Los años iban
pasando y Von Fersen tuvo que exiliarse para no herir la reputación
de la reina, y Oscar (que ya se había convertido en comandante de
la guardia imperial) sintió mucho su falta. Pero su fiel André
estuvo con ella en los peores momentos, animándola y ayudándola
en todo lo que podía. Lo que ignoraba es que aquel joven criado
sentía un profundo amor hacia ella que lo llevó a seguirla
y protegerla siempre. André sabía que Oscar amaba a Von Fersen,
lo cual le provocaba días y noches de sufrimiento intenso al saber
que su amor nunca sería correspondido. Su pasión hacia ella
le llevó a cometer grandes locuras, pero siempre estuvo de parte
de su pueblo, al contrario que Oscar, que defendía a la nobleza.
Pasaron siete años.
André se había convertido en un hermoso y apuesto joven,
pero una mala jugada del destino le hizo perder la visión de su
ojo izquierdo. Esto sucedió cuando se disfrazó del "Caballero
Negro (un hombre enmascarado que robaba a la nobleza para dar las riquezas
a los pobres)" para capturar al auténtico. El médico le vendó
el ojo y le advirtió que bajo ninguna circunstancia se quitara la
venda, pues podría perder la visión del ojo dañado.
Pero André estaba muy preocupado por Oscar, pues hacía dos
días que no aparecía por casa, y sin dudarlo, se volvió
a disfrazar del Caballero Negro para rescatar a su amada (quitándose
previamente la venda). Así perdió por completo la visión
del ojo izquierdo, y Oscar quiso vengarse del Caballero Negro (aliado de
Robespiere). Pero André le salvó la vida permitiéndole
que se escapase, pues él era el único que podía ayudar
a la miseria del pueblo.
Una tranquila tarde, mientras Oscar y André practicaban con la espada,
apareció Von Fersen. Los ojos de Oscar brillaban de alegría,
y el corazón de André se rompía en pedazos con
cada gesto amable y risueño que ella le dedicaba. Sólo mostraba
su dulce mirada a Fersen, pues toda ella derrochaba amor hacia él.
Pero Fersen todavía amaba a Maria Antonieta, y eso Oscar lo sabía.
Mientras hablaban, el conde recordó que la última vez que
la vio fue en una fiesta donde apareció con un hermoso vestido
de mujer. Quiso bailar con ella, y más tarde salió corriendo
de la sala. Por fin Fersen se da cuenta de que aquella hermosa mujer era
Oscar.
La joven, salió corriendo y rompió a llorar, rogándole a Fersen que la dejara, pues ya había conseguido reprimir sus sentimientos. Fersen le respondió que siempre seguirían siendo amigos, a pesar de todo. André había visto toda la escena, y se ofreció para ayudarla a recoger los pedazos de vidrio de una copa que se había roto (Los pedazos de vidrio son un símbolo de lo que sentían ambos en aquel instante: la tristeza del amor acompañada de un corazón roto y herido de amargura). Lo que Oscar ignoraba era que André empezaba a perder la visión de su ojo derecho.
Aquella misma noche André conoció a Ellen, un miembro de la milicia urbana que lo animó a beber y así olvidarse de sus problemas. Cuando volvió a casa se enteró de que Oscar iba a dejar la Guardia Real, y él sabía el principal motivo que le llevó a esta decisión: alejarse de la mujer que amaba Von Fersen, la Reina Maria Antonieta. Oscar, totalmente herida, quiso volver a la época en la que no sabía que era una chica y huir de todo sentimiento hacia los hombres. Quería ser dura consigo misma y decidió llevar la vida de un hombre, prescindiendo de la ayuda de André. André, al enterarse de tal disparate, intentó hacerla entrar en razón con una frase que resumía su acertada opinión: "Una rosa es una rosa aunque crezca de color rojo o lo haga de color blanco. Una rosa no puede ser nunca un clavel" . Oscar se enfadó y le asestó una bofetada en la mejilla, y André ya no pudo ocultar lo que sentía. La agarró de la mano, la besó y la cogió, echándola sobre la cama y arrancándole la camisa. Las lágrimas de Oscar le hicieron reaccionar a tiempo, y se alejó de ella, llorando. A pesar de lo que había hecho no dudó un instante en declararle todo su amor, pues había estado a su lado siempre y había sufrido por ella durante 20 largos años.
Unos días después, a Oscar se le asignó el cargo de capitana en la milicia urbana, y pensó que con ello olvidaría lo que André sentía por ella, ya que no podía corresponderle a sus sentimientos. Pero André no se dio por vencido e ingresó en la milicia gracias a Ellen, que le echó una mano para incorporarse. Oscar, al verle, se enfadó y le dijo que ya no le hacía falta su ayuda. Pero André le contestó que él era la única persona que podía protegerla. Los soldados no estaban de acuerdo en que su capitán fuese una mujer, y se negaban a pasar revista, pero gracias a un duelo vencido por ella no tuvieron más remedio que someterse. Ellen se dio cuenta de que André veía mal, y también sabía lo que sentía por la capitana, pero no estaba de acuerdo, porque veía que Oscar se portaba de una manera muy fría con él, y eso le dolía. Pero los demás compañeros se pensaban que André era un espía infiltrado de Oscar para informarle de todas las actuaciones de la tropa, y comenzaron a mirarlo mal.
Los días iban pasando y Oscar recibió una propuesta de matrimonio del general Girodelle, un apuesto hombre que pidió la mano al general Jarjayes, y que muy satisfactoriamente se la concedió, pero Oscar debía estar de acuerdo, y cuando recibió la noticia se echó a reír. André se enteró de la noticia gracias a Nanny, su abuela, y ante el asombro de éste se entabló una batalla contra él por ser un espía de la capitana. Ellen frenó la pelea y se enfadó con los soldados. Cuando se fueron todos, André se hallaba tendido en el suelo, susurrando unas palabras llenas de tristeza: "No te cases, Oscar...". Ante aquella frase Ellen se dio cuenta que lo que realmente le había hecho daño no eran todos los fuertes golpes que había recibido, sino el hecho de saber la noticia del hipotético casamiento de su capitana. La que realmente se iba a casar era Diane, la hermana de Ellen, una hermosa muchacha que había robado el corazón a toda la tropa B de la milicia urbana. Ellen la quería con locura, y deseaba que fuese la mujer más feliz del mundo. Pero las malas noticias volvieron a llegar, pues un soldado fue detenido por haber vendido su fusil en una feria, y este hecho estaba castigado con la pena de muerte. Ellen creyó que había sido Oscar quien había vendido a su compañero a la Guardia, pero ella lo negaba todo. Y así entablaron un duelo del cual salió ella ganadora. Después del duelo habló con el General para que liberasen al soldado, y así sucedió. Ellen tuvo que disculparse por haber acusado a Oscar de algo que no había cometido. Y ella le pidió a André que la acompañara a darle las gracias al General que había salvado la vida del milicio. Por el camino fueron atacados por el pueblo (que odiaba a todos los nobles y sobretodo a la Familia Real) y se llevaron a André a la horca. Oscar, desesperada, gritaba para que no se lo llevasen, pues él no era un noble. Von Fersen se enteró del suceso y fue en su busca. La encontró semi-inconsciente en el suelo. Cuando recuperó el conocimiento exclamó: "¡Déjame ir! ¡Van a matar a Mi André!!" . Fersen, sorprendido ante lo que había dicho Oscar (incluso ella estaba sorprendida), se fue en busca de André y lo rescató. Cuando llegaron a casa, Oscar no podía parar de pensar en la frase que, sin darse cuenta, había dejado escapar ante Von Fersen.
Ya hacía una semana que Ellen no se presentaba en el cuartel, y André decidió ir a buscarlo para darle su sueldo. Oscar le acompañó. Cuando llegaron a su casa y abrieron la puerta, un desagradable hedor irrumpió de repente, y vieron a la madre de Ellen llorando, pues Diane (la hermana de Ellen) se había suicidado, ya que su futuro marido la había dejado plantada por una chica rica un día antes de la ceremonia. Ellen juró vengarla.
El tiempo transcurría rápidamente, y por petición
del pueblo se convocaron tres asambleas en las cuales asistirían
sus representantes. Pero el Rey cambió de idea y no les dejaron
entrar a la asamblea. Oscar se rebeló contra el vigilante y dejó
entrar a los representantes, pero la asamblea había sido anulada.
Aquel acto fue mal visto por los superiores de la capitana, y fue detenida
junto con sus soldados, que se negaron a aceptar órdenes que no
fuesen dichas por ella. Oscar escapó junto con André, y habló
con el discípulo de Robespiere (Bernard, el Caballero Negro, y esposo
de Rosalie, una jovencita que vivió una temporada en casa de Oscar)
para convocar al pueblo y así liberar a los prisioneros. Maria Antonieta
los dejó marchar, pero el General Jarjayes, deshonrado ante el comportamiento
de su hija, decidió matarla, para luego morir él. Pero André
se lo impidió, y le dijo que se escaparía con Oscar. Pero
el General le contestó que un noble y un criado no se podían
casar, y André, indignado, respondió que todas las personas
son iguales, y que no se necesita el permiso de nadie para amar a alguien,
y si alguien tenía que morir, que fuese él el primero, pues
no soportaría ver muerta a su amada. Pero un mensajero real llegó
a tiempo para declarar inocente a Oscar y así salvarla de una muerte
segura. La amistad de Maria Antonieta se había manifestado en aquel
momento. Pero a medida que se iba dando cuenta de la pobreza que existía
en el pueblo, más se iba alejando de su reina.
Y los días seguían pasando. Oscar fue a visitar al médico
porque le cogían fiebres altas y tosía sangre. El doctor
le diagnosticó tuberculosis, y le dijo que no era una enfermedad
incurable si mantenía reposo, pero ella quería luchar. Lo
peor de todo fue cuando le preguntó por el ojo derecho de André,
pues ella no sabía que se estaba quedando ciego. Oscar, sabiendo
el poco tiempo que le quedaba de vida, encargó a un pintor que retratase
su imagen, y cuando la hubo acabado, le pidió a André que
le diese su opinión. Empezó a describir el cuadro de una
manera que no se parecía a la imagen real, pues era lo que se estaba
imaginando, porque apenas lo veía. Oscar se emocionó al ver
que la descripción de André, aunque no era la correcta, era
mucho más bella que la imagen misma. André había visto
el cuadro, pero no con sus ojos, sino con su corazón.
El día 13 de julio de 1789 André fue alcanzado por una bala, y Oscar, sollozando, le suplicó que se casasen cuando todo hubiese acabado. André asintió. No podía morir en aquel momento. Se sentía demasiado feliz, no quería dejar este mundo por nada, pues Oscar le había confesado su amor, y quería disfrutar de él. Además ansiaba la libertad de su pueblo. Pero todo fue inútil, y murió sin haber podido consumar su amor. Oscar, herida, estuvo toda la noche en las puertas de la iglesia, imaginándose cómo habría sido su vida con André. Se odió por no haberse dado cuenta antes de su amor, pues habrían podido disfrutar muchísimo. Ahora se daba cuenta de lo mucho que lo había amado y de lo ciega que había estado por no haberse dado cuenta hasta entonces.
El día 14 de julio Oscar, a pesar de su dolor, se puso al
frente de su tropa y ordenó disparar contra las murallas de la Bastilla,
pero fue tiroteada por muchos soldados. Allí perdió la vida,
y la última imagen que le vino a su mente fue André. Pero
aun con todo, la Bastilla quedó arrasada, y ese fue el principio
de la Revolución Francesa. Más tarde el Rey y la Reina
fueron ejecutados, Fersen, ante la noticia, no hizo nada para defenderse,
y murió en manos del pueblo. Bernard y Rosalie buscaron a Ellen
para que les explicase cosas de Oscar y André, pues Bernard estaba
escribiendo "Una historia de la Revolución Francesa", donde quería
explicar la vida de ambos. Rosalie poseía en sus manos una rosa
hecha por Maria Antonieta (pues fue su cuidadora antes de ser ejecutada)
con trapos que había encontrado por el calabozo, y le rogó
a la joven que la pintase del color preferido de Oscar. Pero nadie sabía
cuál era su color preferido, así que decidieron dejarla tal
y como estaba, pues el color de André era el blanco. Y así
comenzó una nueva era repleta de cambios para Francia, una era donde
en un futuro sin diferencias de clases y repleta de libertad acabaría
por imponerse, y así las muertes de todos los que lucharon
por su país jamás habrían sido en vano, pues murieron
por la libertad de una futura Francia llena de dicha y felicidad.
Pues este ha sido el final de la historia. Supongo que habrá gente a la que le hubiese gustado que acabase bien, todos felices, etc etc. Pero yo soy totalmente contraria a esa opinión, y por eso he expuesto mis ideas en el link que viene a continuación: