¡Del tren su "chiqui-chiqui-chá"
me alegra el triste corazón!
Es rápido como un reloj,
como un potro desbocado;
va pasando las ciudades,
viñas, campos y sembrados.
"¡Qué linda es mi tierra!",
no me canso de exclamar;
como si fuera mujer,
la quisiera enamorar.
¡Galopa, galopa, no más,
caballito de metal!
¡Tu pitazo, chiquichá,
deja atrás a otro ramal!
Se acerca el inspector,
anunciando otra estación,
revisando los boletos,
¡ya llegamos, qué emoción!