¡A su orden, mi capitán!
¡Listo está su caballo
y su ordenanza Román,
y ya se oyen los tambores!
¡Pamparapapam!
Vibrante como una espada,
mi capitán Torreblanca
siempre estaba en la avanzada
del regimiento Atacama.
Cayó en la batalla 'e Tacna
por conquistar la victoria,
y he encontrado en su guerrera
este adiós para su novia:
"Cuando suene el clarín de batalla,
bastará, Clementina, tu nombre
para ir a buscar la victoria
con altivo y osado corazón.
Y si el plomo enemigo me derriba,
tu nombre, límpido lucero,
brotará de mis labios de guerrero
como el último y eterno adiós."
"¡A su orden, mi capitán!"
Tristes marchan su caballo
y su ordenanza Román,
y los clarines lejanos
llorando su muerte van.