Mandé tejer una manta,
mi vida, de tres colores:
de negro, rojo, y de verde,
la manta de mis amores.
¡Qué linda quedó mi manta
con sus colores tan vivos!
De negro, rojo y de verde,
¡que pa' mí fueron esquivos!
El verde fue por tus ojos,
verdes como los sauzales,
que me clavaron el pecho
como dos verdes puñales;
el rojo fue por tu boca,
panal de dulzura inmensa;
y el negro fue por tu pelo,
aprisionado en dos trenzas.
Y llorando por tu olvido,
mi corazón ya no canta;
¡pensar que de tu cariño
sólo me queda mi manta!
Por eso, cuando estoy triste,
echo al viento mi canción,
y va conmigo mi manta,
apretada al corazón.