madurando, el tallo se dobla bajo el peso. El proverbio quiere dar a entender que mientras más grande sea el poder de una persona, más modestia debe mostrar con respecto a los demás.
No es simple coincidencia la relación que tiene el arroz con la humildad. La humildad, la modestia y la voluntad de acceder son virtudes japonesas tradicionales, y que parecen estar relacionadas con ciertas características de la mentalidad japonesa: un deseo de evitar confrontaciones y alcanzar un consenso, a veces a costa de dejar desacuerdos sin resolver. En la comunidad internacional actual este tipo de tendencias pueden ser interpretadas como signos de indecisión, y ser criticadas como prueba de una actitud evasiva.
Estas características puede que sean el legado de siglos de esfuerzos por conseguir unas relaciones interpersonales estables, las cuales son necesarias para llevar a cabo el laborioso cultivo del arroz. En aldeas donde la subsistencia de todos dependía de la cooperación en el regadío y el cultivo de unas parcelas de tierra arable limitadas año tras año, la modestia era considerada una gran virtud, y la soberbia un riesgo inasequible. Los sentimientos y los derechos individuales ocupaban un lugar secundario con respecto al bienestar del grupo.
En la sociedad japonesa contemporánea prevalece un espíritu similar, tanto entre los empleados de una empresa como entre los miembros de un equipo deportivo. Aparte de la meta existente en la consecución exitosa de un proyecto o en el triunfo deportivo, cada miembro del grupo tiende a participar de una inquietud interior por la armonía del grupo, que llega incluso al extremo de la negación personal. Desde un punto de vista práctico, esta conducta puede parecer ineficiente, un sacrificio innecesario de talento e iniciativa individual. Pero a pesar de esto, este énfasis en el valor de las relaciones interpersonales, es una lección aprendida a través de una experiencia de 2,000 años cultivando el arroz.
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