A trabajar de niñera
se vino a la capital
la Carmen Rosa Chandía,
que vivía en Cachapoal.
Se fue a una agencia de empleos
pa' poderse colocar,
pero ahí le aconsejaron:
"¡vuélvase pa' Cachapoal!"
¡Ay, Rosa, Rosita! ¡Ay, Rosa!
¡Buena cosa, buena cosa!
¡No te quedís en Santiago,
porque soi' re buena moza!
Ayer se encontró en la calle
con el cura 'e Cachapoal,
y éste, que la conocía,
la comenzó a sermonear:
"¡Ten cuidado, Carmen Rosa!
¡Piensa en lo que te espera!
Que en un descuido cualquiera,
¡te podís quedar soltera!"
La Carmen Rosa Chandía
no volvió pa' Cachapoal,
y hoy tiene zorros plateados
y un auto fenomenal.
Y los que la conocían,
le van diciendo al pasar:
"¡Buen dar con la Carmen Rosa!
¡Qué suerte más colosal!"
¡Ay, Rosa, Rosita! ¡Ay, Rosa!
¡Buena cosa, buena cosa!
¡Te quedaste en Santiago
porque soi' muy habilosa!