Pregón que huraño se escapa,
y nos contagia su hastío,
pregón de invierno y de frío
que hace subir las solapas;
la calle sola en la esquina
borrándose en la neblina,
bosteza el carabinero,
castañas el castañero.
¡Castañas, el castañero!
Se te ve el alma en el grito;
comerciante o pordiosero,
¡castañas, el castañero!
Sus noches sin alegría,
algo de pena y de alcohol,
llevando en sus manos frías
un canasto y un farol;
la noche abierta por techo,
y su sombra borroneada,
en la pared bosquejada
como dibujo mal hecho,
y lleva su mercancía
como una hembra morena,
tomada del brazo pena,
toma llamando la mía.