Durante la presentación del libro Los Niños, la Violencia y las Series Infantiles de Televisión, el funcionario comentó que es responsabilidad de los padres de familia el vigilar la programación a la que sus hijos tienen acceso.

"Enseñar la violencia a los niños en sí misma no es mala porque es algo que se da en el mundo. Lo que tenemos que hacer es orientarlos, no podemos cerrarles los ojos, tienen que ver todo lo que está a su alrededor y en eso, creo que este tipo de programas pueden ser formativos y educativos.

"Tiene que existir una mano que los guíe, que los conduzca adecuadamente, que les ayude a distinguir lo que es bueno, lo que es malo, lo que es inconveniente, es decir que les ayude a formar patrones de conducta para que puedan salir adelante en la vida", expuso Gómez Morín.

Marinela Servitje, directora de Papalote Museo del Niño, coincidió con el directivo en que dibujos animados como Los Simpson están disfrazados de caricatura porque en realidad presentan actitudes nocivas.

"Las relaciones entre los personajes de esa caricatura son agresivas ya que muestran antivalores, es muy grueso estar presentando contenidos negativos a través de caricaturas, creo que es una irresponsabilidad, lo más adecuado sería que hubiera otra programación", señaló Servitje.

Al referirse a la decisión de la Secretaría de Educación de Yucatán, de prohibirle a los alumnos de la entidad llevar a las escuelas objetos alusivos a las series animadas, así como a la fallida quema de Pokémons por parte del sacerdote Juan Ramón Hernández, Gómez Morín subrayó que no es necesario llegar a tales extremos.

"No creo que se deban de tomar ese tipo de actitudes, el camino debe ser otro, se necesita una mayor participación y orientación de los padres de familia, tiene que darse. Estamos hablando de esas caricaturas pero en la televisión pasan programas con contenidos muchísimo peores".

Por su parte, Francisco González Garza, presidente de la asociación A Favor de lo Mejor, aseguró que urge una reordenación en lo referente a los contenidos de los medios de comunicación, porque éstos influyen directamente en la conducta de los niños y jóvenes principalmente.

"Se necesita una cultura educativa donde la conciencia crítica haga que cada persona sea dueña de lo que puede seleccionar para leer y ver, se tiene que estar informado para saber qué va a contener cierto programa para decidir si se ve o no", puntualizó.