ADAM SMITH, LIST Y LA FORMACION DE LA NACION ALEMANA
La sociedad y la economía alemana de principios del siglo XIX y, en particular, después de las guerras de la Revolución y el Imperio, eran bastante diferentes a la sociedad y la economía británica de la época. Desde un punto de vista político, Alemania era una nación dividida: "treinta y nueve estados, los unos de una dimensión relativamente grande... los otros de una dimensión ínfima...otros, en fin, de importancia económica indudable, pero reducidos a una ciudad libre..., formaban, en virtud del Acta Federal de Viena (8 de junio de 1815), una Confederación Germánica (Garrigou-Lagrange et Penowil, "Historie des faits économiques de l'époque contemporaine"; Dalloz, Paris 1977; p.206).
Desde un punto de vista económico, esta profunda división política, que significaba obviamente la existencia de tantos cuerpos legislativos como Estados, era un serio obstáculo al intercambio, al desarrollo industrial y a la formación de un mercado nacional unificado. "En materia aduanera - por ejemplo - puede remarcarse la existencia de derechos prohibitivos en ciertas regiones septentrionales y un régimen liberal en las circunscripciones industriales del Rhin y de la Westfalia" (Op. Cit. p.207).
Por su parte, los reinos de las Islas Británicas habían logrado su unificación política, y por ende, la eliminación de las aduanas interiores y la constitución de un mercado único. Esta era una expresión de un largo proceso histórico que había colocado a la Gran Bretaña a la vanguardia de las naciones europeas en materia industrial y comercial. Por cierto, en este proceso no estuvo ausente la conquista y la colonización de territorios de ultramar, amén de las guerras europeas que la llevaron al primer lugar entre las naciones.
El Librecambio en Alemania
Los planteamientos de Adam Smith sobre el libre comercio, fructificaron rápidamente en la Gran Bretaña. En primer lugar, porque contribuyeron a abonar el proceso de unificación del mercado interno y la abolición de las aduanas interiores. En segundo lugar, porque favorecían el desarrollo de las exportaciones de manufacturas y, por tanto, la profundización de la división del trabajo al interior de la industria.
Fue así, que su pensamiento se convirtió en breve tiempo en una suerte de pensamiento oficial. En el campo interno era extraordinariamente útil para los intereses de la emergente y dominante burguesía británica. Pero al mismo tiempo era extraordinariamente útil para la proyección de la industria británica en el mundo, en especial en Europa.
La legitimidad que le otorgaba su adopción por la clase dominante de la primera potencia de la época, facilitó su difusión en el mundo. Las tesis de Smith fueron presentadas como las recetas que habían permitido el desarrollo británico, aún cuando ello no era realmente cierto. Era el punto de vista de una burguesía triunfante.
En Alemania, como en todo el continente europeo, las tesis de Smith fueron presentadas como "la teoría" esto es, el punto de vista de las gentes doctas. Penetraron así en las universidades y en todos los centros de cultura, por cierto con el apoyo del Foreign Office, preocupado, como sabemos, por la difusión de la "ciencia". Además encontraron una base material de apoyo en los comerciantes que se beneficiaban del comercio con las Islas Británicas y no tenían otro horizonte que su beneficio personal. Por su parte, la nobleza alemana, que por el atraso relativo del país tenía una fuerza considerable, vio con simpatía la difusión de las ideas de Smith. Temía ser desplazada por el desarrollo de la burguesía alemana, a la sazón relativamente débil.
Así pues, en Alemania misma, y en virtud de la fragilidad de la burguesía, las tesis librecambistas, esto es, las tesis de una burguesía triunfante, se convirtieron en el pensamiento dominante. En este sentido, la formulación de planteamientos diferentes, para el caso, el enunciado del principio proteccionista, debía enfrentar un ambiente hostil. En primer lugar, la acción del Foreign Office, pero también la acción de los propios alemanes: la nobleza, los comerciantes de los grandes puertos y los intelectuales y funcionarios de toda clase.
La primera reacción: el principio de retorsión
Si bien esto último era parte de la realidad alemana de principios del siglo XIX, también lo eran los emergentes, aunque embrionarios intereses de la burguesía alemana.
"El bloqueo continental había suscitado, en Alemania, como en Francia, el nacimiento de industrias nuevas, momentáneamente liberadas de la concurrencia inglesa. Pero, con el fin de las guerras del Imperio, la concurrencia inglesa reapareció apoyada en los bajos precios de sus productos gracias al avance cronológico logrado en el siglo XVIII". (Op. Cit. p. 206).
Con el desarrollo de la industria, al amparo de una protección forzada, se había fortalecido la burguesía industrial alemana. Y sus intereses se habían diferenciado de los comerciantes, en especial de los importadores de mercancías británicas. Aunque su fuerza relativa estaba lejos de permitirle imponer sin mayor oposición sus intereses a los de los otros sectores.
No obstante, la reaparición de la concurrencia inglesa, estimuló la movilización de los fabricantes alemanes. Son ellos quienes plantean la necesidad de protección frente a la industria inglesa, cuyo avance relativo lo hacía imbatible. Más exactamente, proponen (petición al Bundestag en 1819) la aplicación del principio de retorsión que el mismo Adam Smith había admitido como una necesidad en determinados casos. Esto último nos da una idea de la aceptación de que gozaban las tesis de Smith y de la necesidad de encontrar una salida sin violentar el esquema teórico del llamado padre de la Economía Política.
El desarrollo de las tesis proteccionistas
List se asoció desde muy temprano a la lucha por el desarrollo de las manufacturas, siendo justamente el redactor de la memorable petición en que se plantea la abolición de los aranceles internos y la aplicación del principio de retorsión (1819).
Sin embargo, intenta ir mucho más lejos al vinculare el desarrollo de las fuerzas productivas, para utilizar su propio lenguaje, a la afirmación e independencia de la nación alemana. Para un patriota apasionado, el debilitamiento de la industria se convierte en sinónimo de debilitamiento de los fundamentos materiales del progreso y bienestar de la nación como conjunto. De allí que vaya más lejos, consagrándose a la crítica de los planteamientos de Smith y a la formulación de un principio alternativo, esto es, el de la protección aduanera.
Es así, que critica el principio de libertad de comercio pues, al tiempo de favorecer a la Gran Bretaña, perjudica a los países relativamente rezagados.
Recuerda que inmediatamente después de las guerras del imperio, la penetración de las mercancías inglesas ahogó el desarrollo de las manufacturas alemanas. Y en lo que podría ser un símil con la realidad contemporánea de los países atrasados, recuerda que "Inglaterra, no satisfecha con haber arruinado las fábricas alemanas y suministrado artículos de algodón y lana y productos coloniales en cantidades enormes, se negó a admitir en su territorio los cereales y las maderas alemanas, e incluso temporalmente las lanas de esta procedencia. (List, Op. Cit. p. 311).
De allí que plantee la necesidad de erigir un arancel protector pues este había sido positivo para el desarrollo de todas las naciones. Llegó "a afirmar que la existencia, la independencia y el porvenir de la nacionalidad alemana se basan en el desarrollo y perfeccionamiento de su sistema, proteccionista" (List, Op. Cit. p. 339). Es preciso decir que al momento de escribir su principal obra (1840), Alemania estaba aplicando ya una política proteccionista, con evidentes resultados positivos.
Aún cuando finalmente la burguesía industrial alemana fue imponiendo sus intereses y afirmándose como la clase dominante, List fue el paladín de una burguesía enclenque. Fue así, el promotor de una clase nueva en muchos sentidos, siendo considerado por ello una suerte de revolucionario y agitador social. Cuando se suicida en 1847, arrinconado por la pobreza y prematuros achaques, la burguesía alemana había logrado ya imponerse y su ascenso era constante. De cualquier modo, le prestó servicios eminentes a la nación alemana y a la propia norteamericana, en su tránsito por Nueva Inglaterra. Como afirmaba la Sociedad para el Fomento de las Artes de Filadelfia, al desarrollar "un sistema nuevo y verdadero de economía política, prestó un servicio eminente a los Estados Unidos" (List, Op. Cit. p. XXVII).
Revista Proceso Económico.
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