Porque tengo penas,
ojitos de almendra,
copihue araucano,
te vengo a cantar.
Penas que agigantan
estas ilusiones
que son tus quereres,
florcita 'e quillay.
No ha de criar musgo
la piedra que rueda,
ni amores el hombre
que siempre ha de andar.
Por los piñoneros
de la selva mía,
eres el copihue
que saluda al día,
rojo, blanco y rosa,
cual penas en flor.
Por ellas florece
mi melancolía
que me es tan amarga,
vida de mi vida,
como los desdenes
de tu corazón.
Guitarra que llora
por mi vida esclava
de todos los rumbos
que siempre he de andar,
sácame del pecho
todos los pesares
que abriera en mi alma
la flor del quillay.