Detrás de la zarzamora,
y pasadito del bajo,
ya se divisa a lo lejos
mi vieja casa de campo.
Hoy vuelvo a verla contento
después de más de veinte años,
cuando el pecho no sabía
de penas ni desegaños.
¡Pícale bien los bueyes,
que quiero ver a mi vieja,
caminar por los potreros
y acariciar las ovejas!
¡Apúrale a la carreta,
que quiero llegar volando
pa' ver la china y los guainas
que deben 'tarme espernado!
¡Cómo guardo en mi memoria
mi vieja casa de campo!
La vara donde topeaba
el pingo negro con blanco;
recuerdo aquella ventana
rodeada de madreselvas,
donde unos ojos llorosos
esperan que al fin yo vuelva.