Tomado de Revista de Revistas, publicación de Excélsior N. 4472 Enero de 1999

Perfil evolutivo de la animación japonesa

Por Miguel Bustamante Valdés.

Figuras andróginas, violencia, misticismo, tradiciones, apocalipisis, poder, son solo algunos de los elementos que logramos mentalizar, al escuchar hablar de la actualmente exitosa animación importada del país del sol naciente.

Los países orientales han sido testigos y, muchos de ellos, anfitriones del espectacular BOOM del anime, mejor conocido como animación japonesa; desgraciadamente el éxito viene con varios años de retraso. Pero esta explosión hace pensar que es algo nuevo, lo cual es totalmente errado. La animación propiamente dicha, tiene mucho tiempo de existir, su nacimiento - al igual que en occidente - ocurre casi a la par que el del cine y que el desarrollo del cómic (contando este ultimo con una trayectoria especial).

Mientras que el manga (cómic japonés) surgió en los primeros años de este siglo, las primeras caricaturas o series animadas de J.R. Bray fueron llevadas a Japón en la década de los 20 despertando el interés de sus habitantes por este tipo de expresión.

Las historietas niponas tienen características que las diferencian de su contraparte occidental, es una gran industria, difícil de imaginar, por su magnitud y alcance.

La animación tuvo mayor auge después de la guerra, logrando extenderse hasta abarcar la televisión, el nuevo medio. En esa época Tadahito Mochinaga realizo su primera cinta de títeres animados. Mas adelante se utilizo la misma técnica en largometrajes, cortomertajes y programas de televisión. El anime se ha convertido en un ícono de la animación en general por que ha logrado transformar los sistemas de producción mundial.

En los años que siguieron a la posguerra la producción japonesa siguió en proceso de desarrollo casi independiente de cualquier influencia extranjera, en cuanto a técnica y temática.

En los cuarenta y cincuenta la industria de dibujos animados se dedica a la producción acelerada de grandes cantidades de series con presupuestos muy reducidos, al igual que la industria norteamericana, lo cual se dio con mayor fuerza en las series para televisión, ya que la producción cinematográfica fue muy escasa. Es a partir de este momento cuando la relación entre el manga y el anime se hace mas estrecha. La gran mayoría de los personajes hechos en animación son sacados del manga, convirtiéndose este ultimo en un soporte que asegura el éxito de las caricaturas; es decir que si el cómic no goza de popularidad y enormes ventas, los estudios no se interesan en adaptarlo en animación. Este fenómeno se ha mantenido hasta nuestros días. Casi toda caricatura o serie animada tuvo origen en los manga y en muy pocas ocasiones lo contrario. Un claro ejemplo es Kimba The White Lion, de Osamu Tezuka.

Posteriormente en las décadas de los sesenta y setenta la televisión provoco la competencia entre televisoras logrando así que el anime se diversificara en temáticas, géneros y estilos.

Desgraciadamente en su país de origen poco o nada se ha documentado sobre gran parte de la producción de animación en Japón, así como sus autores y guionistas. Lo cierto es que la producción muy pronto cubrió la demanda nacional y empezó a ser exportada a Estados Unidos y Europa. En 1963 Astroboy (Tsuwan no Atom) fue el primer programa para televisión de media hora producido en Japón por el estudio Tetsuwan y transmitido en Estados Unidos.

Para 1965 la sociedad de las Artes Cinematográficas y de Televisión en Estados Unidos reconoce que Japón se había convertido en el más grande centro de producción animada.

En los sesenta, en México, se transmitían series niponas de cuentos de estilo europeo, dramáticos y televenovelescos. Clásicos como: Heidi, basada en un cuento Alemán; Marco, de los Apeninos a los Andes, Otras series eran la Princesa Caballero, una joven que tenia que vestir de hombre para cumplir con su misión: Candy, doblada en Argentina, con el tema típico del infortunio en el cual vivía. Y Meteoro, que narra las aventuras de un joven que conduce su auto Mach 5 por todo el mundo. Pero las mas representativas del país nipón, en esa época eran series de robots y cosas de la posguerra. Por ejemplo, Astro Boy, en donde se presentan científicos japoneses que crean al robot con superpoderes; mostrando ciertas influencias del Japón contemporáneo, pero no se manejaban tanto las cuestiones ancestrales y culturales como en la actualidad, es decir, no había mucha relación de la animación con el Japón tradicional.

El anime no contaba con la aceptación que goza en la actualidad. El mercado estaba dominado principalmente por los estadounidenses Hanna-Barbera y Warner Bros., aunque también había producciones de otros países, pero estos, al igual que los orientales, no eran competencia y mucho menos amenaza para los americanos, debido a que estos abarcaban un porcentaje mayor del tiempo de programación de televisión.

En la misma década había series que no eran propiamente caricaturas, como Ultraman y Ultraseven, en donde la temática era luchar contra los enemigos, intentando salvar la tierra. Eran curiosos, por que se trataba de superhéroes japoneses que estaba en contraste con todo el linaje de superhéroes que hasta ese momento habíamos visto. Se trata de personajes con armadura, con otro contexto; por ende, los enemigos son diferentes, aunque finalmente se volvía a lo mismo, la distribución de poderes. Y La Señorita Cometa, que era una especie de comedia.

Una característica de las producciones de esa época es que no eran tan "aceleradas" como ahora. Quizá se debe al contexto que se vivía en el momento de la producción, el cual es totalmente diferente al actual.

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