Anécdotas


En tan solo un año, el pequeño dojo que Morihei había hecho para la práctica de los estudiantes de shintoismo Omoto-Kyo, pronto se volvió muy famoso por todo Japón, y grandes personalidades fueron a aprender con el gran maestro Ueshiba, como el famoso Almirante Takeshita.

En aquellos días, Kenji Tomiki, alumno del Dr. Jigoro Kano, gracias a sus alumnos que le habían platicado de las hazañas de Morihei, le pidieron que se probara con el Maestro, a lo que él dijo: “Yo también he oído de esas demostraciones fraudulentes de Ueshiba, pero miren él tiene mas de cuarenta años. Si yo le pusiera una zarandeada me vería muy mal con mis compañeros de Judo y dirían que soy un abusivo”, pero sus alumnos le dijeron que nadie se atrevería a pensar algo así.

Entonces Tomiki accedió y fue a retar a Morihei Ueshiba. Ya en combate, Tomiki trató de sujetar la solapa y la manga de su adversario (como buen judoka), pero antes de que lo lograra se encontraba proyectado a varios metros. Luego, el maestro Ueshiba lo clavó firmemente en el tatami sin que pudiera moverse este. Dejó que se levantara y le dió otra oportunidad, este volvió a intentar otra de sus llaves, pero nuevamente se encontró suspendido en el aire para finalmente aterrizar de espalda en el suelo, después de esto se disculpó y le pidió respetuosamente si lo aceptaba como alumno. Años después Tomiki creó su propia versión de Aikido.

Morihei estudió y entrenó arduamente día y noche usando sus propios métodos para desarrollarse tanto en el plano físico como en el espiritual; comenzó la práctica de danza(muchos de los movimientos del Aikido son tan plásticos como los de la danza)y muy pronto su habilidad empezó a rebasar el nivel humano. Al ver esto, Deguchi animó a Morihei Ueshiba a que siguiera su propio camino.

Había cumplido un objetivo de su destino, sabia que el “Budo no consiste en derrotar al adversario por medio de nuestra fuerza. Tampoco es una herramienta para destruir al mundo. El verdadero Budo consiste en aceptar el espíritu del Universo, salvaguardar la paz del mundo, proteger y favorecer el crecimiento de todos los seres”.

Morihei se mudó a Tokio y abrió un dojo formal en el distrito de Ushigome (lugar donde actualmente se encuentra el cuartel general del Aikido “Aikikai”) Muchos grandes maestros fueron a visitarlo, incluyendo a Jigoro Kano, fundador del Judo moderno (Kodokan). Este último quedó tan impresionado de la habilidad del maestro Ueshiba que dijo “este es mi ideal del Budo”, “Verdadero Judo” (refiriéndose este al significado de Judo que es el camino de la suavidad). Se dice que Kano tenía en mente invitar a Morihei como instructor; pero al ver la excelencia del maestro y lo diferente de su arte, mandó a sus mejores alumnos a entrenar bajo la tutela del O Sensei. Existe una evidencia (en película) de una demostración que hizo, que nos muestra a Morihei Ueshiba de unos 75 años de edad y con una estatura de 1.50m aproximadamente, en donde es atacado por dos fornidos cinturones negros en judo. Si se ve la película en cámara lenta, se puede observar en los fotogramas, que el maestro permanece inmóvil cuando van avanzado hacia él y justo cuando lo van a agarrar, se desplaza a cierta distancia de punto de donde él se encontraba, los judokas siguen avanzando a una velocidad considerable y se estrellan violentamente entre ellos bajo la mirada atenta del maestro.

Este movimiento, como lo muestra la película, se tuvo que realizar en un tiempo menor a la décima cuarta parte de un segundo, demostrando que se han alterado las leyes del tiempo y el espacio; el maestro podía unificar su ser con el universo.

En 1931 el Kobukan (o como muchos le llamaban “el dojo del infierno”) quedó por fin fue terminado. La “Sociedad Pro-Budo” fue instituida con Morihei Ueshiba como Jefe Instructor. Contaba con 80 tatamis y un sitio para albergar a mas de 30 estudiantes como internos. Se dice que después de estar todo el día trabajando en tareas tan pesadas como construcción, albañilería, jardinería, venia el pesado entrenamiento. Cuentan que había veces, en el entrenamiento de las 7 a.m. con el clima nevando y los alumnos aún agotados de la jornada del día anterior, en que Morihei abría todas las ventanas del dojo para que entrara el aire fresco y ponerse a entrenar, a lo que sus alumnos seguían inmediatamente. Muchos fueron a aprender con él, antes de la Segunda Guerra Mundial enseñó a muchos jefes militares y en casi todas las academias de policía. En los siguientes 10 años se fueron tejiendo cada vez mas historias acerca de las increíbles habilidades de Ueshiba sensei.

Su único hijo (Kisshomaru Ueshiba), se convirtió en su biógrafo y se hizo a cargo de los asuntos administrativos que involucraba al Aikido.

Existen muchas historias que narran como muchos maestros lo visitaban, y algunos deseaban comprobar el dominio de Ueshiba sobre el KI. Uno de ellos, un joven practicante de Karate, el cual era fanático de su estilo, estaba convencido que nadie podía aguantar el ímpetu y potencia de sus golpes (uno de los hechos mas comprobados de Morihei fue su capacidad de absorber y repeler golpes con su organismo), así que el jóven fue un día en su busca, y dijo “ A pesar de lo que se diga, no llegaré jamás a creerlo. Si con mis 80kg le doy un puñetazo, lo lanzaré por lo menos a 6m de distancia”.

“No sucederá nada de eso” dijo Morihei sonriente, que pesaba unos 56kg aproximadamente.

El karateka lo retó a demostrarlo y después de mucha insistencia fijaron una fecha y lugar donde hacer la demostración, que además sería publica. Así, llegó el día y el maestro Ueshiba ofreció su torso desnudo a su oponente. Este tomó impulso y lanzó un potente golpe al pecho; fue como si hubiera golpeado al vacío. El maestro sonreía, sin siquiera haberse movido. “Le ruego vuelva a hacerlo” dijo Morihei al joven desconcertado, este tomó mas impulso y golpeó con más fuerza que la primera vez; Pero esta vez el resultado fue totalmente lo contrario, el karateka en vez de golpear a la nada, lanzó un agudo grito de dolor, pues su muñeca sé había roto limpiamente. En el primer golpe se había contentado con absorber el impacto, pero la segunda vez le devolvió su energía, la cual se le regresó al doble.

Su fama se había extendido por todo el mundo, incluso un gran luchador estadounidense llamado Mangan fue a retarlo. Aquello se comparaba con la pelea entre David y Goliat. Mangan atacó con una patada voladora y el Maestro solo lo esquivo y lo arrojo bastante lejos. El luchador al ver esto se volvió otro mas de sus alumnos.

Se dice que en otra ocasión fue a verlo el General Miura, héroe de guerra (Ruso-Japonesa) y maestro en Jujitsu Daito Ryu. Este dijo que su actuación fue regular y que su técnica no serviría en una situación real, así que lo invitó a su escuela (la Academia Militar de Toyama) a demostrar su habilidad en una lección de Jukendo (bayoneta) y este aceptó. Una vez allá, los mejores y más fornidos alumnos se colocaron frente a él. El general Miura pidió que se pusiera un equipo protector, a lo que contestó: “así esta bien, ya es suficiente que las bayonetas sean de madera”.

Solicitó que lo atacaran todos al mismo tiempo, pero nadie lo tomó en serio y solo uno se animó a atacarlo.

El maestro lo proyectó por los aires y los demás furiosos lo atacaron simultáneamente intentando acertarle con sus bayonetas, pero Morihei, moviéndose como brisa entre los árboles los esquivó a todos y nadie lo tocó, hasta que los alumnos de Miura, exhaustos y maravillados desistieron y fueron a sentarse otra vez en el tatami dejando sus armas.

Hubo una ocasión en que Morihei, dando una demostración en Osaka, para el Departamento de Policía, notó que había escepticismo entre los espectadores. Pidió que cinco de los más grandes y fuertes de los oficiales, todos expertos judo, lo inmovilizaran en el suelo; de esta forma, se tendió bocarriba en el suelo y cuatro lo tomaron de cada una de sus extremidades y el quinto lo tomó por el cuello haciendo una de sus mejores estrangulaciones.

De repente, lanzó un Kiai (grito) y los 5 policías fueron proyectados lejos de él. Se puso de pié y dijo bromeando “más vale que aprendan mejores técnicas de arresto si quieren capturar criminales peligrosos”. Cuando él publico preguntó que había pasado, el policía que aplicó la estrangulación dijo haber sentido una tremenda fuerza invisible que le separó las manos; los otros cuatro dijeron que el cuerpo del maestro, cuando lo sujetaron, parecía hecho de seda, pero que en un momento de volvió fuerte y pesado como el acero y fueron lanzados fuera de él.

Se dice que nunca se podía agarrar descuidado al maestro Ueshiba, nunca, incluso cuando estaba dormido, el adversario era inevitablemente proyectado, sin importar su rapidez o habilidad, fuera cual fuera su ángulo de ataque.

Entre los años de 1941 y 1942, cuando daba clases de su Aiki Budo a los cadetes de la Escuela Militar de Tokio, los alumnos de dicha institución quisieron probar al maestro y decidieron emboscarlo; así, una noche oscura, cuando el maestro sé dirigia, a través de los terrenos de la escuela, rumbo al dojo para dar su clase, salieron de los arbustos 30 cadetes con sus bokenes y sus rifles de entrenamiento rodeandolo. Comenzaron a atacarlo, y él sin preocupación alguna, girando y desplazándose, proyectó e hizo que se atropellaran unos a otros hasta que se cansaron los atacantes, se detuvieron, ofrecieron disculpas y se fueron, perdiéndose en la noche.

El poderoso Ki del maestro Ueshiba se manifestaba muchas veces en hechos cotidianos, como la vez en que una mañana, se encontraba con su hijo dando un paseo por el campo, y encontraron a ocho trabajadores intentando mover un tronco que yacía con las raíces expuestas. Sudaban, empujaban y jalaban, pero sin resultado.

Después de obsérvalos por unos minutos, les pidió que se apartaran. Entonces sujetó el tronco y fácilmente lo llevó al lugar que señalaron los trabajadores.

Una vez, e Wakayama, un sumotori muy fuerte llamado Mihamahiro fue a visitar al maestro Ueshiba, y mientras conversaban le dijo: “He oído que usted, sensei, tiene una gran fuerza. Yo también, ¿por qué no nos probamos?”. El maestro aceptó y, sentándose en el suelo, le dijo al luchador que lo empujara con toda su energía. Resoplando y poniendo en juego toda su potencia, este no lo movió ni un centímetro. Entonces utilizando toda esa fuerza, lanzó al gordo por los aires. Cuando azotó en el suelo, puso su dedo índice en el pecho del sumotori y lo inmovilizó por completo, como si algo muy pesado hubiera estado encima de él. Dejó que se incorporara y se volvió a sentar en el suelo, extendiendo sus piernas al frente y usando sus manos como apoyo, para que lo volviera a empujar, el resultado fue el mismo, no lo movió. Mihamahiro solo pudo pedirle que lo aceptara como discípulo y el maestro lo aceptó.

En otra ocasión, un grupo de sus alumnos le preguntó al maestro, si las hazañas de los ninjas, como volverse invisibles, caminar sobre el agua, y demás eran posibles. A lo que contestó: “Han estado viendo muchas películas sobre eso, pero en el cine no es sino una ilusión. Traigan sus bokenes y sus jos y les daré una demostración de ninjitsu verdadero”. Más de una decena lo rodearon y cuando lo atacaron al mismo tiempo, ¡se desvaneció!, buscaron por todos los rincones del cuarto pero no lo encontraron. De repente escucharon la voz del maestro “¡Aquí!", estaba a diez metros de distancia, semioculto a mitad del segundo tramo de la escalera que llevaba al piso alto del dojo. Cuándo le pidieron a coro “¡otra demostración de Ninjitsu!" el maestro respondió: “¡Intentan matarme solo para su entretenimiento! Sepan que cada vez que una persona hace esta técnica pierde de 5 a 10 años de su vida”

En el año de 1940, el 30 de abril, el gobierno japonés, conciente de la enorme aportación del maestro a las artes marciales, y por medio del Ministro de Salud y Bienestar, le concedió a su dojo, el “Kobukan”, el carácter legal de Fundación Incorporada, bajo el nombre de “Kobukai”.

Sigue " Segunda y Tercera revelación"

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