Sin Censura





No mi sargento, mi apellido no es Restrepo!



8 de enero de 1988, dos hermanos desaparecidos y un grupo de gendarmes que disfrutaba de su estancia en un limbo adornado de impunidad y desdeño. Diez años han pasado desde aquel momento en que la vorágime represiva de la fuerza policial salía finalmente a la luz del día. Diez años, pero parece que ni el recuerdo de los Restrepo ha derrocado ese reino del terror disfrazado de casco y uniforme.

5 de julio de 1998, se vislumbran nuevos casos de abuso policial, esta vez bajo la excusa de frenar la histeria colectiva. Un muchacho herido de gravedad, una decena de jóvenes abatidos "a tolete" y una periodista ofendida, fue el saldo que dejó la prepotencia policial minutos antes del último Clásico del Astillero. El motivo...............la Sur Oscura.

Admirados por unos y temidos por otros, este fenómeno social parece estar condenado a ser víctima de los atropellos del brazo largo de la ley, si es que las fuerzas del orden se olvidan que también en los estadios existen los derechos humanos. Y es que las polémicas barras bravas además de ser sinónimo de euforia, pasión y lealtad, tienden a estar relacionadas con la violencia y el vandalismo. Esto último es lo que se debe erradicar. No debemos permitir que elementos disociadores escondidos bajo una multitud de fanáticos amarillos den rienda suelta a su instinto delictivo, perjudicando de esta manera la imagen de esa nueva expresión del folklore guayaquileño.

Por la culpa de fantoches delincuentes no podemos condenar la labor inclaudicable e incondicional de una hinchada como la Sur Oscura, que incesantemente inyecta energía y engalana con su presencia el majestuoso Monumental del Idolo del Ecuador. En el fútbol actual, los partidos no solo se los gana en el campo de juego, sino desde las graderías, donde las hinchadas también contribuyen a las victorias gracias a su dosis de adrenalina y pasión; dosis que se convierte en goles, goles hechos con furor.

El futuro de la Sur Oscura gira en torno al respeto de los derechos humanos y al control del orden por parte de la fuerza policial. Si se concilian estos dos intereses, no solamente veremos mejores días para la indomable Sur Oscura, sino para las arcas del Campeón del Ecuador. Los directivos barcelonistas no se pueden olvidar que la barra de la general Carlos Muñoz está compuesta por miles de fieles seguidores amarillos que representan una fuente constante y segura de ingresos. Ellos, los directivos, también tienen que poner de su parte...........haciendo respetar la integridad de la Sur Oscura.



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