La Rondine
Comedia lírica en tres Actos
de
G.
Puccini
Libreto de G. Adami
Estreno 27 de Marzo de 1917, Monte Carlo
Estreno en México 17 noviembre 2001
Jorge Barradas G.
Paris y la Riviera, durante el Segundo Imperio
Atardecer en la casa de Magda, en Paris.
Magda, Rambaldo y amigos pasan la
tarde en salón. El poeta Prunier alerta de la nueva moda amorosa en Paris: el
amor sentimental; Lisette, camarera de Magda, dice que eso no existe, es más
sencillo: “me quieres, te quiero, hecho”. Prunier se molesta con las
actitudes de la camera y Magda le pide
paciencia. El poeta sigue hablando del amor sentimental, que es como una
enfermedad y de las cursilerías que esto conlleva; Yvette, Bianca y Suzy se
burlan, pero a Magda parece interesarle, el poeta continúa dando los
detalles de esta moda a la que nadie
puede resistir, ni Doretta, su nueva heroína. Sobre ella ha escrito una canción
que Magda le pide cantar, hace callar a los hombres anunciándoles que el poeta
cantará, el tema: el amor; tema trillado, opina Rambaldo. Prunier comienza a cantar sobre esta niña
que su misterio nadie descubrió y que un rey le propuso amarlo por riquezas mas
ella lo rechazó, el oro no la hacía feliz. Prunier se detiene y Magda pregunta
por qué. No ha encontrado un final y Magda
intentará concluirla. Inicia de nuevo la canción, pero ahora adquiere
tonos más idílicos, habla de un romance con un joven que la besa y le descubre
la pasión y el amor. Todos admiran y adulan a Magda, la canción concluye
diciendo que no importa la riqueza si la felicidad ha florecido. Incluso
Rambaldo la felicita y a Magda le extraña, pues es un hombre muy “práctico”;
lógico, dice Prunier, pues en el fondo de todos hay un diablo amoroso, pero
Rambaldo asegura que el suyo está dormido y aprovecha la ocasión para regalarle
a Magda un collar de perlas que había olvidado darle. Todos admiran la joya.
Lisette entra anunciando que hay un joven que lleva dos horas esperando ver a
Rambaldo y que pronto regresará, Rambaldo pide permiso para recibirlo, es hijo de un amigo. Las tres amigas de Magda
elogian la vida que Rambaldo le da a Magda, pero ella dice que el dinero no es
todo, les pregunta si acaso no llegan a envidiar a las grisettes felices con
sus enamorados. Magda les cuenta su propia experiencia: una noche, con su tía
esperándola en casa, se escapó al Bullier, conoció a un hombre, bailo con él,
tomaron unas cervezas, la besó, fue feliz, él le pregunto su nombre y ella el
suyo, se miraron y luego ella se fue mientras una canción le decía que
defendiera su corazón. Magda dice que quisiera repetir esas horas de felicidad.
Las amigas llaman a Prunier y le dicen tener un nuevo argumento, pero se
muestra poco interesado; no corresponde a sus gustos de artista ni es el tipo
de conquistas que le llaman la atención, su mujer debe ser refinada, elegante,
como Galatea, Berenice, Francesca o Salomé, pues ha nacido para grandes
aventuras. Al ser cuestionado de cómo escoge a las mujeres dice buscar su
futuro en la mano y se ofrece a leerles la mano, se acercan a un biombo y
comienza con Magda. Lisette ha hecho pasar a Ruggero Lastouc, hijo de un amigo
de Rambaldo. Prunier no quiere hablar de lo visto en la mano de Magda pero ella insiste; le dice que quizá
como la golondrina emigre al mar, al sol y al amor. Mientras Rambaldo pregunta
a Ruggero si es la primera vez que visita Paris, Prunier sigue leyendo la mano de las demás amigas. Rambaldo
pregunta a Prunier a donde enviar a un joven de provincia a divertirse
alegremente. A la cama, dice Prunier, la primera noche en Paris en solo una
vana leyenda; Lisette se opone totalmente, es parisina y defiende su ciudad,
llena de fascinaciones y que es como la primera vez que se ve la inmensidad del
mar, asegura; Prunier se siente
indignado por el comportamiento de la camarera y Magda lo tranquiliza;
le piden a Lisette sugiera a donde enviar a Ruggero, después de proponer varios
lugares, que él ha ido apuntando, le dicen que el mejor lugar será el Bullier.
Ruggero sale, Rambaldo se despide y todos pronto lo hacen, sólo quedan Magda y
Lisette, que tendrá esa noche libre. Magda decide quedarse en casa, Lisette
sale y Magda se queda pensando en las palabras que le digo Prunier, ve el papel donde Ruggero anotó las
sugerencias de Lisette, lee “Bullier” y entra al boudoir. Prunier y Lisette
aparecen juntos, el poeta dice amar a la camarera y se preparan para salir
mientras él le recrimina su atuendo, tomado del guardarropa de su señora;
mientras ella va a cambiarse él le pide perdón a las musas por caer tan bajo,
pero la ama; ya que ella a queda al gusto del poeta salen. Magda sale del
boudoir arreglada como grisette y sale.
Esa misma noche en el Bullier.
El lugar está lleno de jóvenes
estudiantes, curiosos, parejas y grisettes. Unos piden la cuenta, otros ordenan
bebidas, floristas ofrecen sus flores y otros les hacen proposiciones a sus
parejas. Ruggero entra y pronto se vuelve el blanco de más de una joven que
quiere acompañarlo y le preguntan su
nombre, pero él se rehúsa y se sienta solo. Pronto aparece Magda a quien tratan
de acompañarla un grupo de jóvenes,
pues ven que es nueva por ahí; uno de ellos le ofrece su brazo y ella lo
rechaza, se preguntan sí tiene una cita y ella dice que si, para salir de
apuros va y se sienta en la misma mesa que Ruggero y los demás se alejan
diciéndoles que gocen la vida. Magda le pide disculpas a Ruggero y le dice que
sólo lo hizo para salir del apuro y que ya se va, pero Ruggero le pide
quedarse, pues le recuerda a las tímidas muchachas de Montauban, su pueblo
natal. Él dice que admira a las muchachas que están en el lugar, pero le atrae
mas una más sencilla, como ella y pronto la invita a bailar, Magda dice estar
feliz estando en sus brazos y el coro
canta alegremente. Prunier entra reprochándole a Lisette su falta de buen
comportamiento y educación mientras Magda y Ruggero se sientan cansados y piden
un par de cervezas, ella recuerda su aventura juvenil en ese mismo lugar y
brinda a sus amores, Ruggero le pregunta su nombre: Paulette, responde y él le
dice el suyo, también le dice que no la siente extraña, siente algo dentro de sí y se besan. Mientras
unos jóvenes piden silencio para los enamorados Lisette reconoce a su señora y
se alarma, pero Prunier que ya reconoció también a Magda y trata de encubrirla,
le dice que no es cierto, que ha bebido de más; también ha reconoció a Ruggero
y Prunier sugiere acercarse, el poeta saluda a Ruggero y le pide le presente a
la joven que lo acompaña, la presenta como Paulette y está le pregunta a
Lisette por qué la ve tanto, ella le explica que es el vivo retrato de alguien
más, su patrona, quien es más elegante; Magda ríe y le dice que ella si lo es,
Lisette confiesa que toda su vestimenta es tomada del guardarropa de su señora
y ríen; Magda le pregunta a Prunier sí acaso esta es Salomé o Berenice. Ruggero
propone un brindis, un brindis por una sonrisa fresca, una mirada profunda,
Magda ha quedad conquistada y Ruggero dice darle su corazón, se declaran su
amor mientras Prunier y Lisette se dicen también palabras amorosas. La multitud
se ha acercado a admirar a los cuatro enamorados a los engalanan con flores,
una guirnalda para la musa y corona al
poeta. Sorpresivamente aparece Rambaldo en el lugar, Prunier lo ve y Magda le
pide alejarlo, el poeta le pide a Ruggero acompañe afuera a Lisette quien lo
entretendrá unos momentos mientras el resto de los asistentes salen al jardín y
otros se retiran pues, casi amanece ya. Prunier trata de alejar a Rambaldo,
pero es este quien lo aleja a él y pregunta
a Magda que hace ahí, ella dice que no hay nada que agregar a lo que ya
vio, él dice que entonces no hay problema y se retiren juntos, pero ella se
niega, ama a Ruggero y se queda; se
disculpa de Rambaldo y este le dice que ojalá no se arrepienta y se va. El
lugar queda prácticamente solo, a lo lejos se oye una voz que habla del
amanecer, Ruggero regresa y le pide a su amada irse y salen del brazo.
En una terraza de una villa en Niza
Magda y Prunier se encuentran
juntos tomando el té, hablando de su amor y como se conocieron. Ruggero le dice
a Magda que le ha escrito a su padre, por dinero, pues le hace falta; ella se
culpa y él le dice que eso no es todo,
también escribió para pedir el consentimiento de sus padres a su relación, ella
no sabe que decir. Ruggero le pide que acepte ir con él a su casa rodeada de
huerto y colina y cuidada por su madre y quizá tener un hijo, sale. Magda se
queda sola y perturbada, quisiera decirle la verdad a Ruggero, pero no puede,
no quiere destrozarlo, sale. Aparecen
Prunier y Lisette, se preguntan si ese será el lugar, pero Lisette se muestra
perturbada, pues aun oye las rechiflas del publico que la abucheo una noche antes,
le reprocha a Prunier su fracaso como artista, pues fue idea de él, quien dice
que solo la gloria quería darle, aun así ella sigue temerosa, tiene sus propios
sueños y él nada sabe de ellos. Aparece el mayordomo a quien le piden los
anuncie. Magda aparece y los saluda muy contenta de que aun la recuerden,
Prunier le dice que todos la recuerdan, más que eso, hablan de ella, pues no
creen que haya renunciado a su vida pasada por un amor, que una vida entre
renuncias, la de una casa honesta que encierra el amor en una tumba, no es la
de ella. Magda le pide que no hable sobre ello, la hiere y les pregunta sobre
ellos. Prunier dice haber tratado de
convertir a la camarera en artista, pero el teatro de Niza decretó que no tiene
pasta de gloría y regresará a ser
camarera, la que se muestra feliz de ser de nuevo la camarera de Magda. Prunier
le pide de nuevo pensar en abandonar esa vida que trata ahora de llevar y dice
que hay quien la espera, sabe de sus problemas y esta dispuesto a salvarla
siempre. Prunier se despide preguntándole a Lisette a que hora la puede ver en
la noche. Magda le pregunta a Lisette si en verdad la abuchearon y ella dice
que la escena es un precipicio, pero ya paso y va por un delantal blanco.
Ruggero entra corriendo, la respuesta
de su madre ha llegado y le pide que ella misma la lea. Magda comienza a
leerla, su madre le escribe que si ella
a tocado su corazón sea bendita si la
manda el señor, piensa que será la madre de sus hijos y que si él sabe que es
buena, tranquila, pura y tiene todas
las virtudes le dé un beso de su parte. Ruggero la besa, mas ella no puede
recibirlo, no debe engañarlo, pues su pasado no puede olvidarse y nunca podrá
entrar en su casa, Ruggero pregunta el
por qué, contaminada he llegado a ti, responde Magda; pero a él no le importa,
sólo sabe que es suya. Magda podrá ser su amante, pero nunca su esposa, Ruggero
le pide que calle, que sus palabras son su perdición y lo destrozan, ella también ella sufre, pero en su casa no
puede entrar. Le pide vaya a casa con su madre y la olvide; él le ruega que no
lo deje, si no ve su llanto y sufrimiento y ella le dice que el sacrificio que
hace es por él, que su alma siempre estará
con él, que regrese a su casa y ella regresará a su pena, que deje que
el dolor sea de ella. Ruggero queda
sollozando, mientras Lisette, se acerca
a Magda quien se apoya en ella y salen.
Jorge Barradas G