Se alzan desde mi Patria
voces de selva
como cantos rebeldes
y seculares:
de la agreste maraña
de las pataguas;
de la altiva prestancia
de los quillayes.
Cuando mi alma te canta,
Patria querida,
se me antojan tus robles
graves y fuertes
indios que se quedaron
yertos de olvido
en eternos acechos
frente a la muerte.
¿Quién no canta
que atesora
una Patria
a la que adora?
¿Quién no dice
que idolatra?
¿Quién no siente amor
por su Patria?
¿Quién no grita,
quién no exhorta,
quién de amor
no se transporta?
¿Quién no lucha
por su historia,
para darle honor,
fama y gloria?