Revolvía el gallinero
un gallo de la pasión,
que aunque muy chiquitito
era de gran corazón.
¡Cocorocó!
Y este es el cuento
del gallo pelao
que al saltar la tapia
se quedó enredao.
Lo persiguió un gallo grande,
y en su desesperación
se dio vueltas en el aire,
no supo dónde cayó.
Gallito de la pasión,
no salgas a enamorar,
que el día menos pensado
algo te puede pasar.
Él contestó muy ufano:
"es cierto que soy chiquito,
pero puedo asegurar
que soy un gallo hombrecito".