Desde la Fe (No 112. Del 11 al 17 de abril de 1999)

Editorial


¿Que ven sus hijos en la televisión?

¿Lo sabe? ¿Se ha puesto alguna vez con ellos a ver sus caricaturas preferidas? ¿Les ha advertido de lo bueno y lo malo que contienen? En un país en el que no se lee habitualmente, como México, de lo que los niños ven hoy en la televisión, depende en buena medida el modelo de ciudadano y el futuro de vidas enteras. También depende de lo que ven en el cine y en la calle. Pero a juzgar por los resultados de los estudios sociológicos (me encantaría que me dijeran cuales para leer y analizar el trabajo de mis colegas!), las caricaturas que ven nuestros hijos, no son como para echar las campanas al vuelo, sino para preocuparse, y seriamente, por cambiar las cosas.
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Hay realidades que no se pueden cambiar: por ejemplo, el hecho incontrovertible de que se "recoge lo que se siembra". Generalizar seria, como siempre injusto. Sabemos que hay familias y educadores responsables, pero también sabemos que otros no lo son, y que, en la inmensa mayoría de las caricaturas que ven los niños actuales, en una edad en la que todo deja una huella difícil de borrar, predomina la visión consumista y hedonista de la vida, la violencia e, incluso, la pornografía, cuando no, desviaciones sexuales de cualquier tipo, como la homosexualidad, el libertinaje, etc.
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Si en los contenidos de esas caricaturas se valora mas el tener que el ser; si predomina en ellas el egoísmo y el éxito a toda costa; si la violencia, el sexo irresponsable, el afán de posesión, de bienestar y de placer inmediato son común denominador, si esas esclavitudes se confunden con la libertad, ¿que sociedad harán mañana nuestros hijos? ¿Que otra cosa pueden recoger sino lo que les han sembrado con las caricaturas?
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Hubo tiempos en México, algunos no muy lejanos, en que una escala de valores bien diferente permitió a las diversas generaciones hacer frente y dar salida, con innegable dignidad, a situaciones históricas, políticas, económicas y personales nada fáciles. No era oro, sin embargo todo lo que relucía: errores y desaciertos en la educación, de la libertad, de la sexualidad... En realidad, lo peor de hoy provienen de lo peor de ayer. Pero, ¿acaso se cree que la sensatez, el equilibrio y la normalidad se consiguen yendo al extremo opuesto, a un "aquí se vale todo", a una sexualidad desbocada, mera zoología a veces, a un egoísmo brutal, a una violencia durisima? Pues eso es lo que, en muchos casos, se esta sembrando en lo que hoy ven nuestros hijos. No es inoportuno denunciarlo, sobre todo en un momento político de cambio. No hacerlo seria una irresponsable complicidad.
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Viene al caso la parábola evangélica de la casa edificada sobre arena, cualquier embate la derrumba. Solo la casa sobre roca resiste, y la Roca no es otra cosa que Cristo. Desengañémonos; unos valores, una moral, sin fundamento religioso, sin raíz en la Verdad, con mayúscula, terminan por ser esclavos del poder y de toda pasión. Los que viven y asumen estos valores, millones de niños. Se convierten igualmente en esclavos del poder y de las pasiones, de la violencia, del sexo desenfrenado y de tantas aberraciones que nadie quiere para sus hijos. Hay que cambiar, pero ¿cómo y en que? El Papa da una certera respuesta al hablar de la urgencia de una Nueva Evangelización, que mas que un juicio sobre el mundo (el mundo nunca ha sido católico) supone un juicio sobre los propios cristianos, cuando para muchos Jesucristo ya no es la clave de todo en la vida.
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Cabria preguntarse quién es el interesado en difundir toda esa colección de maldades, porque lo son, en todas las generaciones de niños del mundo (las caricaturas a las que nos referimos no son experimento para México). Pero si hay quien las hace, es por que hay quien las difunde. Y si hay quien las difunde, en el campo de los medios de comunicación comerciales, es por que hay quien gana dinero con ellas. En otras palabras, podríamos preguntarnos, ¿es licito beneficiarse, enriquecerse, ganar millones de dólares, o de pesos en nuestro caso, a costa de generaciones de niños, a costa de su inocencia, a costa de su ingenuidad, a costa de su mente, de sus sentimientos y de su humanidad aún vírgenes? Hoy que tanto se habla de los derechos humanos, ¿no se están violando los derechos de millones de niños mexicanos , a los que inocentemente, como corderos, se les esta llevando a un "matadero" de lo bueno y lo bello, para construir hombres y mujeres dispuestos a cualquier cosa que contenga violencia, sexo o drogas?
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Preguntábamos al principio si les han advertido a sus hijos de lo bueno y lo malo que contienen las caricaturas... Por favor háganlo.

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